Resumen
En el presente artículo se analiza cómo el sociolingüista español Xosé Luis Regueira construye discursivamente su imagen de científico-investigador en la autobiografía intelectual que escribió para el volumen La lingüística en España: 24 autobiografías (Laborda et al. 2014). En su relato, Regueira no solo repasa de forma completa su formación (escolar, universitaria y posterior), sino que, en estrecha relación con esta, expone sus vivencias y reflexiones sobre la situación de minorización lingüística en la que se encuentra el gallego, su lengua nativa. En tal sentido, se analizan las reflexiones del autor tomando los aportes de la Lingüística Sistémico-Funcional (Halliday 2004) y de la Teoría de la Valoración (Kaplan 2004, Martin y White 2005), con el objetivo de clasificar las expresiones que permiten observar la manifestación discursiva de los posicionamientos de Regueira en torno a la propia imagen de científico-investigador, hablante nativo de gallego. El análisis discursivo realizado permite concluir que la lengua resulta para este sociolingüista español un elemento constitutivo de la identidad de un sujeto tanto a nivel individual como grupal, estableciendo un lazo de pertenencia entre este y su comunidad. De esta manera, la condición de hablante nativo de gallego de Regueira resulta inseparable de su formación como lingüista especializado en dicha lengua, por cuya codificación y estandarización trabaja.
palabras clave: autobiografía intelectual; Análisis Crítico del Discurso; Teoría de la Valoración; lengua; identidad.
Abstract
This article analyses how the Spanish sociolinguist Xosé Luis Regueira discursively constructs his image as a research scientist in the intelectual autobiography he wrote for the volumen La lingüística en España: 24 autobiografías (Laborda et al. 2014). In his story, Regueira not only reviews his experience in the formal education system in a complete way (school, university and later), but in close relationship with it, he also exposes his experiences and reflections on the situation of linguistic minorization of Galician, his native language. The reflections of the author are analyzed taking the contributions of Systemic-Functional Linguistics (Halliday 2004) and of Appraisal Theory (Kaplan 2004, Martin and White 2005), to classify the expressions that allow us to observe the discursive manifestation of the positions of Regueira around his own image as a research scientist who is a native speaker of Galician. The discursive analysis presented here allows us to conclude that, fort his Spanish sociolinguist, language is a constitutive element of the identity of a subject both at an individual and group level, which establishes a bond between the individual and the community to which he or she belongs. Hence, Regueira’s condition as a native speaker of Galician is inseparable from his training as a linguist who is a specialist in that language and who works for its codification and standardization.
keywords: intellectual autobiography; Critical Discourse Analysis; Appraisal Theory; language; identity.
1. Introducción
Si bien la problemática de la elección de lengua constituye uno de los principales objetos de análisis dentro de las ciencias del lenguaje, particularmente en el campo de la sociolingüística, no ha sido posible encontrar hasta el momento estudios que aborden explícitamente las elecciones de lengua que realizan los propios lingüistas en el desarrollo de su trayectoria vital, sin limitarse a la académica, que indaguen de manera sistemática las reflexiones metalingüísticas que hayan elaborado sobre sus propias preferencias y rechazos.
No obstante, esta problemática ha sido especialmente abordada por la investigación científica desarrollada en el campo de los estudios literarios (Bertomeu Vélez 2007, Gimeno Ugalde 2012, Castellano Garipova 2014). Así, entre las opciones lingüísticas estudiadas, se identifican, por ejemplo, la elección de escribir en la lengua esperable o no en casos de diglosia, escribir en la lengua de mayor radio comunicativo o en la de mayor valor identitario en casos de bilingüismo con una lengua minoritaria, o escribir tanto en la lengua mayoritaria como en la lengua minoritaria, empleándolas de manera indistinta.
A este respecto, resultan sumamente relevantes los aportes realizados por el estudioso alemán Georg Kremnitz, quien en la segunda edición ampliada de su libro titulado Mehrsprachigkeit in der Literatur (2015) y conforme a su propuesta de una “sociología de la comunicación”, indaga los motivos por los cuales un autor multilingüe decide optar por una lengua determinada al momento de escribir una obra. Kremnitz presenta una tipología de las decisiones lingüísticas de los autores multilingües y postula que en las elecciones de cada escritor entran en juego tanto criterios objetivos como subjetivos. Los criterios objetivos están relacionados con la situación de las lenguas en contexto (su status, el prestigio interno y externo del que gozan)y con la existencia de una infraestructura sociocultural (instituciones que permiten, dificultan o incluso impiden —a través de la censura— la circulación social de los textos literarios). Los criterios subjetivos se vinculan con lo que Kremnitz denomina los aspectos biográficos (Biographische Aspekte) y las motivaciones del autor (Motivationen des Schreibens), respectivamente. Entre los primeros se consideran la socialización educativa del escritor y su competencia lingüística, así como también el rol y el significado simbólico que puedan tener para el individuo las lenguas involucradas en cada caso. Las motivaciones del autor, en cambio, refieren a cuestiones como qué mensaje desea comunicar, a qué tipo de público piensa destinar su obra y el número de lectores potenciales que cada lengua le posibilita.
En este marco, el presente trabajo se propone extender y adecuar estas líneas de indagaciones en el abordaje de la construcción discursiva de la imagen del científico-investigador que se observa en el autobiografía intelectual del sociolingüista español Xosé Luis Regueira, texto que escribió para el volumen La lingüística en España: 24 autobiografías (Laborda et al. 2014). En su relato, Regueira no solo repasa de forma completa su formación (escolar, universitaria y posterior), sino que en estrecha relación con esta, expone sus vivencias y reflexiones sobre la situación de minorización lingüística en la que se encuentra el gallego, su lengua nativa. Esto último hace que cobre especial importancia para nuestro estudio la relación que se establece a nivel discursivo entre lengua e identidad (Blas Arroyo 2008, Süselbeck, Mühlschlegel, Masson 2008, Pujol Berché 2013).
