RASAL

LINGÜÍSTICA

Recibido: 26.11.2020 | Aceptado: 12.04.2021

ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s26183455/8nlkkljit

“Vivíamos bajo la amenaza constante”. Las secuencias testimoniales en los discursos de CFK sobre Malvinas

“We lived under constant threat”. Testimonial sequences in CFK’s speeches on the Malvinas Islands

Paula Salerno

Centro de Estudios del Lenguaje en Sociedad - Universidad Nacional de San Martín / CONICET

https://orcid.org/0000-0003-1430-3072

Resumen

La importancia del pasado en los discursos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner ha sido trabajada en numerosas investigaciones sobre el discurso político en los últimos años. Particularmente, el gobierno kirchnerista se ha centrado en el pasado reciente y ha implementado políticas de la memoria en torno a la última dictadura militar y a la búsqueda de memoria, verdad y justicia. En este artículo, nos concentramos en los discursos de CFK en conmemoración a los combatientes de la Guerra de Malvinas de 1982. Abordaremos las secuencias narrativas en que la entonces presidenta relata sus vivencias personales de la guerra, cuando ella vivía en la ciudad de Río Gallegos. Sostenemos que en estos enunciados CFK se presenta como testigo sobreviviente de la guerra y que la memoria personal de la mandataria está estrechamente ligada a la evocación y a la construcción de memorias colectivas. Particularmente, identificamos dos movimientos: por un lado, el recuerdo de la vida familiar de CFK evoca la memoria nacional del pedido de justicia por los desaparecidos de la dictadura; por otro lado, la configuración de una memoria colectiva remalvinizadora evoca la vida personal de CFK a partir del trazado de su propia trayectoria política.

palabras clave: análisis del discurso; CFK; Malvinas; memoria colectiva; discurso testimonial.

Abstract

Many researchers have focused on the important role that the recent past has played in Néstor and Cristina Kirchner’s presidential speeches. Specially, both NK and CFK’s administrations were characterized by an agenda focusing on political memory concerning the last dictatorship (1976-1983) in Argentina, and the claim for memory, truth and justice. In this paper, we will focus on CFK’s commemorative speeches about the Malvinas War, which took place in 1982. We will study the narrative sequences in which the former President tells her own experience of the war, when she lived in the southern city of Río Gallegos. We think that in these speeches she presents herself as a surviving witness of the armed conflict between Argentina and the United Kingdom. We also argue that the personal memory is intimately related to the evocation and the construction of collective memories. We specifically identify two discursive strategies: on the one hand, the remembrance of CFK’s private life evocates the national memory about the claim for justice for the disappeared; on the other hand, the configuration of a collective memory of Malvinas War evocates CFK’s private life and political career.

keywords: discourse analysis; CFK; Malvinas; collective memory; testimonial speech.

1. Introducción

Desde sus inicios en 2003, el gobierno kirchnerista le dio una importancia indiscutida a la Guerra de Malvinas ocurrida entre Argentina y Gran Bretaña entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982. Durante la contienda, en el país del Norte gobernaba Margaret Thatcher, que fue Primera Ministra entre 1979 y 1990 y cuyo papel en el fin de las negociaciones diplomáticas sobre el archipiélago fue central. En Argentina había una dictadura militar que duró casi ocho años (1976-1983) y para la cual la guerra significó tanto una hazaña como una derrota nacional, militar e institucional. Si el gobierno de Néstor Kirchner (NK) hizo de la memoria una política de Estado, el de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) continuó y acentuó la vertiente remalvinizadora1 y la vinculación del conflicto del Atlántico Sur con la causa por la reivindicación de los derechos humanos. Entre 2008 y 2015, cada 2 de abril de sus dos mandatos presidenciales, CFK dio un discurso en conmemoración a los combatientes, en el marco del feriado nacional por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. En esos discursos se fue plasmando una particular combinación de revisionismo histórico, ambivalencias en torno a la guerra y polemicidad creciente (Salerno, 2019b). Pero, además, se hizo recurrente el desarrollo de segmentos narrativos, en los que la mandataria contaba cómo fue su propia experiencia durante la contienda. Como ciudadana de Río Gallegos, la enunciadora explica, año tras año, que en 1982 ella pudo “ver y sentir” la guerra.

La importancia del pasado en la discursividad kirchnerista ha sido abordada en diferentes trabajos sobre los discursos de NK (Bietti 2011; Montero 2012, 2017; Werth 2013; Dagatti 2017a; Salerno 2021 y 2019b), de CFK (Maizels 2015; Salerno 2019a, 2017, 2015; Gindin 2019) y de ambos mandatarios (Bermúdez 2015; Perochena 2016; Wiley 2018; Salerno 2018). Entre ellos, Raiter (2013) señala que el pasado ocupa un lugar preponderante en la función polémica de los discursos de CFK y repara en los relatos de vivencias personales donde predominan las formas enunciativas del yo. El autor sostiene que el recuerdo personal es incuestionable, “nadie puede impugnar recuerdos o experiencias personales” (2013:134), lo cual le permite a CFK presentar una versión propia de la historia nacional y, con ello, legitimar su posición en distintas polémicas del discurso político.

En este artículo, indagaremos sobre un uso particular del pasado en los discursos que CFK ha proferido como presidenta de Argentina en homenaje a los combatientes de la Guerra de Malvinas. Especialmente, nos detendremos en los pasajes en que la mandataria narra sus vivencias personales de la contienda para observar cómo se vinculan los pasajes narrativos con la construcción de un posicionamiento político sobre Malvinas. Los objetivos específicos de este artículo serán identificar los rasgos testimoniales de las narrativas de CFK, comprender la relación entre la memoria privada de CFK y memoria colectiva sobre la guerra de 1982 y la última dictadura militar, y observar el lugar de los estereotipos de género en la rememoración presidencial. Pensamos que la enunciadora se presenta como testigo y sobreviviente de la guerra, lo cual le permite ubicar el recuerdo personal en una relación necesaria con la memoria pública sobre el pasado reciente y, al mismo tiempo, legitimar su posición sobre ese pasado. Además, sostenemos que, en la relación entre esas memorias, la vida familiar de CFK ocupa un lugar central. Por un lado, la historia nacional es narrada a partir de la vivencia personal de CFK y se basa en una escena hogareña repetida. Por otro lado, la vida familiar evoca la memoria de los desaparecidos en la última dictadura militar y, a la vez, habilita la construcción de una memoria “malvinera”, es decir, una memoria que busca la reparación histórica de los combatientes y la defensa de la soberanía argentina sobre las Islas, en el marco de una serie de políticas kirchneristas de remalvinización. Por último, mostraremos que esta relación entre la vida familiar y la pública está estrechamente ligada a estereotipos femeninos y construye una identidad de género que, lejos de ser simultánea y no conflictiva (Pérez 2013, 2019), en nuestro corpus se presenta como problemática y se organiza en función de un contraste fundamental entre pasado y presente.

A continuación, presentaremos el marco teórico-metodológico de esta investigación y luego expondremos los resultados del análisis en tres partes. En primer lugar, nos concentraremos en la configuración de la enunciadora como testigo. Para eso, historizaremos brevemente el lugar del género testimonial en el pasado reciente argentino y luego indagaremos los rasgos enunciativos con que CFK se presenta a sí misma como sobreviviente de la guerra mediante la configuración espacial del pasado rememorado y las formas de referir al recuerdo. En una segunda parte, analizaremos la rememoración de la vida familiar de CFK y trazaremos la relación con la memoria colectiva del pasado reciente a partir de la evocación del estereotipo de madre. En la última parte del trabajo, señalaremos los pasajes en los que el relato del recuerdo familiar permite desplegar la trayectoria profesional de la enunciadora y construir una memoria colectiva sobre Malvinas que se enmarca en una posición política de remalvinización.

2. Materiales y marco teórico-metodológico

El corpus de análisis está compuesto por todos los discursos que CFK profirió como presidenta de Argentina cada 2 de abril entre 2008 y 2015, en ocasión de la conmemoración oficial por el Día de los Caídos y Veteranos de la Guerra de Malvinas. Tomamos específicamente las transcripciones de los discursos tal como se publicaron en el sitio web de la Presidencia y en la página de CFK.2 Excede a esta investigación el trabajo sobre los componentes no verbales y proxémicos, aunque debemos señalar las limitaciones que esto implica para el análisis éthico-escenográfico de CFK y de la dimensión pathémica sumamente importante en los discursos de conmemoración.

