Resumen
En portugués brasileño existe la variación a/para/em en enunciados con verbos que expresan movimiento o traslado a un lugar (ir, llegar, venir, entre otros). Se trata de una variación no reconocida por la normativa, ya que, para la tradición gramatical, estos verbos seleccionan solamente las preposiciones direccionales a/para; sin embargo, en el habla coloquial de Brasil, la preposición locativa em alterna con las direccionales, y esta variación no es libre sino que está motivada por razones semánticas y pragmáticas que dan cuenta de cómo los hablantes conciben el evento al cual se refieren. Esta alternancia observada en el portugués parece ocurrir también en enunciados en español producidos por hablantes brasileños, y se hace notoria cuando estos seleccionan la preposición en en contextos equivalentes a aquellos en los que podría prevalecer la variante em en portugués. Este trabajo aborda un grupo de textos escritos en español por hablantes de portugués brasileño que se encuentran estudiando español o tienen ya algún grado de desempeño en esta lengua, registra el uso alternante de las preposiciones a/en y sus significados en los contextos descritos, y analiza si las variables que motivan la selección de una u otra preposición en español son las mismas que operan en portugués.
palabras clave: variación; contacto; significado; verbos; preposiciones.
Abstract
In Brazilian Portuguese there is variation of a/para/em in sentences with verbs that express movement to a place (go, arrive, come, among others). It is a non-normative variation, since the grammatical tradition prescribes, for these verbs, the selection of directional prepositions a/para; however, in the colloquial speech of Brazil, the locative preposition em alternates with the directional ones, and this variation is not free, but motivated by semantic and pragmatic reasons that account for how speakers conceive of the event to which they refer. This alternation observed in Brazilian Portuguese seems to occur also in statements in Spanish produced by Brazilian speakers, and it becomes noticeable when they select the preposition in contexts equivalent to those in which the variant em in Portuguese would prevail. This work deals with a group of texts written in Spanish by Brazilian Portuguese speakers who are studying Spanish or already have some degree of performance in this language, records the alternating use of prepositions a/en and their meanings in the described contexts, and analyzes whether the variables that motivate the selection of one or the other preposition in Spanish are the same as those that operate in Portuguese.
keywords: variation; contact; meaning; verbs; prepositions.
1. Introducción
En portugués brasileño existe la variación a/para/em en enunciados con verbos que expresan movimiento o traslado a un lugar (ir, llegar, venir, entre otros). Se trata de una variación no reconocida por la normativa, ya que, para la tradición gramatical, estos verbos seleccionan solamente las preposiciones direccionales a/para; sin embargo, en el habla coloquial de Brasil, la preposición locativa em alterna con las direccionales (Blaskovski Vieira 2009:424), y esta variación indica cómo los hablantes conciben el evento al cual se refieren.
Hay autores que interpretan esta alternancia como una variación lingüística, condicionada por factores lingüísticos y extralingüísticos. Mollica (1996), por ejemplo, identificó algunos de los factores que condicionan la selección de una u otra de estas preposiciones en combinación con el verbo ir. El estudio muestra que los rasgos semánticos del complemento locativo influyen en la selección de la preposición: locativos que refieren a lugares cerrados (un cine, un shopping, un estadio, etc.) tienden a seleccionar la preposición em, mientras que locativos que refieren a lugares abiertos (playa, parque, etc.) tienden a seleccionar las preposiciones a/para. Asimismo, otro factor relevante que surge de este estudio es el grado de definición o determinación del locativo: cuanto más definido o determinado es el locativo, mayor es la probabilidad de que aparezca la preposición em; y viceversa, cuanto más indefinido o indeterminado, mayor es la probabilidad de ocurrencia de las preposiciones a/para (Blaskovski Vieira 2009:427-428).
Esta alternancia observada en el portugués parece ocurrir también en enunciados en español producidos por hablantes brasileños y se hace notoria, sobre todo, cuando estos seleccionan la preposición española en en contextos equivalentes a aquellos en los que podría prevalecer la variante em en portugués.
El uso alternante de preposiciones direccionales y locativas en los contextos descritos no es considerado dentro de la norma culta del español ni se registra, en líneas generales, en el habla coloquial, excepto en casos puntuales de contacto lingüístico de español con lenguas amerindias, por ejemplo, español-guaraní (Martínez & Speranza 2009) y español-quechua (Fernández 2010). En consecuencia, la ocurrencia de la preposición en en dichos contextos es vista como una inadecuación gramatical y, en el caso específico de enunciados producidos por brasileños, esta inadecuación suele ser tipificada como interferencia del portugués.