En tal sentido, analizamos las reflexiones de Regueira sirviéndonos especialmente de los aportes de la Lingüística Sistémico-Funcional (Halliday2004) y de la teoría de la valoración (Kaplan2004, Martin y White 2005), con el objetivo de clasificar las expresiones que permiten observar la manifestación discursiva de los posicionamientos del autor en torno a la propia imagen de científico-investigador, hablante nativo de gallego.
2. La autobiografía intelectual como fuente documental de la historiografía de la lingüística: la autobiografía de lingüistas
La denominada “crisis de la historia” que se inicia en la década de 1970 a raíz del surgimiento de los paradigmas de posguerra, y continúa con los movimientos postmodernos producto del “giro lingüístico” (reemplazados actualmente por el “giro cultural”), ha constituido para la disciplina histórica una revolución historiográfica, generando a su interior grandes cuestionamientos y debates epistemológicos (Durán López 2002, Aurell 2008).
Como consecuencia de esta “conciencia de crisis”, los historiadores no solo comienzan a preguntarse reflexivamente sobre su papel en el ámbito de las ciencias, en el mundo intelectual y en la sociedad en general, sino también, y sobre todo, a repensar el modo de escribir la historia, su propio proceso de escritura histórica. En otras palabras, frente a la figura del historiador objetivo, mediador entre el pasado y el presente, aparece la del historiador como autor y participante:
[W]hile substantial criticism on literary genres exists, this issue has been neglected in historiography. This may be explained, in part, by the fact that historians have traditionally tended to conceive genres and modes of writing as rigid structures within which they locate their texts, and as categories which readers recognize and negotiate as they receive texts, rather than as epistemic options. Thus, historians generally consider themselves mediators between the past and the present rather than as authors and producers of referential, but narrative, texts (Aurell 2015: 146).
Una de las consecuencias de esta crisis epistemológica es la proliferación de numerosos relatos autobiográficos en los que los historiadores —provenientes de distintas ramas de la historia— comienzan a repasar su propia vida académica, poniéndola en relación con los interrogantes y cambios que atraviesan a la disciplina y de los que ellos también forman parte. El género autobiográfico deviene así en un artefacto académico en sí mismo, cuyos autores se proponen entender mejor la evolución de su disciplina a través de la reflexión sobre su propia vida.
En “Autobiography as Historiography. The Interventional Mode”, último capítulo de su libro titulado Theoretical Perspectives on Historians’ Autobiographies. From Documentation to Intervention (2017), Aurell propone clasificar a este tipo de autobiografías como “interventional autobiographies”:
I propose to classify these autobiographies interventional in the sense that these historians use the autobiography, with a more or less deliberate authorial intention, to participate, mediate and intervene in theoretical debates by using the story of their own intellectual and academic itinerary as the source of historiography. (...) Interventional historians acknowledge the difficulty in describing and dating changes in the history of ideas, especially those they have lived through. Thus, they find intellectual autobiography a privileged way to think through his history. They perform themselves and the disciplines they practice as they write their historical-autobiographical texts (2017: 214-215).
Según Aurell, el hecho de que los historiadores se hayan volcado a la escritura autobiográfica, sobre todo en las últimas dos décadas, no solo significa que la autobiografía intelectual se ha consolidado como un artefacto académico capaz de proponer una nueva forma de entender el pasado. Este género permite entrever, además, que los historiadores han encontrado un espacio en el que expresar aquello que sienten que no pueden decir dentro de los límites que les imponen los textos académicos tradicionales de su disciplina.
En estrecha relación con esta línea de investigación, en su artículo “Historiografía y memoria contemporánea en autobiografías de lingüistas” (2015) el filólogo español Xavier Gil Laborda sostiene que la autobiografía intelectual resulta fundamental para la historiografía de la lingüística, puesto que reviste una doble función documental: no solo relata la trayectoria académica de su autor dentro de la disciplina sino que, a su vez, permite trazar un panorama de la lingüística contemporánea.
Cuando escribe su autobiografía intelectual, el lingüista describe su formación y desarrollo académico, el cultivo de las disciplinas y sus relaciones institucionales, entrelazando de este modo historia personal e historia de las ideas. A su vez, la autobiografía intelectual de los lingüistas implica transformaciones en la dimensión metodológica de la historiografía lingüística, puesto que incorpora al interior de dicha disciplina la perspectiva renovadora que surgió en el marco de la historia.
Precisamente, en el año 2014 Laborda publica La Lingüística en España: 24 autobiografías, única obra de autobiografías intelectuales de lingüistas publicada en lengua española hasta el momento, que compila las autobiografías intelectuales de lingüistas españoles de prestigio, entre quienes se encuentra Xosé Luis Regueira. Cada relato autobiográfico se estructura en función de las siguientes preguntas: cómo y por qué el lingüista se interesó por la lingüística, qué ramas del campo llamaron su atención, qué influencias recibió y qué papel ha tenido en el desarrollo de la disciplina. Laborda define este libro “como una colección de memorias personales en la que, al evocar el curso de sus esfuerzos, los autores nos dan la oportunidad de comprender mejor el mérito de sus tareas y aportaciones, a la vez que tienden un puente entre los orígenes de la lingüística en el país peninsular y el panorama actual” (Laborda 2015: 29).