La metodología es cualitativa. Adoptamos el análisis del discurso como práctica interpretativa (Arnoux 2006, 2019a) e interdisciplinaria, lo que nos lleva a articular nociones de distintas ramas de las ciencias del lenguaje con otros campos del saber, principalmente la historia y la sociología, y recurrir constantemente a datos del contexto en que se producen los discursos seleccionados. Para construir interpretaciones, seguimos un procedimiento inferencial sobre las opciones que se plasman en la materialidad lingüística y que son huellas de las condiciones de producción de los enunciados. La relevancia de tales huellas se debe a la regularidad con que se presentan en el corpus y a su articulación con saberes no lingüísticos. Para exponer los resultados del análisis, en algunas ocasiones nos encontramos en la necesidad de repetir determinados segmentos de los discursos. Esto se debe a que en cada caso consideramos diversos aspectos del fragmento retomado con el propósito de destacar distintas perspectivas y, al mismo tiempo, integrarlas.

En cuanto a los pasajes seleccionados, priorizamos las vivencias personales que adoptan la forma de narrativas, en el sentido de Carranza (2020). Para esta autora, las narrativas reúnen al menos dos acciones en una secuencia temporal,3 y tienen la capacidad de orientar argumentativamente la interpretación de los sucesos narrados. Dado que las opiniones y las evaluaciones sobre las experiencias vividas se pueden defender narrativamente, en el corpus seleccionado analizamos los mecanismos discursivos mediante los que CFK presenta los sucesos, escenarios y personajes que componen su recuerdo. Para ello, recurrimos a distintas herramientas que, desde los marcos generales de la retórica y la enunciación, nos permitirán comprender cómo CFK se presenta a sí misma y cómo construye una posición sobre el pasado rememorado. Especialmente, adoptamos la noción de “presentación de sí” tal como la entiende Amossy (2018), quien articula el interaccionismo verbal de Goffman (1981) y la noción retórica de ethos para analizar la dimensión lingüística de la puesta en escena del yo, constitutiva de todo discurso. Desde esta perspectiva, el sujeto que enuncia posee el doble estatus de actuado y actor: es limitado por los condicionamientos sociales, ideológicos, culturales y políticos, a la vez que ejerce su voluntad al realizar un acto de habla con miras a lograr un efecto en su interlocutor. Este abordaje nos permitirá, a la vez, observar las relaciones entre memorias y estereotipos, teniendo en cuenta la “reelaboración” del ethos previo (Amossy 2018). Si el ethos es la imagen de sí que el sujeto construye en su discurso (Maingueneau 2002), el ethos previo es el “conjunto de datos que poseemos sobre el locutor en el momento de su presentación de sí” y puede consistir, por ejemplo, en un estereotipo social o en la reputación asociada a la imagen pública de quien enuncia (2018:85). En ambos casos, quien produce el discurso puede reelaborar ese ethos anterior, ya sea sobre una imagen individual o sobre una imagen colectiva. Consideramos este último caso en el análisis de los estereotipos de género que se despliegan en el discurso de CFK en relación con la imagen de mujer perteneciente a ámbitos ajenos a la política. La identificación de estos estereotipos también resulta operativa para comprender la vinculación entre la imagen de CFK y la figura de las Madres de Plaza de Mayo. A la vez, para comprender el escenario en que se ubican los sucesos del pasado, recurriremos a las nociones de “escena prototípica” (Lagazzi 2015), proveniente de la teoría de le enunciación, y “espacios de violencia/miedo”, de la socióloga Lindón (2008). Por último, tomamos la noción de memoria discursiva (Courtine 1981) para comprender los ecos de otras voces que son lejanas pero constitutivas del discurso y que podemos rastrear en la materialidad lingüística. Como explica Arnoux (2019b), la memoria discursiva “se muestra en y es desencadenada por los discursos (en principio verbales, pero también los producidos a partir de otros sistemas semióticos) aunque los objetos a los que remite sean, además de discursos, eventos” (2019b:39). Siguiendo a Montero (2013), entendemos que la memoria discursiva no solo incide en la constitución de identidades políticas, sino que tiene un carácter conflictivo en tanto expone disputas por los sentidos del pasado.

3. El testimonio en los discursos de CFK

3.1. El testimonio en Argentina: breve historización

Entre las formas de construcción del pasado, una que cobró particular relevancia a fines de siglo xx y comienzos del xxi es el testimonio. Según Robin (2016), el evento que dio pie a la expansión de este tipo de relatos fue el juicio de Eichmann en 1961, que requirió el ejercicio testimonial de miles de sobrevivientes del Holocausto4 en un afán de lo que el procurador general de Israel, Gideon Hausner, llamó “reconstitución viva del desastre humano nacional” (Felman 2001). El objetivo de Hausner era “convocar los testimonios, a los sobrevivientes, hacerlos hablar de su experiencia, de su martirio, de sus vivencias”5 (Robin 2016:153). La centralidad del juicio no estaba en el acusado sino en las víctimas, que ahora podían hablar y ser escuchadas públicamente. Desde entonces, los relatos testimoniales ubican a quien enuncia en el autorizado lugar de sobreviviente. Particularmente, la eficacia del uso político del testimonio en nuestro corpus se comprende si consideramos que la coyuntura en que enuncia CFK está atravesada por el “giro subjetivo”.6 Este, para Sarlo (2012), es un período en que la constitución de la memoria se caracteriza por el centramiento en el yo y en la experiencia del sujeto. En el marco de una creciente difusión de la cultura de la memoria, que implica tanto sus diversos usos políticos como la tematización de la memoria y del olvido en el debate cultural y político desde fines de 1980 (Huyssen 2002), los relatos sobre el pasado reciente en las sociedades latinoamericanas se erigen como epicentro de los sistemas políticos democráticos. El “espacio biográfico” adquiere, entonces, una importancia insoslayable en el ámbito del conocimiento y del reconocimiento, posicionando a la primera persona como instancia indiscutiblemente legítima de la experiencia individual y colectiva (Arfuch 2014).

En América latina, a su vez, el relato testimonial es indisociable del terrorismo de Estado que, encausado por dictaduras militares, aún con sus variantes, ha marcado la historia reciente de distintos países, como Uruguay (1973-1985), Chile (1973-1990), Brasil (1964-1985), Paraguay (1954-1989), Perú (1968-1975, 1975-1980), Argentina (1976-1983). La experiencia traumática que estos regímenes han provocado unió a los países de la región en una “inquietud memorial” (Arfuch 2014) que rige las investigaciones actuales sobre el pasado y la búsqueda de justicia. La falta de documentos oficiales confiables y el silenciamiento y ocultamiento que barnizaron los períodos dictatoriales hicieron necesaria la búsqueda de la verdad por otros medios, entre los que las declaraciones de los sobrevivientes resultaron clave. En Argentina, con la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en diciembre de 1983 y la publicación del Nunca Más, el testimonio se erigió como discurso crucial en los trabajos de la memoria y como prueba constatativa de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el gobierno de facto. La voz de los sobrevivientes se tornó entonces fuente de acceso a los sucesos de la dictadura y, con ello, develadora de la verdad. Esto resulta significativo a la hora de pensar la construcción kirchnerista del conflicto por Malvinas como una causa por la defensa de los Derechos Humanos (Salerno 2019a).

La historia del género testimonial es una arista central de las condiciones de producción del discurso de CFK, enunciado en una coyuntura muy distinta a la de los juicios de lesa humanidad. En ese sentido, las narrativas de vida en los enunciados celebratorios sobre Malvinas proferidos por la mandataria exceden el conocido vínculo que el kirchnerismo tendió de manera explícita con los años ‘70. Si los relatos sobre el pasado responden a necesidades de época y forman parte de la arena política coyuntural, es importante tener en cuenta que el estatus del relato testimonial como documento histórico y político válido y también como herramienta de difusión puede tener una función legitimante más allá del contexto judicial (Carranza 2020; Sarlo 2012). La preponderancia de las narrativas autobiográficas es funcional a la “configuración modélica de identidades y subjetividades” y, al mismo tiempo, a la “construcción de tramas y sentidos de la memoria pública” (Arfuch 2014). Si, como insiste Sarlo (2012), el testimonio da voz a los que antes no la tenían, a los marginados, a las víctimas, a los desposeídos, a quienes no son escuchados, ¿qué ocurre, en cambio, cuando un discurso es producido por alguien que sí tiene voz?, ¿cuál es el rol de la narrativa personal sobre un trauma de la historia nacional cuando aquella es enunciada desde una posición de poder?, y ¿qué ocurre cuando el testimonio no se efectúa en el marco judicial sino en el conmemorativo? La perspectiva desde la que abordamos nuestro corpus está instaurada en esta tensión entre CFK como sobreviviente de Malvinas y su investidura de Primera Mandataria argentina. El pivotaje entre haber sido sometida y ser poderosa, entre formar parte del pueblo y representarlo será central en el análisis.