Ahora bien, esta caracterización no aporta información sobre los motivos que subyacen a este uso y, más aún, no explica por qué los mismos hablantes algunas veces seleccionan una preposición direccional y en otras ocasiones prefieren en; en otras palabras, no identifica la existencia de una variación significativa ni los factores que la condicionan.
Cabe aclarar que en la bibliografía sobre el portugués brasileño que aborda la alternancia entre las preposiciones a/para/em no se distinguen valores semánticos ni frecuencias de uso entre las preposiciones direccionales cuando estas se combinan con verbos de movimiento. Sin embargo, en el caso del español, la situación es diferente. Los valores semánticos y la frecuencia de uso de las preposiciones españolas a y para no resultan por completo asimilables en estos contextos. En efecto, si bien ambas son identificadas como direccionales, en el caso de a, como veremos más adelante, se destaca el sentido físico de destino que esta introduce cuando se combina con verbos de movimiento, mientras que en el caso de para se observa, además del sentido físico, el sentido figurado con el cual esta preposición cumple una de sus funciones más características, que es la de expresar finalidad o propósito1 (RAE/ASALE 2010:569; Lieberman 2007:170-172). Asimismo, desde un enfoque cognitivista, un estudio reciente (Romo Simón 2016:397) ha señalado una diferencia significativa entre a y para que radica en el mayor o menor énfasis en el final del movimiento o en el abandono del origen que una y otra suelen perfilar, respectivamente2.
El valor de destino físico del movimiento, entonces, en español es cubierto preferentemente por a; es por eso que, en los enunciados en español producidos por hablantes de portugués brasileño, las ocurrencias marcadas3 de en aparecen en contextos en los que la preposición esperada es a, y no para. En consecuencia, postulamos que la variación significativa en español se produce entre a y en, independientemente de que en portugués brasileño la variación análoga pueda registrarse entre a, para y em.
¿Por qué algunos hablantes de portugués brasileño, en ciertas ocasiones, seleccionan la preposición en en sintagmas con verbos de movimiento del tipo ir, llegar o volver, entre otros, en lugar de la preposición a, que es la opción no marcada en español? ¿Qué perspectivas cognitivas reflejan sus selecciones?
Con el objetivo de hallar respuestas a estos interrogantes, este trabajo aborda un grupo de textos escritos en español por hablantes de portugués brasileño que se encuentran estudiando español o tienen ya algún grado de desempeño en esta lengua, registra el uso alternante de las preposiciones españolas a y en y sus significados en los contextos descritos en los párrafos anteriores, y analiza si las variables que motivan la selección de una u otra preposición en español son las mismas que operan en portugués.
2. Marco teórico
El presente trabajo se enmarca en la teoría de la variación morfosintáctica intrahablante que sigue los lineamientos de la Escuela Lingüística de Columbia (ELC) y de la Etnopragmática. La primera postula que las formas lingüísticas “son señales significativas usadas por seres inteligentes con el fin de transmitir mensajes” y propone “estudiar la motivación de las selecciones lingüísticas y determinar la relación entre el aporte significativo de las mismas y el mensaje que se infiere en el discurso” (Martínez 2009:259), mientras que la segunda concibe la variación como “la correlación motivada de un continuo cualitativo (una serie de contextos o aspectos contextuales) con un continuo cuantitativo (la frecuencia relativa de las variantes en competencia)” (García 1998:221).
Desde este enfoque, sostenemos que los usos variables, lejos de ser arbitrarios, casuales o caóticos, son motivados, ya que a través de ellos los hablantes manifiestan diferentes perspectivas frente a la misma escena. En la variación morfosintáctica, cada forma aporta un significado singular; coincidimos entonces con Martínez & Speranza (2009:92) en que no se trata de “decir lo mismo” con otras palabras, como lo concibe la tradición sociolingüística de orientación laboviana4, sino de poner en escena perfilamientos5 cognitivos distintos frente a un mismo referente.