3. Marco teórico-metodológico
El presente trabajo se enmarca en el Análisis Crítico del Discurso (Fairclough y Wodak 2000, Fairclough 2001), enfoque que concibe el lenguaje como una forma de práctica social que implica una relación dialéctica entre un determinado suceso discursivo y las situaciones, instituciones y estructuras sociales que lo enmarcan. El discurso no solo es moldeado, producido e interpretado históricamente sino que, a su vez, contribuye a producir y sostener relaciones desiguales de poder así como también a transformarlas. Esta preocupación se vincula con la problemática que nos ocupa, en la medida en que las elecciones de lengua suelen estar impulsadas por instancias sociales ajenas a las elecciones que libremente el hablante hubiera podido realizar. En este sentido, importa cómo se manifiestan discursivamente los posicionamientos del lingüista en torno a las elecciones de lengua que realiza y al contexto (social, político, incluso económico) en el que estas se enmarcan, así como la expresión discursiva de las relaciones de poder entre las comunidades hablantes de las lenguas que conforman sus opciones posibles.
Entendemos por posicionamiento “la toma de una posición enunciativa determinada por parte del hablante/escritor (...), la cual refleja las actitudes, las valoraciones y los conocimientos del sujeto acerca de un evento o una proposición particulares” (Marín Arrese 2011, en Silvente i Font 2017). En nuestro caso, el Análisis Crítico del Discurso nos permitirá visibilizar especialmente la situación de minorización lingüística del gallego a través de los posicionamientos de Xosé Luis Regueira en tanto hablante nativo de esta lengua, así como también en tanto científico-investigador que reflexiona sobre su propia labor académica dentro del marco de la lingüística gallega y, a nivel más general, dentro de una disciplina humanística.
Los aspectos discursivos a los que se atiende en el análisis incluyen, entre otros, la autodenominación que realiza Regueira de cada una de las lenguas de su repertorio y los recursos léxicos que selecciona para describir y evaluar la situación sociolingüística que lo rodea y su dinámica de poder. Para ello, tomamos los aportes de la Teoría de la Valoración (Martin 2000, White 2003, Martin y White 2005), enmarcada en la Lingüística Sistémico-Funcional (Halliday 2004), modelo gramatical que conceptualiza el lenguaje como un sistema de opciones semánticas de entre las que el emisor selecciona aquellas que le permiten transmitir con mayor efectividad su mensaje al interlocutor o lector, en función del contexto de uso lingüístico.
Uno de los conceptos de la LSF clave para la Teoría de la Valoración es el de registro, definido como la consecuencia lingüística de la interacción de las tres variables contextuales de la situación comunicativa: campo, tenor y modo. El primero se refiere a los tópicos y a la actividad en curso, el segundo indica la relación entre los participantes y el último representa el rol que el lenguaje desempeña en la actividad que se está llevando a cabo e incluye tanto el medio como el modo retórico (Halliday 2004).
En el marco de esta teoría, se entiende el concepto de valoración como la construcción discursiva de la actitud y de la posición intersubjetiva y, por tanto, comprende todos los usos evaluativos del lenguaje mediante los cuales los sujetos adoptan posiciones de valor particulares, y las negocian con sus interlocutores reales o potenciales (Kaplan 2004, González Rodríguez y Hernández Hernández 2012).
De los tres grandes dominios semánticos en los que esta perspectiva divide los recursos evaluativos —actitud, compromiso y gradación—,el presente análisis considerará especialmente el dominio de la actitud, puesto que se ocupa de aquellos enunciados que atribuyen un valor o una evaluación positiva o negativa. Esta puede estar relacionada tanto con respuestas emocionales como con sistemas de valores culturalmente determinados. El dominio de la actitud se divide, a su vez, en los subsistemas de afecto, juicio y apreciación. El primero de ellos caracteriza los fenómenos en función de las emociones, organizando las respuestas subjetivas de acuerdo a tres criterios: felicidad/infelicidad, seguridad/inseguridad, satisfacción/insatisfacción. Así, nos permitirá establecer y organizar los diferentes posicionamientos subjetivos de Regueira sobre la lengua gallega, el papel que esta tiene en su identidad como miembro de la comunidad gallega y la situación de minorización lingüística que la caracteriza.
En lo que respecta al subsistema de juicio, este refiere a la evaluación del comportamiento humano con respecto a las normas institucionalizadas y a la evaluación moral de la conducta, mientras que el de apreciación se vincula con la evaluación de productos, procesos, constructos o textos, en función de principios estéticos y otros sistemas de valor social. En el caso que nos ocupa, ambos subsistemas nos permitirán atender a aquellos aspectos de las reflexiones de Regueira referidas a su propia labor como sociolingüista investigador, pero también en relación con la condición de inferioridad y las consecuentes dificultades que experimentan las disciplinas humanas dentro del ámbito académico-científico español.
4. Análisis
4.1 La lengua gallega y su situación de minorización lingüística
En esta primera parte de nuestro trabajo, respetando la linealidad de este texto autobiográfico compuesto por dieciséis páginas, se abordan aquellos pasajes en los que Xosé Luis Regueira manifiesta sus posicionamientos en torno al gallego como su lengua nativa y la situación de minorización lingüística en la que este se encuentra dentro del contexto lingüístico de España. Su autobiografía intelectual, estructurada como un relato continuo en el que no se incluye ningún subtítulo, comienza con la descripción de la situación lingüística que caracterizaba a la región de Galicia durante los años en los que Regueira vivió allí su infancia:
Aunque nací en Goiriz (Vilalba), mi infancia transcurrió en Aldixe (Abadín), en el extremo norte de la Terra Chá luguesa. Como en toda la Galicia rural de los años sesenta, el gallego era la lengua ambiental, mientras que el español era la lengua de la escuela y de la iglesia. Aprendíamos a leer y escribir en español y hablábamos en gallego, salvo en las contadas ocasiones en que debíamos dirigirnos a la maestra o al sacerdote de manera formal. Al contrario de lo que otras personas en esa situación, no lo recuerdo como algo traumático (Regueira 2014: 323).