3.2. La espacialidad en la configuración de CFK como testigo

Un elemento central en la constitución de CFK como testigo es la ubicación geográfica de los hechos vividos por ella en el pasado. En los siguientes pasajes se puede observar cómo CFK, referida por la primera persona, se sitúa en un escenario específico:

(1) Yo no vivía aquí en Buenos Aires, vivía junto a mi familia en el Sur. (CFK, 02/04/2008)

(2) No viví Malvinas desde lugares lejanos. Ustedes saben que yo vivía en Río Gallegos y realmente allí pudimos ver y sentir la guerra. (CFK, 02/04/2009)

(3) (...) como ustedes saben, no es la primera vez que me encuentro un 2 de abril junto a ustedes aquí. Tampoco es la primera vez que me encuentro con los que fueron a pelear a Malvinas. Tal vez, nuestro primer encuentro haya sido en aquellos años, en 1982; tal vez algunos de ustedes estuvieron antes de embarcarse en Río Gallegos, donde yo vivía, donde vivía junto a mi familia, mi marido y mi pequeño hijo Máximo de cinco años. (CFK, 02/04/2010)

(4) Nosotros aquí en Río Gallegos, la mayoría de los que hoy estamos aquí, vivíamos hace 29 años aquí. (CFK, 02/04/2011)

(5) Martín Buzzi, el Gobernador, hablaba de cómo lo vivimos los patagónicos, cómo lo vivió él tal vez en Comodoro, cómo lo vivió aquí la gente de Puerto Madryn. Nuestra Presidenta, que ni soñaba siquiera ser presidente, es más, ni soñaba ser senadora o diputada nacional allá por el año 82, en Río Gallegos, le comentaba recién al Intendente, somos en Río Gallegos la ciudad más cercana en línea recta a Malvinas y por eso también vivíamos bajo la amenaza constante... (CFK, 02/04/2013)

(6) (...) desde el primer 2 de abril que vivimos los patagónicos, yo en Río Gallegos, otros aquí en Ushuaia… (CFK, 02/04/2015)

La enunciadora se autodesigna como habitante de la ciudad patagónica Río Gallegos. Por un lado, al explicitar este antecedente geográfico activa el ethos previo de la pareja presidencial, es decir, la imagen pública que antecede la producción de este discurso (Amossy 2018) y que identifica a la pareja como oriunda del Sur del país (retomaremos este tema en el apartado 5). Este ethos previo se vincula con el rasgo “malvinero” que forma parte del ethos dicho de NK7 y de CFK, como se ve en el siguiente enunciado: “Eso me decía él siempre, que yo era una presidenta malvinera. Muy buenos días a todos y a todas” (CFK, 02/04/2012). La interacción entre un ethos previo y un ethos dicho mediante el cual la enunciadora se autodefine expresamente y evoca la enunciación de NK sobre ella, permite fortalecer el ethos previo asociado a la defensa de la soberanía por Malvinas. Esta configuración discursiva del lugar físico en el que transcurre el pasado rememorado le permite diferenciar a su gobierno de gobiernos anteriores que mostraron distancia con respecto a los combatientes.8 Particularmente, el kirchnerismo expresó fuertes críticas a la política de desmalvinización, desarrollada desde el fin de la contienda y a lo largo de la década de 1980 y gran parte de 1990. La idea imperante era que la valoración positiva de la guerra y el homenaje a los combatientes podía resultar favorable a las Fuerzas Armadas. Ubicar la Guerra de Malvinas como un hecho más de la dictadura militar implicó la falta de políticas sociales para quienes combatieron en la guerra e, incluso, su borramiento de la escena pública. El olvido hacia los combatientes no provino solo de los dirigentes políticos, también la sociedad civil se negaba a hablar de Malvinas. Como explica Rodríguez (2020) sobre los primeros años de posguerra, “en principio, el distanciamiento de la sociedad civil durante la guerra se explica por las características geográficas del teatro de operaciones” (Rodríguez 2020:129). Por otro lado, CFK se distingue como testigo por su lugar de procedencia. La negación con que se introduce este dato (“yo no vivía”, “no viví”, “no es la primera vez”, “ni soñaba ser Presidente (...) en Río Gallegos”) genera esta singularidad de la enunciadora, que se debe no solo a su rol de presidenta sino también, sobre todo, a que conoce los hechos de primera mano.

Por otro lado, la cercanía entre las Islas Malvinas y el territorio continental es un argumento clásicamente esgrimido en favor de la soberanía argentina sobre el archipiélago. El determinismo geográfico, según el cual la nación se define por el territorio, es recurrente en las argumentaciones sobre el conflicto desde Paul Groussac (1910) hasta CFK:

(7) Las Islas Malvinas o Falkland, que Inglaterra se apropiaba por la violencia el 2 de enero de 1833, expulsando a las autoridades argentinas, ocupan, al este de la costa patagónica, esta situación notable: el paralelo que pasa por Puerto Gallegos (51° 33’), capital de la gobernación de Santa Cruz, y el meridiano de Buenos Aires (58° 21’) se cortarían, más o menos, en el centro de la isla principal.
He aquí datos que no nos sacan de nuestra tierra, y que parecen confirmar los de la geología y la botánica, las que hacen de las Islas Malvinas una dependencia natural de la Patagonia. (Groussac 1910:11)

(8) Este homenaje también humilde que hoy estamos haciendo, este billete conmemorativo maravilloso. En el cual pueden conjugarse esos cormoranes, que es esa ave panzoncita que ustedes ven ahí, está también Puerto Deseado, que es un puerto maravilloso, una ciudad maravillosa en la provincia de Santa Cruz llena también de cormoranes. Migran en determinados momentos desde las Islas al territorio. Y hay una pequeña islita dentro de Puerto Deseado donde pueden verse miles y miles de cormoranes junto a otras aves migratorias. No solamente la historia. Hasta la biología. Los cormoranes no llegan a Londres, no vuelan sobre el Támesis, vuelan sobre el Océano Atlántico, pasan, están en Puerto Deseado y llegan al norte de la América del Sur. Es la historia, es la biología, es la dignidad la que reconoce nuestra soberanía sobre esos territorios. (CFK, 02/04/2014)

El enunciado de Groussac corresponde al libro Les Iles Malouines publicado en Argentina en el año del Centenario. Esta obra, traducida al castellano en 1936 y publicada como compendio para la enseñanza de las escuelas de todo el país, fue fundadora de un argumentario nacional a favor de la soberanía de las Malvinas. En nuestro corpus, entonces, la configuración discursiva del espacio geográfico evoca la voz de Groussac y, con ello, activa una memoria discursiva (Courtine 1981), sobre Malvinas que remite a la época del centenario de la independencia argentina. Siguiendo a Montero (2013), esta memoria se constituye en función de una disputa por los sentidos del pasado, aunque también sobre el presente (Salerno 2019a), en tanto traza un punto de vinculación física y simbólica entre la mandataria y el país que preside. Esta ubicación geográfica legitima tanto la posición de la mandataria a favor de la soberanía argentina como la vivencia traumática de la enunciadora, lo cual es una de las claves para responder la pregunta planteada en la introducción: ¿cómo se resuelve la tensión entre enunciar desde un lugar de poder y de sobreviviente al mismo tiempo?

Es central, en este punto, la ubicación geográfica de la vivencia personal en un escenario amenazante, eminentemente bélico. Río Gallegos se presenta recurrentemente como “la ciudad más cercana” al lugar de la contienda:

(9) (...) 27 años de mi vida en la Patagonia, en Río Gallegos; a poco más de 700 kilómetros, la ciudad más cercana a nuestras Islas Malvinas. Y tengo la imagen de aquellos días de los operativos de oscurecimiento. (CFK, 02/04/2008)

(10) (...) la amenaza también de que podían bombardear la ciudad de Río Gallegos porque, como ustedes saben, en línea recta es la ciudad más cercana a nuestras Islas Malvinas, no superan los 800 kilómetros en línea recta desde Río Gallegos y, entonces, se mencionaba la posibilidad del bombardeo a la ciudad como un elemento de disuadir a la Argentina y abandonar el frente de batalla. Por eso se agolpan en mí muchas imágenes y muchos sentimientos también. (CFK, 02/04/2010)

(11) (...) le comentaba recién al Intendente, somos en Río Gallegos la ciudad más cercana en línea recta a Malvinas. Por eso también vivíamos bajo la amenaza constante aquellos días de que Río Gallegos fuera bombardeada por los ingleses (CFK, 02/04/2013)