Un concepto clave para comprender el funcionamiento de la variación lingüística es el de “equivalencia referencial”. Esta supone que un mismo evento puede representarse lingüísticamente desde diferentes perspectivas, utilizando diferentes formas lingüísticas, las cuales, por el hecho de remitir a un mismo referente, se conciben como referencialmente equivalentes (Martínez & Speranza 2009). Se dice que hay variación lingüística, entonces, cuando un hablante puede alternar formas lingüísticas distintas para crear un mensaje equivalente en referencia a un mismo evento o una misma escena.
Para descubrir si efectivamente existe equivalencia referencial entre distintas formas lingüísticas, Martínez & Speranza (2009) señalan que la herramienta clave es el establecimiento del significado básico de las formas en variación:
El establecimiento del significado básico de cada una de las formas en variación resulta la herramienta clave del análisis puesto que es ese significado básico invariante e impreciso el que brinda su aporte comunicativo a lo largo de los distintos contextos de uso. La coherencia que surge entre significados y contextos brinda al analista la explicación más valiosa de la variación: al amparo de los significados, los usuarios del lenguaje recurren al uso alternante para recrear mensajes (Martínez & Speranza 2009:94)
Sobre la base de este enfoque, cabe afirmar, con la ELC, que cada signo individual es monosémico y realiza un aporte único, constante e invariable a la comunicación, y que la polisemia, entonces, se halla en el mensaje y no en el signo (Álvarez Garriga & Zanfardini 2014:2).
En efecto, para la ELC el significado lingüístico funciona como un mecanismo de explicación (Huffman 2001:44) a partir del cual se pueden inferir las motivaciones que guían a los hablantes en el proceso de construcción de sus mensajes:
The human users of language constantly intervene to supply much of the labor of communication. Speakers continually evaluate how much information hearers can be expected to furnish, and rely on hearers to do some of the work. Hearers, for their part, are only too willing to exercise their inferential powers and jump to conclusions as to a speaker’s intent, using any amount of information. Communication is achieved by a process of construction; it is not the result of simple transmission through linguistically encoded elements (Huffman 2001:33).
Asimismo, creemos que este enfoque es consistente con las reflexiones sobre los procesos de gramaticalización y cambio sintáctico desarrollados por Concepción Company Company (2016), que ponen en foco el protagonismo del hablante/oyente en el trabajo de inferencia y reanálisis que configura dichos procesos:
El protagonista del reanálisis es el oyente y el proceso es de naturaleza inferencial: el oyente obtiene del contexto información o significados nuevos que no están explícitos en las formas mismas que integran la construcción unidad del cambio. El carácter inferencial se debe a que el hablante no emite un mensaje totalmente explícito, o cree que lo emite y que el oyente comparte más información de la que realmente este conoce; el oyente infiere nueva información y reinterpreta. Cuando el oyente toma el turno de hablante carga las formas de la construcción en cuestión con esos nuevos significados extraídos del contexto, los comparte con otros hablantes y esas construcciones nuevas, así enriquecidas, se difunden y terminan por ser las formas convencionales que vehiculan la comunicación en una comunidad (Company Company 2016:524).
Efectivamente, son los hablantes, con sus necesidades y sus idiosincrasias, quienes inician, sostienen, regulan y, en última instancia, cristalizan en la gramática los usos lingüísticos.
3. Dos preposiciones, dos significados, una hipótesis
La hipótesis que sostenemos es que, al producir enunciados en español y en determinados contextos, los hablantes brasileños pueden transferir la variación existente en portugués entre las preposiciones direccionales a/para y la locativa em a las preposiciones españolas a y en. Se trata de un fenómeno de trasvase lingüístico (Martínez & Speranza 2009:95) que tiene como fondo la situación de contacto entre ambas lenguas. Asimismo, postulamos que es probable que el uso de la variante en se registre mayoritariamente en enunciados de hablantes brasileños que cuenten con menor entrenamiento en el uso del español y en el monitoreo de su producción en esta lengua.
Fenómenos análogos de trasvase gramatical en situaciones de contacto lingüístico han sido estudiados por Speranza (2011) y Álvarez Garriga & Speranza (2012), entre otros. Estas autoras analizan las selecciones verbales realizadas por hablantes de lenguas indígenas (quechua y guaraní en el primer estudio, solo quechua en el segundo) cuando producen determinados enunciados en español y postulan la existencia de una variación significativa que da cuenta de necesidades comunicativas vinculadas con la evidencialidad6.