En lo que respecta al nivel de análisis de la metafunción ideacional, el comienzo de este pasaje tiene como participante del discurso al propio Regueira. Sin embargo, a partir de la oración siguiente, los participantes cambian, puesto que los constituyen las frases nominales “el gallego” y “el español”, lenguas que reciben cada una en el discurso diferentes atributos. Por un lado, el gallego es definido como “la lengua ambiental”, por el otro, el español como “la lengua de la escuela y de la iglesia”. De esta manera, Regueira caracteriza ambas lenguas a partir de los ámbitos y usos específicos que tenían dentro de su comunidad. Así, se advierte en su texto la descripción implícita de una situación de diglosia en la que el empleo del gallego superaba ampliamente al del español, que se restringía a determinados contextos formales.
En la cláusula que sigue, sin embargo, Regueira detalla un poco más esta situación lingüística y es él quien nuevamente pasa a ocupar el rol de participante-actor, junto con el resto de los habitantes, incluidos en la desinencia verbal del proceso de cognición que lo acompaña, “aprendíamos”. La meta de este proceso la constituyen los procesos materiales “leer” y escribir”, asociados en el discurso al español, mientras que el proceso verbal “hablar”, en cambio, es asignado al gallego. Aquí, cabe destacar la distinción y la importancia de las funciones que se corresponden en el testimonio con cada lengua, puesto que mientras el gallego es más que suficiente para desenvolverse en la vida diaria, el español —y no el gallego— es fundamental para la escolarización.
Por último, en lo que hace a la valoración de este contexto lingüístico de diglosia en la Galicia rural, Regueira expresa que no lo recuerda como “algo traumático” y se diferencia así de la apreciación que tuvieron otras personas en esa misma situación. Si se tiene en cuenta que la voz “traumático” remite a una impresión emocional intensa y expresa una valoración altamente negativa, consideramos que Regueira, al realizar esa afirmación, valora en términos positivos la situación diglósica en la que se enmarcó su infancia, puesto que no siente que lo haya afectado o le haya dejado secuelas que perduren hasta hoy.
En lo que hace al plano de la metafunción interpersonal, no hallamos por parte de Regueira el empleo de un registro científico, puesto que la situación lingüística a la que alude, que en este caso se caracteriza por la existencia de diglosia, no la describe empleando terminología propia de la sociolingüística, sino más bien a través de un vocabulario accesible al público en general, ya sea que provenga de la lingüística o no. En este sentido, podríamos decir que estamos frente a una reformulación en la que el registro científico se reemplazaría por el de la divulgación científica. Como consecuencia, la imagen que se expresa de Regueira en este primer párrafo no es tanto la de un especialista en la materia, sino la de un sujeto lego y provoca, por lo tanto, cercanía con el posible lector.
En el pasaje que analizamos a continuación, Regueira se refiere a su estadía en Vilalba, ciudad donde finalizó sus estudios primarios y comenzó a cursar el bachillerato:
La toma de contacto con la situación de diglosia social que caracterizaba aquella sociedad se produjo al trasladarme a Vilalba para finalizar los estudios primarios y cursar el Bachillerato (…) La diferenciación lingüística reflejaba con bastante exactitud la división social: las familias de los principales comerciantes y empresarios, de médicos y abogados, así como de funcionarios de cierto nivel, hablaban español, mientras que el resto de la población vivía en gallego. Por primera vez, me encontré con compañeros de pupitre que se dirigían a mí en español, aunque la mayoría hablaban gallego como yo. Entonces me vi abocado a tomar las primeras decisiones de carácter sociolingüístico. No tardé mucho en decidir afirmarme en mi lengua nativa y utilizar de forma general el gallego, con lo que en muchas ocasiones se producían conversaciones asimétricas, en las que cada individuo utilizaba su lengua habitual sin que ello fuese motivo de incomodidad. De una manera intuitiva, sentía que mantenerme en mi lengua representaba afirmarme en mi identidad (Regueira 2014: 324).
Al abordar el nivel de la metafunción ideacional, podemos observar que Regueira describe con más detalle el contexto sociolingüístico de Vilalba y el rol de participante del discurso es realizado por otras dos frases nominales: “las familias de los principales comerciantes y empresarios, de médicos y abogados, así como de funcionarios de cierto nivel” y “el resto de la población”. De este modo, Regueira establece con claridad el contexto social que lo rodeaba: mientras que al primer participante-actuante se le atribuye la lengua española a través del proceso de comportamiento “hablar” (“hablar en español”), al segundo participante se lo asocia directamente con el gallego mediante el proceso existencial “vivir” (“vivían en gallego”). Asimismo, tanto “español” como “gallego” actúan, por un lado, incluso como circunstanciales de modo para cada proceso y, por el otro, establecen una diferencia sustancial, puesto que en el primer caso se trata de un proceso de comportamiento que sugiere una acción elegida por los miembros de las familias pudientes, confiriéndoles cierto poder y libertad de decisión. Por el contrario, el proceso existencial implica un estado o condición permanente que, tal vez, no responde a una elección personal, sino más bien al hecho de que no tenían alternativa. Si reparamos, entonces, en que quienes hablaban español eran las personas “adineradas” de la ciudad, podríamos considerar la posibilidad de que, de acuerdo a las palabras de Regueira, esta lengua era para unos pocos y el resto de los habitantes debía hablar solo gallego porque carecían de recursos económicos para costearse los estudios de español.
A partir de aquí y hasta el final del párrafo, el participante del discurso es el propio Regueira, puesto que las oraciones consecutivas aparecen redactadas en primera persona del singular. En esta parte, el autor define el lugar que eligió ocupar en este contexto social y lingüístico: en el enunciado “me vi abocado a tomar las primeras decisiones de carácter sociolingüístico”, Regueira se construye como participante-actuante, es decir, como sujeto consciente del entorno que lo rodea y, más aun, de su condición de hablante nativo de gallego. De hecho, el Regueira adulto caracteriza su accionar juvenil a través de una expresión proveniente del ámbito de la sociolingüística (“decisiones de carácter sociolingüístico”), como si esa temprana actitud hubiese sido un signo de lo que sería profesionalmente en su futuro.