(12) nos habían dicho que una de las estrategias de los ingleses era, para terminar definitivamente la guerra, bombardear la ciudad de Río Gallegos, que ustedes saben, es la ciudad más cercana en línea directa hacia las Islas. Por lo tanto, había operativos de oscurecimientos... (CFK, 02/04/2015)

La cercanía a las Islas genera el escenario de amenaza en las vivencias personales de CFK marcadas por los operativos de oscurecimiento. De hecho, los conectores causales (“y”, “porque”, “entonces”, “por lo tanto”) enfatizan esta función legitimante de la espacialidad. La consecuencia de la ubicación geográfica de la ciudad es el desarrollo de operativos de oscurecimiento y la presencia de ruidos bélicos, como bombardeos y aviones de combate. Se expone, así, el carácter traumático de la experiencia. Esto se ve también a continuación:

(13) Pero los que estábamos allí, veíamos salir aviones que tal vez no retornaban, jóvenes que iban a pelear a las Islas, la amenaza también de que podían bombardear la ciudad de Río Gallegos porque, como ustedes saben, en línea recta es la ciudad más cercana a nuestras Islas Malvinas, no superan los 800 kilómetros en línea recta desde Río Gallegos y, entonces, se mencionaba la posibilidad del bombardeo a la ciudad como un elemento de disuadir a la Argentina y abandonar el frente de batalla. Por eso se agolpan en mí muchas imágenes y muchos sentimientos también. (CFK, 02/04/2010)

A diferencia de las primeras proposiciones del fragmento, la que comienza con “la amenaza” presenta una elipsis verbal que hace de esa “amenaza” no algo percibido (como “aviones” y “jóvenes”) sino algo vivido. La importancia de este lexema se traduce en la extensión dedicada a él en la descripción de la vivencia. El dramatismo de la experiencia personal se observa en el uso de los lexemas “bombardear” y “bombardeo”, la repetición de “como ustedes saben”, la conexión consecutiva “entonces” que manifiesta la cercanía al lugar de la contienda, la frase superlativa y el dato numérico del kilometraje que enfatizan esa cercanía, y el impersonal “se mencionaba” que asigna carácter omnipresente al temor. Un segundo conector consecutivo, “por eso”, hace de la enunciadora una protagonista singular de esta vivencia en tanto vincula el clima de ese momento con el presente, “se agolpan”, en que CFK tiene “imágenes” y “sentimientos”, y remite a sí misma en singular. El relato se traduce en recuerdos y sensaciones de la mandataria y, así, la historia nacional es “también” personal.

Entonces, la ciudad se vuelve, en el discurso de CFK, un “lugar de memoria de la violencia/miedo” (Lindón 2008) que ubica a la enunciadora en un lugar de sometimiento. Es decir, la ciudad es epicentro de la memoria de acontecimientos pasados y es un espacio amenazante, que hace de la experiencia y del recuerdo un trauma y un testimonio respectivamente. Pero, además, la presencia de la enunciadora en ese escenario es causa del recuerdo actual. Se trata de dos factores que definen la figura de testigo, quien vivió una situación traumática en el pasado y quien la recuerda en el presente.

3.3. Enunciar el recuerdo

“Recién escuchaba las palabras del brigadier Chevalier; hablaba de imágenes imborrables, son las que tengo de aquel 1982”: así comienza el primer discurso conmemorativo de CFK en 2008. El proceso perceptivo “escuchaba” acompaña el acto de observación que se desprende del lexema “imágenes”. La enunciadora escucha y accede, así, a una fuente de primera mano encarnada en Chevalier. Por eso, a partir de su identificación con el combatiente, puede narrar hoy el pasado ubicándose como testigo. El enunciado citado continúa así:

(14) Yo no vivía aquí en Buenos Aires, vivía junto a mi familia en el Sur, 27 años de mi vida en la Patagonia, en Río Gallegos; a poco más de 700 kilómetros, la ciudad más cercana a nuestras Islas Malvinas. Y tengo la imagen de aquellos días de los operativos de oscurecimiento. Ustedes saben, en aquellos tiempos la mayoría de las casas en la Patagonia no tenían persianas y entonces todas las noches debíamos colgar mantas en nuestras ventanas para que la ciudad quedara totalmente a oscuras... (CFK, 02/04/2008)

La legitimidad que le otorga haber vivido 27 años de su vida en la ciudad más cercana a las Malvinas le permiten erigirse como testigo del horror. Asimismo, el hecho de poseer imágenes y narraciones sobre los hechos la consagran como testigo del acontecimiento histórico. La insistencia en la imagen remite no solo a la facultad perceptiva de todo testigo, sino también a la centralidad que la fotografía, como soporte, como lenguaje y como discurso, ha adquirido en los ejercicios memoriales que han proliferado a principios del siglo XXI (Arfuch 2014). En el marco de las políticas de la memoria posdictatoriales, el soporte visual actúa como prueba. Pensamos que la palabra “imagen” en este discurso activa una memoria en particular, ya que como explica Arnoux (2019b), retomando la perspectiva bajtiniana:

(15) (...) las palabras tienen la memoria de los espacios sociales en los que han tenido una vida intensa, de sus usos anteriores, de los trayectos recorridos, de las otras palabras con las que han estado vinculadas (2019b:43).

Así, mediante una memoria de la palabra, el discurso de CFK se torna un lugar legitimado por la dimensión probatoria y, a la vez, reúne dos formas de recuperación del pasado, correspondientes a la imagen enunciada y la enunciación testimonial. De este modo, la presentación de sí como testigo se construye no solo por la ubicación geográfica de los hechos narrados y por la vivencia dolorosa, sino también por la enunciación del recuerdo. Como se observa en el Cuadro 1, la primera persona singular se asocia a verbos relativos al recuerdo y el sentimiento.

2008 2009 2010 2011 2013 2015

1. Y tengo la imagen...

2. También recuerdo la imagen...

siento una profunda emoción

siento que es el homenaje de todos los argentinos…

1. se agolpan en mí

2. estamos más viejos; yo recuerdo…

3. Recuerdo

1. Creo que hubo en algún momento, hasta lo recuerdo

2. Tan es así, tan está hecho carne, por lo menos adentro nuestro de quien fuera mi compañero y de esta Presidenta

3. Algunos lo recordarán

4. Muchos se acordarán

No puedo olvidarme nunca

1. Siempre pienso en

2. Los recuerdo

3. Yo me acuerdo

4. NI quiero imaginarme, NI quiero imaginarme

Cuadro 1. Verbos9

Los lexemas “recordar” y “olvidar” se reiteran a lo largo de los años, mientras que la referencia explícita a los propios sentimientos predomina en 2009, un año particularmente emotivo por el fallecimiento del expresidente Raúl Alfonsín.10 Además, hay algunas opciones lingüísticas llamativas. Particularmente la opción “se agolpan” no solo enfatiza la dimensión emotiva del discurso, sino que señala 2010 como el primer año en donde el discurso sobre Malvinas es predominantemente polémico (Salerno 2019a), lo cual se puede vincular al hallazgo de yacimientos hidrocarburíferos en las Islas (volveremos sobre esto en el apartado 5). Para CFK, es un año particular por varios motivos. Se trata del último año de su primer mandato, donde no solo se pone en balance su gobierno, sino que se disputan elecciones presidenciales en que ella misma es candidata. Su marido y expresidente Néstor Kirchner falleció unos meses atrás, el 27 de octubre de 2010. Además, algunos factores de la coyuntura amenazan la imagen de la presidenta. En este contexto, la referencia a NK refuerza una memoria emotiva, y la elección de la metáfora “hecho carne” establece un vínculo indisociable entre el pasado y el presente, todo lo cual contribuye a la configuración de una identidad política.

De hecho, la metáfora empleada en 2011 se asocia con el sintagma “carne de cañón”, que la enunciadora usa en otras dos ocasiones conmemorativas: en 2014 para hablar de las clases humildes y en 2015 para referir a los jóvenes: “los que iban al frente, la carne de cañón como normalmente se dice, eran de las clases más humildes” (CFK, 02/04/2014); “en todas las épocas los jóvenes han sido la carne de cañón de las aventuras y de los horrores que han vivido los países” (CFK, 02/04/2015). Jóvenes y humildes son dos grupos centrales en la conformación de un colectivo de identificación. El predominio del sintagma “los jóvenes” como objeto de recuerdo y de reflexión de la mandataria en 2015 (ver Cuadro 2) es parte de esa afirmación de una identidad política, necesaria en un año electoral.11 Mediante esta exaltación del tópico de la juventud que, según Sarlo (2012), es característico del testimonio, en su último año de gobierno CFK expone una representación de los conscriptos que se vincula, por un lado, con una mirada ambivalente, a la vez victimal y heroica, sobre los combatientes (Salerno 2019a, 2017), y, por otro lado, con el carácter militante que es fundamental en la identidad política del kirchnerismo (Montero 2012; Pérez 2013) y que tiende un puente con el comienzo del gobierno en 2003 en manos de NK.