4. Corpus
El corpus que hemos construido para nuestro análisis está compuesto por un total de 53 muestras extraídas de 29 textos completos escritos en español por hablantes de portugués brasileño, desarrollados en el marco de distintas instancias de evaluación: 17 textos corresponden al examen CELU7 (Certificado de Español: lengua y uso), un examen único que permite evaluar tres niveles de competencia —básico, intermedio y avanzado—, y 12 a exámenes de logro8 o tareas realizadas en un curso de español de nivel elemental9.
Las 53 muestras se encuentran distribuidas de la siguiente manera:
En cuanto al nivel de competencia en español que presentan las muestras, es posible distinguir dos situaciones: por un lado, las muestras del Examen CELU han sido extraídas de textos evaluados, en su mayoría, como intermedios (tres han sido evaluados como avanzados y solo dos como básicos); por el otro, las muestras provenientes de exámenes y tareas de dos cursos de español de nivel elemental corresponden a un desempeño básico.
No contamos con datos completos sobre la procedencia geográfica exacta ni el perfil educacional de los autores de los textos. En el caso de los estudiantes de cursos de nivel elemental, sabemos que la mayoría son inmigrantes recientes: muchos se encuentran iniciando sus estudios universitarios (CBC de la UBA, por ejemplo) y se han mudado a Buenos Aires por razones de estudio, y otros han hecho lo mismo por razones laborales. En el caso de los candidatos que rindieron el examen CELU, sabemos que todos lo hicieron en sedes ubicadas en Brasil.
5. Preposiciones, significados y tradición gramatical
La tradición gramatical de base formalista suele ubicar a las preposiciones dentro del grupo de las llamadas “palabras funcionales”, en oposición a las “palabras plenas” (Lyons 1984). La diferencia entre ambas clases es claramente cualitativa y reviste un carácter jerárquico: las “palabras plenas”, como los sustantivos y los verbos, constituyen las “partes mayores del discurso”, son portadoras de significado autónomo y por esto se las considera dentro del acervo léxico de una lengua; en contraste, las “palabras funcionales”, como las preposiciones, los artículos y las conjunciones, constituyen un grupo reducido, dependiente siempre de la concurrencia de otros signos —las palabras “plenas”— y cuyo funcionamiento tiende a estar condicionado por las reglas de la sintaxis de la lengua particular a la cual pertenecen, por lo cual no se suele reconocer en ellas capacidad de portar significado pleno y autónomo, es decir, independiente de las relaciones sintagmáticas en las que participan. Así lo afirma Lyons (1984):
Una característica de estas palabras funcionales es que pertenecen a clases de pocos miembros y que su distribución tiende a estar muy condicionada por las reglas sintácticas de la lengua (Lyons 1984:137).
En contraste con esta visión “empobrecida” de las preposiciones, así como del resto de las denominadas “palabras funcionales”, la ELC sostiene que todas las palabras, en tanto signos constituidos por significante y significado, hacen su aporte más o menos impreciso al contexto (Álvarez Garriga & Zanfardini 2014:3).
Por otra parte, esta separación de los signos lingüísticos en categorías más o menos rígidas que distinguen grados —también más o menos rígidos— de significatividad parece proyectar una idealización de la sintaxis que no se corresponde con la realidad viva del uso de la lengua, que siempre es dinámico, motivado y significativo, como señala Martínez:
La sintaxis —co-locación de formas en contexto— es comunicativamente motivada y, en consecuencia, libre de todo sometimiento a reglas y ligada, por lo tanto, a las posibilidades cognoscitivas de los hablantes. La regularidad que se percibe en el campo sintáctico no es más que el producto de la “rutinización” de estrategias lingüísticas comunicativamente eficaces (Martínez 2012:2).
Es decir que la sintaxis no es determinante sino determinada por las necesidades comunicativas de los hablantes. Asimismo, resulta interesante —y congruente con el punto de vista de la ELC— atender al hecho de que las preposiciones se encuentran listadas y clasificadas en las gramáticas sobre la base de sus significados prototípicos, relevados del uso culto y estandarizado históricamente. Esto implica un reconocimiento tácito de que estas palabras efectivamente tienen significado propio y que este significado puede ser objetivado y ponderado en sí mismo, con independencia de las reglas sintácticas que regulan su funcionamiento sintagmático.