Precisamente, la decisión a la que alude Regueira consistió en “decidí afirmarme en mi lengua nativa y utilizar de forma general el gallego”. En vez de dirigirse en lengua española a los compañeros de escuela que hablaban español y comunicarse en gallego con quienes se expresaban en lengua gallega, adoptó una postura completamente diferente: emplear el gallego sin distinguir su interlocutor. A este respecto, volvemos a encontrar un proceso de comportamiento (“decidir”) que indica un accionar plenamente consciente y hasta provocador, si se quiere, de parte de Regueira (participante-actuante) y cuyo alcance son dos procesos de diferente naturaleza: “afirmarse”, proceso de comportamiento y “utilizar”, proceso material; el alcance y la meta de ambos, respectivamente, lo constituye la lengua gallega.
El que Regueira denomine el gallego mediante la frase nominal “mi lengua nativa” manifiesta claramente su posicionamiento, tal como se advierte en la oración que concluye el párrafo, en la que el autor establece una directa relación entre lengua e identidad. A diferencia de lo observado anteriormente, el verbo “sentir” expresa un proceso mental de sentimiento cuyo fenómeno contiene, a su vez, otros dos procesos: uno de comportamiento (“mantenerme”) y otro relacional (“representaba”) que establece una equivalencia entre ambos actos. Asimismo, este uso del verbo “sentir” revela un compromiso emocional en el accionar de Regueira, evidenciando el significado que tiene para él el gallego como hablante nativo. En otras palabras, no concibe la lengua gallega solo como instrumento para comunicarse con los demás, sino que la considera parte fundamental de su identidad individual y social, puesto que también reafirma su pertenencia a una comunidad determinada, la gallega.
Respecto al plano de la metafunción interpersonal, comprobamos la presencia de un registro científico, ya que la descripción de la situación de diglosia que caracteriza a la comunidad de Vilalba la elabora empleando, ahora sí, terminología específica de la sociolingüística. En tal sentido, encontramos expresiones como “situación de diglosia social”, “diferenciación lingüística”, “decisiones de carácter sociolingüístico”, “conversaciones asimétricas”. Sin embargo, notamos que a pesar de la presencia del registro científico se hallan expresiones que exponen posiciones valorativas, concretamente evaluaciones de afecto positivas hacia la lengua gallega. Los sintagmas “decidí afirmarme en mi lengua nativa”, “mantenerme en mi lengua” y “afirmarme en mi identidad” son más que significativos en este sentido, puesto que los procesos “afirmarme” y “mantenerme” indican no solo una toma de posición, sino además el deseo y la voluntad de sostenerla más allá de las circunstancias que lo rodean. De este modo, la imagen de científico-investigador que Regueira construye en su texto se encuentra estrechamente enlazada con su condición de hablante nativo de gallego.
En el último pasaje que corresponde a esta primera sección de nuestro trabajo, Regueira repasa los primeros pasos que dio en la investigación lingüística, y también sobre el gallego, durante el cursado del último año de la carrera de Filología románica, empezando su camino profesional en el Instituto da Lingua Galega (ILG)1. Así, expone cuál era la situación del gallego durante la época en la que comenzó a trabajar en dicho instituto y alude, concretamente, al proceso de estandarización de la lengua gallega que lideraba el ILG, así como también a los debates lingüísticos que tenían lugar:
[E]n esos años se estaba fijando la normativa ortográfica y morfológica del idioma gallego, un proceso liderado claramente por el ILG. Entonces se estaba produciendo una auténtica batalla sobre la lengua, generada por las propuestas reintegracionistas, que propugnaban la creación de un estándar orientado hacia el portugués y la separación de los criterios que habían regido la construcción del estándar desde los inicios de la recuperación del gallego escrito en el siglo XIX. En esos momentos, con importantes tensiones alrededor de la lengua y en los inicios de un proceso de normalización lingüística, las cuestiones relacionadas con la estandarización eran prioritarias y la investigación lingüística se orientaba fundamentalmente a apoyar y fundamentar ese proceso (Regueira 2014: 330).
Al analizar el plano de la metafunción ideacional, vemos cómo Regueira en su relato continúa ocupándose de la situación lingüística del gallego en la comunidad de Galicia. En este aspecto, se explaya con detalle acerca del contexto en el que se insertaba el trabajo del ILG. Es así que encontramos un nuevo participante-actor realizado en la frase nominal “propuestas reintegracionistas”, que refiere a aquellas personas u organizaciones a favor de crear un estándar de gallego orientado al portugués. El verbo que se le asocia manifiesta un proceso material (“generar”), cuya meta la conforma el sintagma “una auténtica batalla sobre la lengua”. Esta expresión, en la que metafóricamente se concibe la lengua como un campo de batalla y que es característica de las perspectivas de estudio sobre conflicto lingüístico, merece destacarse puesto aquí Regueira la emplea para definir los debates lingüísticos en torno al gallego, ya que señala la presencia de posiciones muy antagónicas que obstaculizan una posible resolución.
A este respecto, encontramos expresiones valorativas con respecto al contexto social y lingüístico en el que tiene lugar el proceso de normalización de la lengua gallega. Las frases nominales “auténtica batalla” e “importantes tensiones”, como hemos resaltado con anterioridad, son significativas para definir la situación generada por los debates lingüísticos y manifiestan una valoración en términos de apreciación que, si bien a priori puede pensarse como negativa, puesto que se asocian con la voz “guerra”, también puede considerarse una evaluación positiva si entendemos la postura de Regueira como un acto de resistencia frente a la situación de minorización lingüística del gallego.