En cuanto a los objetos del recuerdo, entonces, en los primeros años de gobierno la enunciadora se refiere a su propio hijo, en 2010 incorpora un hecho bélico y en los últimos años minimiza el plano familiar para referirse a sí misma como militante y política, a la guerra y sus conscriptos.

2008 2010 2011 2013 2015

1. La imagen de aquellos días de los operativos oscurecimiento

2. La imagen de mi hijo Máximo

1. muchas imágenes y muchos sentimientos también

2. que tenía apenas 29 años y mi hijo tenía 5 años cuando jugaba

3. el hundimiento del Sheffield lo que fue para él [Máximo]

1. algún simulacro (...) con sirenas

2. esta situación

3. que hubo un atentado contra

4. Debíamos ocultar la luz (...) con frazadas

de esos días

1.en los jóvenes

2. a aquellos jóvenes conscriptos

3. de eso [los jóvenes que ambulaban] también, más todas las cosas que hacíamos en Río Gallegos

4. lo que vivieron [los que estuvieron en las trincheras]

Cuadro 2. Objetos del recuerdo

Se puede observar, entonces, que los recuerdos remiten a personas, a sucesos, a imágenes y sentimientos. Se trata, por un lado, del hijo de CFK y los jóvenes en sentido amplio y, por otro, de situaciones signadas por la amenaza. A la vez, la asociación entre los verbos del recuerdo y los objetos recordados va cambiando a medida que aumenta el carácter polémico de los discursos de CFK sobre Malvinas (Salerno 2019a) y posiblemente con la muerte de NK, a partir de la cual el recuerdo de la vida familiar va cediendo lugar al pasado militante y a la trayectoria política de la enunciadora.

4. Vida familiar y evocación de memoria colectivas

4.1. CFK en el hogar

En las secuencias testimoniales de nuestro corpus, CFK suele desplegar escenas de su vida privada, que transcurren en el espacio íntimo de su hogar familiar. Esto se puede explicar en un contexto de “profesionalización de la intimidad” que, como señala Vera (2009), llevó a distintas líderes latinoamericanas a construir liderazgos “específicamente femeninos” a partir de la apelación a una retórica feminista que remite al sintagma “lo personal es político”. El mundo íntimo de CFK se constituye, especialmente, en relación con la imagen social de madre, tal como se ve en el siguiente pasaje: “También recuerdo la imagen de mi hijo Máximo, tenía 5 años, jugando todo el tiempo sentado frente al televisor, en la mesa de nuestra cocina de Río Gallegos, siguiendo la guerra con pasión con sus soldaditos de plomo, con sus avioncitos y sus barquitos” (CFK, 02/04/2008). La casa, el hijo jugando y la televisión encendida constituyen una escena que podemos entender como “prototípica” (Lagazzi 2015) debido a que tiene una dimensión moral. Lagazzi, a partir del análisis de las formas en que el intradiscurso remite al interdiscurso, ubica una serie de composiciones visuales en relación con la memoria del decir y explica que esto da lugar a paráfrasis visuales. Hagamos, en este análisis, un ejercicio inverso: situar el enunciado verbal en relación con la memoria de lo visual, para comprender, entonces, el interdiscurso que se activa en esta escena hogareña o, en otras palabras, reconocer la “red de asociaciones plausibles” (Lagazzi 2015) que se desencadenan en este ejercicio memorial. Para comprender este interdiscurso, es necesario tener en cuenta que en la narración de CFK el mundo de la casa contrasta con el de la ciudad. La enunciadora narra en detalle los operativos de oscurecimiento que durante la Guerra de Malvinas preparaban a la ciudad de Río Gallegos para reaccionar ante un posible bombardeo británico. Siguiendo a Lindón (2008), las ciudades se constituyen como espacios de violencia/miedo en sus distintas dimensiones, lo cual se puede ver en el corpus mediante el contraste fundamental entre ciudad y casa. La valoración sobre ambos polos de la oposición inviste al escenario hogareño de un carácter ejemplar. Bachelard escribió: “El invierno evocado es un refuerzo de la felicidad de habitar. En el reino de la imaginación, el invierno evocado aumenta el valor de la habitación de la casa” (2000:54). La casa aparece, entonces, como espacio de protección y cobijo, en contraste con el exterior amenazante. Este componente moral ha sido explicado por Vera (2009), en su análisis de discursos de Michelle Bachelet, como un rasgo de “buena feminidad”, la cual combina poder y vulnerabilidad.

Por otro lado, cabe resaltar el uso del posesivo singular “mi hijo Máximo”, en lugar del posible ‘nuestro’ que incluyera a NK −como en “nuestra cocina”−, en contraste con el predominio de los posesivos en plural en el resto del relato. Pensamos que esto puede leerse teniendo en cuenta que, como señaló Lindón, la constitución de los espacios en relación con la violencia/miedo está íntimamente ligada a las relaciones de género.12 Y en este punto, la configuración de la casa como espacio seguro se vincula con un estereotipo específico de mujer: la madre. En consonancia con Lagazzi (2015), se puede comprender esta presentación de la mandataria como una apropiación de la imagen estereotipada de la categoría social de madre. En el caso de los discursos sobre Malvinas, podemos observar que el ethos de madre, nutrido de “representaciones colectivas cristalizadas” (Amossy & Herschberg Pierrot 2010), reafirma el protagonismo de CFK en la vida íntima, pero también en la escena pública a partir de la distinción con respecto al expresidente. En esta línea, la buena feminidad señalada por Vera (2009) se basa en la idea de una superioridad moral femenina, que actúa como rasgo distintivo. Por su parte, Arfuch (2014), en su estudio sobre el rol del espacio biográfico en la reconfiguración de la subjetividad contemporánea, explica que la alteración de las esferas de lo público y lo privado ha derivado en una “intimidad pública” que tiene tanto una faceta narcisista que justifica el carácter modélico de “educación sentimental” como una dimensión emotiva en la elaboración de memorias traumáticas. De hecho, en la siguiente cita, CFK se encuentra despojada del carácter político y profesional:

(16) Martín Buzzi, el Gobernador, hablaba de cómo lo vivimos los patagónicos, cómo lo vivió él tal vez en Comodoro, cómo lo vivió aquí la gente de Puerto Madryn. Nuestra Presidenta, que ni soñaba siquiera ser presidente, es más, ni soñaba ser senadora o diputada nacional allá por el año 82, en Río Gallegos, le comentaba recién al Intendente, somos en Río Gallegos la ciudad más cercana en línea recta a Malvinas. (CFK, 02/04/2013)

Pareciera que, entonces, si el ethos de madre y el de política son compatibles, es solo mediante su distinción tajante y su distancia temporal. En el corpus analizado se activa aquella relación entre “mujer del hogar” y bienestar del hijo, magistralmente problematizada por Chollet (2017). A su vez, la foto íntima y “tranquilizadora” del niño jugando en la cocina se vuelve pública y, con ello, quienes no vivieron Malvinas desde el lugar de CFK ahora tienen a disposición un recuerdo compartido. En otras palabras, la evocación del recuerdo hogareño desde el lugar de madre le permite hacer de la vida privada una memoria colectiva. La figura de “madre” remite al interdiscurso de la maternidad en su carácter estereotípico, asociado a valores como el cuidado y el amor incondicional, y también en la especificidad que adquirió el lexema “madre” en la historia nacional reciente.

4.2. Las madres y el recuerdo visual

En el último fragmento citado es significativa la recurrencia del lexema “imagen” que actualiza el recuerdo y que, como vimos en el apartado 3.3, activa una memoria discursiva vinculada al pedido de justicia por los crímenes de lesa humanidad. En este caso, las imágenes que recuerda la enunciadora no son solo de la guerra, sino también de un hijo; más aún, CFK no recuerda a su hijo sino su imagen. Desde nuestro punto de vista, el sintagma “la imagen de mi hijo” evoca la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, que en un ritual histórico han caminado por años llevando las imágenes de sus hijos, materializadas en fotografías. En este caso, son imágenes en movimiento, que dan vueltas a la Plaza y recorren las manifestaciones, que ocupan el espacio público y que también se desenvuelven en el tiempo, pero no de la narrativa privada sino de la historia nacional. Al respecto, Morales (2017, 2020) retoma la radicalidad con que las Madres de Plaza de Mayo se han valido del maternaje, subrayando no solo la alteración de los sentidos de la palabra “madre” a lo largo de los años sino también la resignificación del espacio de la cocina, en un desplazamiento entre lo privado a lo público. Pensamos que en este desplazamiento la imagen del recuerdo se puede asimilar, entonces, a la fotografía del horror en términos de Barthes (2003), que no es horrorosa en sí misma sino porque se la mira desde una situación y una posición distintas de aquella que es retratada. Teniendo en cuenta la constante vinculación del matrimonio Kirchner con las causas de derechos humanos, pensamos que en el discurso de CFK el efecto perturbador de las imágenes vuelve complementarias a las figuras del hijo de la enunciadora y de los hijos desaparecidos, aquel vivo, jugando en plena guerra, estos desaparecidos en manos del último gobierno de facto. Afecto y horror se unen, entonces, en el gesto memorial activados por el recuerdo visual.