Retomando el tópico de las preposiciones, concebidas entonces como signos lingüísticos en sentido pleno, y antes de adentrarnos en el despliegue y análisis del corpus que nos ocupa, proponemos hacer un repaso de los significados prototípicos que las respectivas gramáticas registran para las preposiciones portuguesas a/para/em en, por un lado, y las españolas a/en, por el otro.
5.1. El significado prototípico de las preposiciones a, para y em en la tradición gramatical del portugués
En su estudio sobre el fenómeno de las variaciones preposicionales con verbos de movimiento en portugués brasileño, Blaskovski Vieira (2009) apunta que las preposiciones a, em y para tienen tanto sentido de movimiento como de situación: el sentido de movimiento expresa aproximación a un límite (preposiciones a/para) y tendencia a una posición de contacto o de interioridad (preposición em); el sentido de situación expresa coincidencia, concomitancia (preposición a), posición en el interior, dentro de límites (preposición em) y finalidad, dirección (preposición para) (Blaskovski Vieira 2009:425).
De acuerdo con lo que prescribe la tradición gramatical, los verbos de movimiento ir, chegar y vir requieren preposiciones que tengan el sentido de dirección, por lo cual deben emplearse con las preposiciones a/para, que responden a este requisito. Sin embargo, como señalamos en la introducción, en el portugués brasileño es común el uso de la preposición em acompañando a esos verbos.
Los usos destacados en (1a-b), (2a-b) y (3a) son previstos, aceptados y recomendados por la norma culta y por ende están dentro del portugués estándar, mientras que los usos ejemplificados en (1c), (2c) y (3b) son considerados no estándar.
Sin desmedro de la normativa, que procede de la tradición histórica, son varios los estudios que vienen registrando en el portugués brasileño una tendencia a priorizar la relación entre verbo y complemento locativo, antes que el vínculo entre verbo y preposición, por lo cual se postula la existencia de condicionamientos lingüísticos y extralingüísticos que estarían actuando en la selección de la preposición que acompaña los verbos de movimiento (Mollica 1996; Ribeiro 2008). Estos estudios coinciden en observar que este fenómeno no representa una variación libre, sino que es motivada principalmente por razones semánticas.
En relación con el tema que nos interesa, los estudios mencionados dan cuenta de que las variables grado de definición o determinación del locativo [+/- determinado] y configuración del espacio [+/- abierto] influyen en la selección de la preposición que realizan los hablantes: la indeterminación del locativo y el hecho de tener como referente un lugar [+abierto] favorecen la emergencia de las preposiciones a/para; en contraste, la determinación y definición del locativo y el hecho de tener como referente un lugar [-abierto] propicia la selección de la preposición em.
Por último, es importante resaltar que de los mismos estudios surge que la tendencia al uso de la preposición em cuando el lugar es [+determinado] y/o [-abierto] se refuerza notoriamente en presencia del verbo chegar (Blaskovski Vieira 2009:442-443).
5.2. El significado prototípico de las preposiciones a y en en la tradición gramatical del español
Proponemos ahora repasar los comentarios de la tradición gramatical sobre estas formas en la Nueva Gramática de la Lengua Española, publicada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (RAE/ASALE 2010), y en el volumen Escribir en español: claves para una corrección de estilo, de María Marta García Negroni (2010), utilizado como fuente de consulta habitual sobre usos y normativa del idioma en el ámbito rioplatense.
Con respecto a la preposición a, tanto la RAE/ASALE como García Negroni señalan los valores de destino y término o límite, a los cuales la Nueva Gramática añade el de localización, en alternancia con en.
La preposición a introduce complementos de destino (Voy a Murcia), de término o límite (No llega a fin de mes; Sal al balcón) y de localización, en alternancia con en (Lo detuvieron a la puerta de su domicilio; Estamos a la mesa). Estos complementos de ubicación suelen añadir el rasgo de ‘dirección’ u ‘orientación’, muy visible en La casa da al Norte o en para abrirse al mundo. (RAE/ASALE 2010:565)
En cuanto a la preposición en, leemos en las mismas fuentes:
La preposición en es la más característica para expresar ubicación, sea esta espacial (en la mesa, en el cajón, en la pared, en la puerta) o temporal (en verano, en el primer trimestre, en 1976). Como otras preposiciones, puede alternar el valor de ubicación con el de término de un movimiento o resultado de un proceso: entrar en la ciudad, penetrar en los tejidos, convertirse en polvo, acabar en desastre. (RAE/ASALE 2010:568)
La preposición en puede significar tiempo, lugar, modo, medio o instrumento, así como también término de un movimiento con determinados verbos, ocupación, precio, entre otros. (García Negroni 2010:505)
Como podemos notar, tanto RAE/ASALE como García Negroni coinciden en atribuir el valor de término de un movimiento a la preposición en, con lo cual se acercan a la noción de locativo que la tradición gramatical del portugués le asigna, por su parte, a la forma em. Incluso García Negroni menciona la alternancia a/en en el caso de complementos regidos por el verbo entrar:
Y aunque no incluye referencias a la aparición de esta alternancia con verbos distintos de entrar, la potencialidad de que esta alternancia ocurra parece contenida en el significado básico de ambas preposiciones.