Antes de concluir, y en relación al nivel de la metafunción interpersonal, cabe destacar en este pasaje el uso de un léxico específico de la (socio)lingüística, como “estandarización de la lengua”, “normativa ortográfica y morfológica”, “creación de un estándar”, “normalización lingüística” y, por último, “investigación lingüística”. El empleo de tales expresiones da cuenta de un registro científico que pone en evidencia la experiencia y, por ende, el estatus de Regueira como científico-investigador, especialista de la problemática que expone en su texto. En este sentido, podemos afirmar que en este fragmento analizado prevalece la figura del investigador por sobre la del hablante nativo de lengua gallega.
4.2 Labor académica y disciplinas humanísticas
En esta última parte de nuestro trabajo, y respetando también la linealidad del texto, se analizarán aquellos fragmentos de la autobiografía de Regueira en los que el autor reflexiona acerca de su propia formación y actividad como sociolingüista, pero además sobre las dificultades que conlleva el desempeñarse en las ciencias humanas.
En el primer pasaje que analizamos, Regueira continúa describiendo sus comienzos como investigador en el ILG. Si bien alude a cuestiones estrechamente relacionadas con el gallego, se explaya especialmente sobre los aportes que esta experiencia le brindó en cuanto a formación académico-científica:
En el ILG en que empecé a trabajar me encontré, por tanto, con un grupo de gente muy motivada y con gran ambición intelectual (…) De ellos aprendí la importancia de prestar atención a los detalles, el rigor en el tratamiento de los datos lingüísticos y sobre todo que los hechos de la lengua hablada, por cualquier persona, independientemente de su grado de formación y su posición social, respondían a reglas lingüísticas que eran el objetivo último de la descripción y explicación de los hechos observados (…) Y por otra parte, no menos importante, la lengua que estábamos estudiando no era tratada como una “forma” desconectada de las personas y del grupo social que la utilizaba, sino que era vista como un hecho constitutivo del grupo social que la producía. Y esa era mi lengua, y la lengua de mi gente. Por tanto, a la motivación intelectual se unía también, para mí, una motivación personal y emocional (Regueira 2014: 329).
En este caso, se observa cómo Regueira detalla los conocimientos y la experiencia que fue adquiriendo en el ILG en cuanto a la metodología de una investigación sociolingüística. En lo que hace al nivel de la metafunción ideacional, vemos que la frase nominal “la lengua” constituye el participante-portador de dos procesos relacionales: “no era tratada como” y “era vista como”, que manifiestan, respectivamente, de qué manera no se concebía y sí se concebía la lengua en el ILG. Por un lado, el primer elemento atributivo “una forma desconectada de las personas” aparece en una oración negativa, ya que empleo del adjetivo “desconectada” implica que esta no tiene ningún tipo de relación con los sujetos que la hablan y, por tanto, sería igual que hablen gallego u otra lengua. Esta concepción se opone a la que Regueira y el ILG sostienen. El segundo atributo, “un hecho constitutivo del grupo social que la producía”, expresa en el texto que la lengua para Regueira debe entenderse en estrecha relación con la identidad de la comunidad que la habla y su estudio no puede desconocerla ni desestimarla.
De este modo, mediante el enunciado “Y esa era mi lengua y la lengua de mi gente”, Regueira no solo reafirma así su condición de hablante nativo de gallego y, por lo tanto, su propia identidad como sujeto gallego, sino que a la vez se asume como miembro de dicha sociedad. Este sentido de pertenencia a un grupo social implica también la posesión de una lengua determinada, hecho que se expresa en el uso del pronombre posesivo “mi” asociado a los sustantivos “lengua” y “gente”. Se advierte, entonces, el importante papel que cumple para Regueira la lengua como elemento marcador de identidad, como elemento portador y transmisor de una cultura común.
La última cláusula de este pasaje hace explícito cómo en la figura de científico-investigador de Regueira juega un rol de suma relevancia su condición de hablante nativo: “Por tanto, a la motivación intelectual, se unía también, para mí, una motivación personal y emocional”. Así, se advierte cómo se combinan en su quehacer académico dos tipos de aspiraciones: la que impulsa, en definitiva, la tarea de todo científico, relacionada con la curiosidad, el saber, el deseo de conocimiento, y aquella que, en este caso, se aplica a Regueira por su condición particular y que él define apelando a dos adjetivos que refieren directamente a lo afectivo: “emocional” y “personal”. Nuevamente, la lengua gallega es mucho más que su objeto de estudio: constituye una parte primordial de su identidad.
Con respecto al plano de la metafunción interpersonal, el empleo de expresiones tales como “tratamiento de los datos lingüísticos”, “hechos de la lengua hablada”, “reglas lingüísticas” y “descripción y explicación de los hechos observados” vuelve a poner en evidencia el conocimiento y manejo por parte de Regueira de un léxico específico de la sociolingüística. Sin embargo, a este registro científico se añade otro que, como analizamos previamente, expresa una valoración de afecto muy positiva hacia el gallego. De esta manera, observamos cómo el sujeto investigador se combina otra vez con el de hablante nativo, desdibujando así el límite entre uno y otro.
En el fragmento siguiente, Regueira se refiere a los inicios de la lingüística gallega en tanto disciplina, pero también a la situación de declive que atraviesa, como le ocurre a gran parte de los estudios humanísticos dentro de las universidades de España:
[L]a lingüística gallega, en su sentido estricto, se inicia en la década de 1970 y conoce un incremento continuado hasta mediados de los noventa (…) No obstante, a partir de esos años la incorporación de personal investigador joven se frenó, por razones en parte coyunturales y en parte por el declive de los estudios humanísticos en la universidad española, considerados de interés secundario por ser vistos como no rentables en términos económicos. Esto tuvo como consecuencia, entre otras, que las líneas de investigación más innovadoras hayan quedado desatendidas. Ello me ha impulsado también en estos últimos años a animar a jóvenes licenciados y licenciadas a atreverse a abrir nuevas vías para la lingüística gallega (Regueira 2014: 338).