Esa imagen, en el relato de CFK, aparece como una escena estática, como un retrato, más que narración, del pasado. El uso de los gerundios junto con expresiones como “todo el tiempo” y verbos en pretérito imperfecto generan este efecto. La experiencia de la enunciadora se expone, así, como una foto, una “imagen imborrable” en que, si hay movimiento, es en cámara lenta. De este modo, el pasado se ve de cerca, como a través de un zoom. En esta línea, si bien la enunciadora recurre a la primera persona y refiere a los lazos afectivos del mundo familiar, no explicita sus sentimientos sino que los expresa mediante distintos recursos, como los diminutivos y el detalle: las persianas, las luces, el oscurecimiento y los juguetes de su hijo. Así, la actualidad en que la guerra ya no se lleva a cabo provoca, por la distancia, el impacto de la guerra. Los detalles, según Sarlo (2012), son característicos del modo realista-romántico que recorre el género testimonial y cumplen dos funciones. Una es aumentar el impacto que la imagen puede generar en los destinatarios. La otra es fortalecer la credibilidad del narrador y generar, así, un efecto de verdad: “En un testimonio los detalles no deben nunca parecer falsos, porque el efecto de verdad depende de ellos” (Sarlo 2012:70). De hecho, como explica Carranza (2020), la verosimilitud de las experiencias es independiente de su autenticidad: “Las narrativas de la propia experiencia, ya sea que el yo-personaje sea protagonista o testigo presencial, son una oportunidad para sostener firmemente la interpretación de esa experiencia de primera mano y hacer a la audiencia ‘sentir’ y valorar la experiencia que solo el narrador posee y puede transferir” (2020:206). En esto radica la importancia de la visualidad, señalada por Arfuch (2014), en la tensión entre ausencia y presencia: la necesidad de recuperar caras, rostros, situaciones cotidianas. La obsesión por el detalle se debe a su valor doblemente probatorio: por un lado, es un dato y, como tal, una prueba de lo ocurrido; por el otro, es una prueba épica que la enunciadora atravesó y superó (Arfuch 2014). Testimonio y foto prueban, legitiman, entonces, el relato de CFK y, con ello, a quien narra. De hecho, el recuerdo personal adquiere un carácter político. El lugar de testigo y el lugar de poder conviven, así, sustentados por el carácter personal de la experiencia. Retomemos la escena:

(17) También recuerdo la imagen de mi hijo Máximo, tenía 5 años, jugando todo el tiempo sentado frente al televisor, en la mesa de nuestra cocina de Río Gallegos, siguiendo la guerra con pasión con sus soldaditos de plomo, con sus avioncitos y sus barquitos. Para él era un juego de chicos, para otros, había sido una jugada militar, una jugada política y, en el medio, estábamos los millones de argentinos que supimos diferenciar lo que era una gesta histórica de lo que nunca habíamos aceptado que era la violación de la democracia. Esto habla de la claridad y de la nobleza de nuestro pueblo. Y junto a ese pueblo, los miles de combatientes, los miles de soldados argentinos que fueron a luchar y a morir por la Patria, y también oficiales y suboficiales que lo hicieron. (CFK, 02/04/2008)

El recuerdo personal adquiere un carácter político que se asienta en la presentación de dos extremos, la inocencia y la estrategia, en medio de los cuales se halla el colectivo de los argentinos respetuosos de la democracia. La primera persona plural, identificada con “nuestro pueblo”, se caracteriza por la “claridad y nobleza” y contrasta con “otros”, representantes del régimen dictatorial. En este marco, el uso de diminutivos que aluden al mundo infantil es parte del modo realista-romántico que, además de centrarse en la primera persona, se apoya en la subjetividad mediante una expresión sentimental y efusiva. El modo en que CFK relata el mundo familiar, con detalles y diminutivos, enfatiza la dicotomización entre la inocencia y la estrategia, entre el universo infantil y el militar, e imprime un dramatismo que es acentuado por la derivación juego-jugada. Este contraste habilita una mirada crítica hacia la Guerra de Malvinas, por su asociación con la dictadura militar. En una fecha de conmemoración, caracterizada tanto por la epidixis como por una disputa por los sentidos del pasado, la figura del niño y la apelación a la vida privada permiten mostrar la faceta negativa de la contienda sin poner en juego el homenaje a sus combatientes.

Entonces, la tensión que se produce es doble: por un lado, entre el mundo inocente y el cinismo dictatorial; por otro lado, entre la luz y la oscuridad. Y en este sentido, la espacialidad es muy importante, porque permite establecer una escala de valoraciones políticas. En la casa, en el mundo familiar donde CFK es madre, hay luz. En cambio, en el espacio exterior reina la oscuridad a la que se ven sometidos los ciudadanos debido a un operativo militar. Esta oscuridad, a la vez, tiene sus repercusiones en otra: el olvido de que fueron víctimas los combatientes durante la posguerra. Como corolario, se traza una divisoria entre el pasado −bélico y posbélico− y el presente que conmemora a los combatientes de Malvinas.

5. Vida política y construcción de una memoria colectiva

Los recuerdos de la vivencia personal también dan lugar al desarrollo de la trayectoria política de CFK. Como señala Gindin (2019), el discurso de CFK durante su presidencia despliega un ethos dialógico en términos de género, que se basa en la reproducción y la ruptura de estereotipos.13 En esta línea, entendemos que la vida familiar no solo evoca una dimensión colectiva de la memoria sobre el pasado reciente sino que también es evocada en la configuración de una trayectoria política propia. En estos casos, la figura de madre queda en un segundo plano y cede lugar a un ethos político que se propone construir una memoria reparadora sobre la Guerra de Malvinas. Vemos entonces que, lejos de la convivencia compleja y no conflictiva que señala Pérez (2013) entre el rol de presidenta y el estereotipo femenino en los discursos de CFK, en este corpus el rol de madre se ubica en el pasado recordado, mientras que la imagen de presidenta se asienta en una trayectoria política que alcanza su máxima expresión en la política memorial del presente de la enunciación. Raiter (2013) explica que el pasado en los discursos de CFK es un pasado que debe ser reparado y cuyo resarcimiento está en manos de la mandataria. En los enunciados testimoniales que aquí estudiamos, esa reparación es posible por la experiencia personal que, como veremos, aporta un saber político. Veamos el siguiente fragmento:

(18) ¿Cómo estamos, entonces, hoy? Por lo pronto, estamos más viejos; yo recuerdo que tenía apenas 29 años y mi hijo tenía 5 años cuando jugaba interminablemente en la mesa de la cocina de nuestra casa, sin despegarse del televisor, con sus soldados, con sus barquitos. Recuerdo el hundimiento de la Sheffield lo que fue para él, un juego de guerra, para otros, obviamente, fue lo que nos pasó. (CFK, 02/04/2010)

Aquí, la tensión entre el mundo infantil y el mundo de la guerra habilita un contraste no con el gobierno dictatorial, sino con Reino Unido. En 2010, el inicio de las exploraciones en las Islas por parte de la empresa británica Desire Petroleum acentuó la controversia por la explotación de yacimientos de hidrocarburos y por la navegación entre los puertos continentales y las Malvinas. Este año, por primera vez, CFK menciona en su discurso un hecho concreto de la guerra: el hundimiento del buque Sheffield de la Royal Navy por parte de la Fuerza Aérea argentina. En este marco, la diferencia del nosotros en el pasado y el presente habilita una configuración de la-CFK-del-pasado como joven: “tenía apenas 29 años”. En esta lectura, el plural “estamos más viejos” remite a las otras personas que también eran jóvenes durante la guerra: los combatientes, referidos en este mismo discurso como “jóvenes que iban a pelear”. En un discurso predominantemente polémico, la identificación entre la mandataria y los combatientes ampara el posicionamiento de la enunciadora ante la controversia con Reino Unido. CFK muestra, en su testimonio, una continuidad fundamental: su lugar de pertenencia y su recorrido profesional indican su constante cercanía a los combatientes. En tensión con aquella escena estereotipada que podríamos entender con la frase de Bachelard “la casa no lucha”, CFK presenta un rasgo combativo, asociable a su ethos previo de “militante” (Pérez 2019). Este rasgo tiene una historia que la enunciadora despliega en reiteradas ocasiones:

(19) Muy buenos días a todos y a todas. Señora Gobernadora; señor Intendente; veteranos; señores oficiales, suboficiales; familiares de los caídos; pueblo de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur: como ustedes saben, no es la primera vez que me encuentro un 2 de abril junto a ustedes aquí. Tampoco es la primera vez que me encuentro con los que fueron a pelear a Malvinas. Tal vez, nuestro primer encuentro haya sido en aquellos años, en 1982; tal vez algunos de ustedes estuvieron antes de embarcarse en Río Gallegos, donde yo vivía, donde vivía junto a mi familia, mi marido y mi pequeño hijo Máximo de cinco años. (CFK, 02/04/2010)

A diferencia de otros discursos, la complicidad que la enunciadora tiende con sus destinatarios en la recurrente formulación “como ustedes saben” no se vincula con la experiencia bélica de los patagónicos, sino con la presencia de la mandataria en el ámbito malvinense. “No es la primera vez” remite a otros muchos discursos en los cuales CFK enfatiza el rasgo originario de su presencia y de sus acciones, generalmente basado en su condición de mujer. En esta situación, en cambio, ese sintagma permite a la enunciadora trazar una trayectoria de su vinculación con Malvinas, con su territorio y con sus combatientes. Esa historia comienza en 1982 de modo fortuito en Río Gallegos, donde los combatientes y la mandataria estuvieron cerca sin conocerse. La duda insistente (“tal vez”) hace de ese pasado una posibilidad más que una certeza, imprimiendo a la narración un tono romántico, casi filmográfico, y alejándola del tono probatorio del testimonio. Robin (2016) entiende estas dudas como un gesto de recuperación memorial: en los relatos de experiencias, aquello que desconocemos lo suplimos mediante la formulación de lo plausible en el lugar de la verdad. Se ofrece así una explicación que se le escapa a la Historia como disciplina, una explicación que surge en la dimensión literaria, que tiene la licencia de imaginar lo que no se sabe y, de este modo, según Robin (2016), puede sacar del anonimato a los desconocidos de la historia. Este quién sabe remite, en el “tal vez” presidencial, a un pasado traumático que está siendo retomado, recuperado en la enunciación, conjugando el testimonio en su dimensión epidíctica y el gesto político de recordar a los veteranos. La posición política de la enunciadora se ve claramente en el siguiente pasaje:

(20) Permítanme vincular, también, a la vida familiar, personal, estos hechos. En el Sur los vivimos así. Tal vez en el Norte −y cuando decimos en el Norte en la Patagonia estamos hablando siempre de la Capital Federal, así nos manejamos con nuestros códigos lingüísticos los patagónicos−, era un relato mediático, un mal relato mediático además el de la guerra, un falso relato mediático. (CFK, 02/04/2010)

En este fragmento, es llamativa la sintaxis quebrada por la que el adverbio “así” queda con referencia incompleta: la enunciadora no explica cómo lo vivieron “en el Sur” hasta unas líneas más adelante; y en cambio, hace una distinción entre Sur y Norte. Esta distancia entre quienes viven los hechos y quienes los miran por televisión legitima el relato experiencial, pero además retoma un enfrentamiento con los medios de comunicación, que en la cobertura de la guerra de 1982 han sido cruciales en la construcción de “verdades mediáticas” supeditadas al consenso político y la “ficción como relato” (Escudero 1996).14 El contraste Norte/Sur habilita una crítica en la que pasado y presente parecen perder sus fronteras, ya que en la reiteración se llegan a borrar las referencias temporales: “era un relato mediático, un mal relato mediático además el de la guerra, un falso relato mediático”. La repetición no solo acentúa la acusación sino que también permite calificar negativamente la acción de los medios a través de una gradación especificadora, al pasar del subjetivema “relato” a “mal” y “falso”. La discordia con los medios masivos de comunicación por la promulgación de la Ley N° 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual el 10 de octubre de 2009 fue uno de los mayores conflictos que enfrentó CFK en su primer mandato presidencial. Los grupos mediáticos son, en 2010, adversarios indiscutibles de su gobierno, sobre todo Clarín,15 protagonista de la polémica condensada en el ideologema “Clarín miente”. Se observa que, entonces, así como la enunciadora tiene un vínculo histórico con Malvinas, los medios de comunicación se caracterizan históricamente por faltar a la verdad. La auto-locación inicial en el mundo familiar permite que esta posición se ancle en el imaginario social en contra de los medios masivos como tergiversadores de la información que engañan a “la gente”.

Esta idea de ocultamiento deliberado por parte de los medios remite al pasado nacional traumático, y es una crítica compartida por ambos presidentes Kirchner.16 Mediante el testimonio, CFK se convierte en protagonista de sucesos que fueron silenciados por los medios de comunicación, tal como les ocurrió a los combatientes y a los desaparecidos de la dictadura militar. La mandataria, como ellos, conoce la verdad de los hechos por haberlos vivido, lo cual es resaltado a continuación mediante el nexo adversativo: “Pero los que estábamos allí, veíamos salir aviones que tal vez no retornaban, jóvenes que iban a pelear a las Islas” (CFK, 02/04/2010). El verbo “veíamos” configura a los patagónicos y, por su pertenencia geográfica, a CFK como testigos, y el pretérito imperfecto indica constancia y cotidianeidad con los sucesos de la guerra. La narración de CFK se ofrece, entonces, como alternativa a la versión de los medios y se ampara en la legitimidad que el discurso testimonial tiene sobre el conocimiento de ‘lo que realmente ocurrió’. En el fragmento que sigue se insiste en la diferencia entre “mirar por televisión” y vivir la guerra en el lugar de los hechos:

(21) Para nosotros, por supuesto no podemos compararnos nunca con los que estuvieron en las trincheras, ¿no? Los que estuvieron en las trincheras fueron los verdaderos héroes y los verdaderos combatientes. Pero esos en las trincheras, en las Islas, en el territorio irredento, nosotros patagónicos, riogalleguinos, lo vivíamos también con miedo porque en algún momento, y yo lo he contado en innumerables oportunidades, nos habían dicho que una de las estrategias de los ingleses era, para terminar definitivamente la guerra, bombardear la ciudad de Río Gallegos, que ustedes saben, es la ciudad más cerca en línea directa hacia las Islas. Por lo tanto, había operativos de oscurecimientos, y hubo también simulacros de bombardeo, con sirenas por la noche, operativos de total oscurecimiento, en fin, no era algo que lo mirábamos por televisión, sin perjuicio a los que lo miraban por televisión también tuvieran sentimientos, pero una cosa es mirarlo por televisión, una cosa es tejer en Buenos Aires y otra cosa era estar acá, no sabiendo qué iba a pasar esa noche o al otro día. Ni quiero imaginarme, ni quiero imaginarme lo que vivieron. Pero tal vez el testimonio de esta hija de un combatiente o de un veterano suicidado, ya se han suicidado más de 500 excombatientes, lo que demuestra cabalmente lo que es el horror de la guerra y lo que fue, además, el horror particular de esta guerra. (CFK, 02/04/2015)

La vivencia de los combatientes, entonces, es equiparada a la propia (“nosotros (...) también”) bajo el signo común del miedo. La enunciadora se encuentra bajo la amenaza de bombardeo y se distancia de aquellos que miraban de lejos porque no estaban “acá”. Nuevamente, es central la configuración de Malvinas como territorio físico, que mediante los deícticos hace de la vivencia de la enunciadora una experiencia traumática única de los patagónicos. Pero además el gesto mismo de atestiguar lo ocurrido y de narrar el riesgo presenta a la mandataria como sobreviviente o, retomando a Arfuch (2014), como superadora de una prueba. Y en esto es clave la concesión: “Los que estuvieron en las trincheras fueron los verdaderos héroes y los verdaderos combatientes. Pero...”. Este nexo adversativo a la vez que niega la dimensión conmemorativa del discurso, afirma la dimensión testimonial en su función auto-legitimante. Paralelamente, CFK singulariza la vivencia de los combatientes, mediante el demostrativo “esos en las trincheras” y la repetición “no quiero imaginarme”. Podríamos pensar que mediante esta negación, la enunciadora da lugar a otros caminos posibles en comparación con el propio. Arfuch (2014), retomando a Carlos Gamerro, señala el “podría haber sido” como rasgo esencial en la elaboración memorial del pasado. El gesto de pensar en las experiencias ajenas presenta esos otros caminos posibles como la propia experiencia amplificada, llevada al grado más extremo del miedo y la amenaza que, en las vidas de los otros, se desenvuelve en el suicidio (Arfuch 2014:74). De este modo, la relación entre el miedo propio y el suicidio ajeno se hace síntesis. Propone Arfuch: “Quizás el espacio biográfico mismo se juegue en ese ‘podría haber sido’” (2014:74). Para Carranza (2020), los sucesos contrafácticos son dispositivos evaluativos en tanto constituyen comentarios de quien narra acerca de los sucesos narrados. Pensamos que, en nuestro corpus, ese dispositivo orienta la interpretación hacia el reconocimiento de lugar de sometimiento vivido por CFK.