Como bien expresa Regueira al final de este pasaje, el estado de las disciplinas humanísticas en España lo estimula para continuar con mayor ahínco su labor investigativa pero también docente. Así, al abordar el nivel de la metafunción ideacional, observamos, por un lado, que en la frase verbal “me ha impulsado a animar” de la cláusula principal, y en la frase verbal “atreverse a abrir” del complemento, se encuentra la presencia de procesos de sentimientos y procesos mentales que nos permiten visualizar las características del accionar de Regueira y, en definitiva, su imagen como científico-investigador: a pesar de ser consciente de todos los obstáculos que se le presentan a la hora de trabajar con la lengua gallega —por la naturaleza de la problemática y por los factores contextuales referidos—, el autor decide arriesgarse por la existencia y continuidad de la lingüística gallega y les pide hacer lo mismo a jóvenes graduados recientes, no solo para profundizar lo hecho hasta el momento, sino para abordar nuevas perspectivas. En otras palabras, les pide apostar a un futuro que no puede asegurar “prometedor” en términos económicos pero, podríamos agregar, tampoco en términos académicos y profesionales, puesto que por más innovadoras que sean las líneas de investigación propuestas, si no se invierte en ellas, muy poco puede avanzarse en su estudio. Sin embargo, y paradójicamente, es necesario trabajar en ese campo si se pretende fortalecer la lingüística gallega y, con ella, el gallego.
Por otro lado, el sintagma “el declive de los estudios humanísticos”, manifiesta una valoración de apreciación negativa respecto de la situación que atraviesa este campo disciplinar dentro del ámbito académico y científico español. A su vez, esta evaluación se ve reforzada con las expresiones “de interés secundario” y “no rentables en términos económicos”, que evidencian cómo Regueira introduce en su propio texto —aunque sin explicitar de quiénes se trata— las voces de aquellos que, precisamente, no consideran las disciplinas humanísticas lo suficientemente relevantes para la sociedad como para destinarles dinero y promover su desarrollo. Podríamos argumentar que las palabras de Regueira revelarían una dura crítica a las autoridades tanto políticas como también universitarias por la desvalorización que demuestran hacia este vasto campo de conocimiento y los posibles aportes que puede realizar a la sociedad.
Con respecto al nivel de la metafunción interpersonal, si bien no se observa el empleo de terminología específica de la (socio)lingüística, las expresiones “incorporación de personal investigador”, “estudios humanísticos en la universidad española” y “líneas de investigación” dan cuenta del uso de un léxico característico del registro académico-científico, hecho que evidencia la directa vinculación que Regueira tiene con dicho ámbito profesional. En este sentido, podemos decir que vuelven a combinarse aquí la figura del sujeto investigador con la del hablante nativo de gallego.
Los últimos párrafos del relato autobiográfico de Xosé Luis Regueira presentan reflexiones acerca de la visión que el autor tiene de sí mismo como científico-investigador y sobre los logros que ha alcanzado con su investigación sobre la lengua gallega:
Soy consciente desde hace tiempo de que la curiosidad, que me ha llevado a inclinarme hacia los aspectos que más me apasionan de las lenguas, y también la necesidad de trabajar en ciertas cuestiones, han provocado una dispersión de intereses que sin duda han afectado mi investigación. No me cuesta trabajo admitir que no he realizado contribuciones relevantes a la lingüística que hayan tenido influencia en otras personas en el terreno de la investigación, y por eso me sorprendió (y también reconozco que me agradó) que mi nombre fuese incluido en este libro. No obstante, me quedo con el lado positivo que sin duda también tiene, al permitirme tener una visión más completa e integral de la lengua, y sobre todo del papel que esta tiene en nuestra sociedad. Mi trabajo me llevó a participar en una empresa colectiva [que] no solo consiste en contribuir a la estandarización y la normalización de una lengua minorizada. (…) Desde el convencimiento de que lo local es universal, esa tarea es también una contribución a un mundo en el que el respeto por la diversidad lingüística y cultural sea mayor, a un mundo más democrático y en definitiva más justo (Regueira 2014: 348-349).
En relación al plano de la metafunción ideacional, las expresiones nominales “la curiosidad”, “la necesidad de trabajar en ciertas cuestiones” y “una dispersión de intereses” dan cuenta de cómo la imagen que construye discursivamente Regueira de sí mismo en tanto científico-investigador se distancia de la de un sujeto hiperespecializado en una problemática determinada, cuyo máximo objetivo es lograr aportes notables en su campo de conocimiento, contando en su currículum vitae con una abundante producción científica al respecto. No obstante, esa búsqueda e indagación constante le han brindado una apertura intelectual y una mirada más completa y abarcativa de su objeto de estudio. En este sentido, el proceso de sentimiento que se expresa en el verbo “apasionar” en el enunciado “los aspectos que más me apasionan de las lenguas” manifiesta una valoración altamente positiva de afecto hacia el estudio de las lenguas, en definitiva hacia su trabajo como sociolingüista, ya que este provoca en Regueira sentimientos de entusiasmo y afición, es decir que lo involucra emocionalmente.