6. Conclusiones

En el análisis de los discursos que pronuncia CFK en conmemoración a los caídos y excombatientes de la Guerra de Malvinas, particularmente, nos hemos centrado en las secuencias narrativas, sobre las que hemos identificado la dimensión testimonial del discurso presidencial. A lo largo del artículo, vimos que el testimonio se despliega en torno a una serie de dicotomías, que marcan la distancia entre vivir la guerra y recordarla, entre ser una ciudadana más y ser una funcionaria singular que tiene el poder de rememorar y, con ello, reparar el pasado.

En primer lugar, hemos notado que el carácter testimonial de estos enunciados se asienta, por un lado, en la configuración espacial regida por la ubicación de la vivencia, la cercanía entre Río Gallegos y las Malvinas, la configuración de un espacio amenazante basado en el contraste entre casa y ciudad y la recurrencia de verbos que explicitan el acto de rememorar. El género testimonial permite a la enunciadora presentar su postura sobre la Guerra de Malvinas de una forma legítima, amparada en el saber de testigo: por un lado, percibió y vivió el pasado bélico, y accedió a fuentes de primera mano; por otro lado, la procedencia del Sur le permite conocer la verdad silenciada por otros actores, principalmente los medios, y esto influye en su propia trayectoria política.

Además, hemos indagado en las relaciones entre vida familiar y vida política. En primer lugar, identificamos la apelación al estereotipo de madre y vimos que esta figura permite articular la historia personal con la del país, especialmente en relación con la lucha de las Madres de Plaza de Mayo sobre la base de una memoria discursiva que reconstruimos a partir de la recurrencia del recuerdo visual. En segundo lugar, vimos que el recuerdo personal también se vuelve colectivo y que forma parte de la política de remalvinización. Al respecto, señalamos que, en los discursos de los últimos años de su presidencia, CFK se aleja del estereotipo de madre y recurre a su propio recorrido político. De este modo, su testimonio articula las dimensiones conmemorativa y polémica de los discursos del 2 de abril, a partir de la autopresentación como testigo sobreviviente de la guerra y, al mismo tiempo, como presidenta de gran trayectoria política. Así, notamos que mientras la autopresentación como mujer se ubica en el escenario pasado, en que la enunciadora es una ciudadana común que sufre la imposición de operativos militares, esa imagen es abandonada en los enunciados donde se realza el ethos político de CFK.

En suma, las secuencias testimoniales articulan la vida privada y la trayectoria de CFK con la historia y el presente nacionales. Por eso, es posible que la enunciadora narre un evento histórico posicionándose como sobreviviente. Así, al volver público lo privado, no solo legitima su propia enunciación, sino que busca modificar la memoria dominante sobre la Guerra de Malvinas en pos del despliegue de un discurso remalvinizador que es parte de las políticas reparatorias sobre el pasado reciente impulsadas durante el kirchnerismo.

Notas

1 La remalvinización aborda una serie de políticas que contrastan con lo que, después de la Guerra de Malvinas, se llamó “desmalvinización”. Esta última expresión fue usada por primera vez por el politólogo francés Alain Rouquié en 1983, que para evitar el regreso de los militares al poder propuso: “[hay que] dedicarse a desmalvinizar la vida argentina. Esto es muy importante: desmalvinizar, porque para los militares las Malvinas serán siempre la oportunidad de recordar su existencia, su función, y un día, de rehabilitarse” (entrevista a Rouquié realizada por Osvaldo Soriano, publicada en Revista Humor, 105, marzo de 1983).

2 Los discursos fueron tomados de www.casarosada.gob.ar y www.cfkargentina.com.

3 Carranza distingue la narrativa del relato, al cual considera “un tipo específico de narrativa plenamente desarrollada, con un comienzo, un medio y un final, protagonizada por un agente —ya sea humano o humanizado como en las fábulas— de acciones discretas” (2020:78).

4 En su trabajo sobre la globalización de la memoria, Huyssen (2002) considera al Holocausto como un tropos universal del trauma histórico. He aquí la relevancia y la pertinencia, para nuestro estudio, de la consideración de los testimonios de sus sobrevivientes. Según el autor, el tropos se explica por una doble dimensión: 1. el Holocausto es totalizador en tanto demuestra el fracaso de la sociedad occidental en vivir en paz con las diferencias: la incapacidad de aprender de la modernidad ilustrada, de la opresión racial y, en definitiva, la incapacidad para ejercitar la anamnesis; 2. el Holocausto es particularizador en tanto funciona como metáfora de historias traumáticas y de su memoria: en este sentido, el acontecimiento se aplica a situaciones locales específicas, lejanas de él en términos históricos y políticos.

5 La traducción es propia.

6 Sarlo (2012) lo define como “la actual tendencia académica y del mercado de bienes simbólicos que se propone reconstruir la textura de la vida y la verdad albergadas en la rememoración de la experiencia, la revaloración de la primera persona como punto de vista, la reivindicación de una dimensión subjetiva, que hoy se expande sobre los estudios del pasado y los estudios culturales del presente” (2012:21, 22).

7 Esta procedencia dio lugar a la célebre autodefinición de NK como “pingüino”: Yo sé que vengo de una humilde provincia lejana, sé que algunos dicen “qué va a hacer este pingüino”; soy pingüino, vengo del sur (NK, 20/02/2004). Sobre la “pingüinización” de los discursos de NK, ver Dagatti (2017b).

8 En Salerno (2019b) hemos señalado las mayores diferencias entre los discursos de los Kirchner y los de gobiernos anteriores sobre Malvinas. Este tema es abordado desde la Historia por Perochena (2016).

9 Las frases del Cuadro 1 continúan en el Cuadro 2.

10 Realizamos un análisis de la dimensión epidíctica del discurso proferido por CFK en 2009 (Salerno 2015).

11 Este año se desarrollaron las elecciones presidenciales que darían fin al gobierno kirchnerista, desarrollado por tres períodos consecutivos desde 2003. El 25 de octubre, los resultados del sufragio posicionaron a Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, y a Mauricio Macri, de Cambiemos, como los dos candidatos con más votos. En la segunda vuelta, ocurrida el 22 de noviembre, Macri resultó electo presidente.

12 De hecho, Lindón (2008) subraya que la tradicional mirada del hogar como espacio seguro ha sido desafiada por otros estudios, en los cuales la casa puede albergar violencia/miedo, particularmente para las mujeres que sufren situaciones de violencia intrafamiliares.

13 Gindin (2019) señala que el “ethos íntimo” de CFK se construye en respuesta a los discursos misóginos que circularon en los medios de comunicación y que impregnaron la opinión pública a partir de tres ideas: la de “doble comando”, según la cual la presidenta recibía órdenes de NK; la de “yegua”, que es tan mala como difícil de controlar, y la de mujer débil, cuyas capacidades psíquicas se ponen en juego con la muerte de su marido.

14 Escudero define la “verdad mediática” como “aquello que es presentado y consumido como real y que tiene la forma de un gran relato” (1996:28).

15 El grupo Clarín impugnó la aplicación de cuatro artículos de la ley (41, 45, 48 y 161) que limitaban la cantidad de licencias de televisión para los grupos económicos e indicaba la desinversión en caso de exceder el límite. Cabe señalar que el debate en torno a la nueva Ley de Medios activó la memoria de la dictadura por impulso del gobierno de CFK que remitía a la Ley anterior, de 1980, como “la ley de la Dictadura”.

16 NK en sus discursos de 2 de abril también criticó el rol que cumplieron los medios durante la guerra de Malvinas en 1982 (“en la televisión salían documentos y declaraciones que ganábamos la batalla”, 02/04/2006) y a la vez denunció las presiones de grupos monopólicos movidos por intereses económicos y políticos (“No nos engañemos más argentinos, las cosas que nos pasan también tienen intereses concretos”, 02/04/2004).

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