A este respecto, en la oración que cierra el pasaje, Regueira alude a las implicancias y los frutos de su propia labor. Aquí, el participante del discurso se realiza en el sintagma nominal “esa tarea”, cuyo referente es la frase nominal “una empresa colectiva” y con la que Regueira define su trabajo, haciendo explícito que la estandarización y normalización de la lengua gallega(y de cualquier otra lengua) requiere sí o sí de la participación y compromiso de toda una sociedad. Es por la misma razón que “esa tarea” es también definida a través de la cláusula atributiva con la que finaliza la oración. Regueira concibe que su labor, más allá de contribuir a la investigación lingüística y a la lengua gallega, es también un aporte social, puesto que pretende generar un cambio en los valores —o la falta de ciertos valores— que predominan en el mundo actual. En consecuencia, se manifiesta en su texto una valoración de juicio negativa hacia la sociedad de hoy, evaluación que se realiza en el empleo del verbo “ser” en modo subjuntivo para describir por un lado el sintagma nominal “respeto por la diversidad lingüística y cultural”, cuyo atributo es el adjetivo “mayor”; y, por el otro, para caracterizar la construcción nominal “un mundo” por medio de los adjetivos “democrático” y “justo”. De esta manera, consideramos que Regueira expresa su deseo de que la desigualdad y la injusticia imperantes en la actualidad comiencen a desaparecer para dar lugar a un mayor respeto por el otro, por ese otro que es distinto pero igual a la vez.
Por último, en lo que refiere a la metafunción interpersonal, vemos que si bien Regueira se expresa desde su lugar de investigador sociolingüista, también reflexiona en torno a cuestiones que implican pero que a la vez exceden su propia labor como tal. A este respecto, la valoración de afecto altamente positiva hacia la tarea realizada por él, sus colegas y estudiantes discípulos evidencia cómo se conjugan aquí el sujeto investigador con el hablante nativo, comprometidos ambos en lograr la estandarización y normalización de la lengua gallega, y por tanto, en promover un mundo multilingüe.
5. Reflexiones finales
Como se evidencia a partir del análisis elaborado, el enfoque propuesto por la Lingüística Sistémico-Funcional, en conjunto con los aportes de la Teoría de la Valoración, resultaron sumamente productivos para abordar las reflexiones expuestas por el sociolingüista gallego-español Xosé Luis Regueira en su autobiografía intelectual. Así, mediante la aplicación de la LSF, pudimos constatar en el plano del texto cómo para Regueira la lengua resulta un elemento constitutivo de la identidad de un sujeto a nivel individual y grupal, estableciendo un lazo de pertenencia entre este y su comunidad. De esta manera, el papel fundamental que le asigna a la lengua gallega en su identidad como individuo gallego y miembro de la comunidad de Galicia atraviesa todo su relato autobiográfico y se observa en el hecho de que el gallego, cuando no cumple el rol de participante-portador del discurso, constituye la meta de algún proceso material referido a su labor como sociolingüista.
Su condición de hablante nativo de gallego resulta, entonces, inseparable de su formación como lingüista especializado en dicha lengua y por cuya codificación y estandarización trabaja. Si bien a lo largo del análisis se advierte que en algunos pasajes predomina la expresión discursiva de la figura del científico-investigador, mientras que en otros lo hace la del hablante nativo, en ningún caso es posible aislar una de la otra, ni siquiera en aquellos pasajes donde Regueira se expresa acerca de la desvalorización que aprecia hacia las disciplinas de humanidades, la lingüística entre ellas, y la lingüística gallega sobre todo.
A este respecto, se comprueba la utilidad del dominio de la actitud para establecer los distintos tipos de evaluaciones que se registran en el texto de este autor. Por un lado, la lengua gallega recibe en todo el relato una valoración de afecto altamente positiva, que se extiende, además, a la disciplina dedicada a estudiarla. Sin embargo, cuando Regueira se explaya acerca de la situación de minorización y desprestigio en la que se halla aún hoy el gallego y sobre las dificultades que debe afrontar en su labor académica por ser la lingüística gallega apenas considerada un campo de investigación, nos hallamos frente a una evaluación de apreciación muy negativa, que incluso puede considerarse de afecto, puesto que involucra el propio quehacer de Regueira, lo que “le da sentido al esfuerzo de cada día”.
Podemos concluir, entonces, que la imagen de científico-investigador construida en la autobiografía intelectual de Xosé Luis Regueira es la de un sociolingüista especializado en gallego, atravesado profundamente por su condición de hablante nativo de esta lengua. Como tal, Regueira se ubica en la periferia de la comunidad científica, no solo porque manifiesta que su curiosidad ha ido en desmedro de su producción académica y que no ha realizado contribuciones influyentes en otras personas en el terreno de la investigación, sino también porque, a pesar de ser consciente de la desvalorización que atraviesa el campo científico en el que se desempeña, sigue trabajando en pos de la recuperación de su lengua y de los que considera objetivos más importantes aún: el respeto por la diversidad lingüística y cultural a favor de una mayor democracia y justicia.
Por todo lo expuesto, consideramos que el trabajo realizado presenta un ensamblaje original entre el acercamiento sociolingüístico a la problemática de la elección de lengua y la posibilidad de su estudio discursivo. En este sentido, debemos destacar que el subgénero de la autobiografía intelectual se revela como una fuente innovadora también para el campo de los estudios sociolingüísticos —además del de la historiografía lingüística— puesto que nos permitió abordar un objeto de estudio que hasta el momento no ha sido trabajado en profundidad: las elecciones de lengua y reflexiones metalingüísticas de los lingüistas. Precisamente, las referidas contribuciones de Aurell (2015) y Laborda (2015) en torno a la autobiografía intelectual, y el análisis aquí presentado constituyen nuestro punto de partida para elaborar nuestra propuesta de la categoría de autobiografía lingüística: mientras que la autobiografía intelectual hace énfasis en el inicio y desarrollo de la trayectoria profesional de su autor, la autobiografía lingüística tiene como objetivo focalizar en el aspecto lingüístico de la vida del lingüista, y en particular, en las elecciones de lengua que haya tenido que realizar en el transcurso de su trayectoria vital, estén estas o no vinculadas con su labor académico-científica.
Notas
Referencias
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