6. Análisis cualitativo y cuantitativo
Para determinar el significado básico de las formas en variación y su relación con el mensaje que se infiere del contexto, realizamos un análisis cualitativo. Fundamentalmente, hemos trabajado sobre la base del contraste de pares mínimos (a/en) y el análisis textual. Asimismo, hemos cuantificado y clasificado las ocurrencias de las formas en variación con el objeto de establecer la frecuencia (relativa) de uso de cada variante en distintos contextos.
6.1. Presentación de los datos
A los fines de establecer la frecuencia (relativa) de uso de cada variante, hemos organizado los datos del corpus siguiendo estos criterios:
A continuación, presentamos los cuadros con los resultados correspondientes a cada criterio.
a | 46 | 87% |
en | 7 | 13% |
Total | 53 | 100% |
Cuadro 1: Usos de las variantes a/en
a | en | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
llegar | 8 | 62% | 5 | 38% | 13 |
venir | 1 | 50% | 1 | 50% | 2 |
volver | 6 | 86% | 1 | 14% | 7 | Total | 15 | 7 | 22 |
Cuadro 2: Usos de las variantes a/en según el verbo
a | en | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
Lugar determinado o conocido | 12 | 71% | 5 | 29% | 17 |
Lugar cerrado o delimitado | 19 | 90% | 2 | 10% | 21 |
Total | 31 | 7 | 38 |
Cuadro 3: Usos de las variantes a/en según el complemento: lugar determinado o perteneciente al ámbito personal vs. lugar cerrado o con límites visibles que el hablante puede reconocer cuando proyecta la escena
a | en | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
Exámenes CELU | 21 | 95% | 1 | 5% | 22 |
Exámenes/tareas de curso elemental | 25 | 81% | 6 | 19% | 31 | Total | 46 | 7 | 53 |
Cuadro 4: Usos de las variantes a/en según el origen de la muestra
De las muestras analizadas, hemos seleccionado siete textos modelo en los que es posible observar los distintos casos en los que aparecen las formas en variación. A continuación, citamos dichos textos.
6. 2. Análisis de los datos
De los cuadros presentados y del análisis de las muestras, se desprenden las siguientes observaciones.
En primer lugar, considerando todos los usos de las variantes a/en, predomina ampliamente la variante a.
En segundo lugar, al discriminar los usos de las variantes a/en según los verbos con los que aparecen combinadas, es notoria la prevalencia de la combinación llegar en en comparación con las otras construcciones con la misma preposición; esto se ve reforzado con el análisis de los textos (4a-e), incluido el caso de chego em, en (4a):
Este hallazgo es consistente con lo que ocurre con el verbo chegar en portugués, el cual, junto con el significado de desplazamiento, contiene también el de fin, y al parecer es este el significado que el hablante desea expresar cuando selecciona este verbo en combinación con la preposición em (Blaskovski Vieira 2009:433)11.
En tercer lugar, la variante en solo aparece cuando el lugar es determinado o perteneciente al ámbito personal, como en los textos (4a-b-c):
o en contextos en los que el lugar puede ser interpretado también como cerrado o con límites visibles para el hablante, como en los textos (4 d-e):
Estos contextos se corresponden con algunos de los contextos en los que ocurre la variación análoga en portugués. En efecto, como ya hemos señalado, la preposición em puede aparecer ligada a un lugar percibido por el hablante como determinado o propio de su ámbito personal, o puede referir a un lugar cerrado, sea en forma total o parcial, cuyo contorno es factible de ser visualizado cuando se proyecta la escena. Los textos (4a-b-c) son ejemplos claros del primer significado, donde incluso el vínculo con el ámbito personal se ve reforzado por el uso de posesivos: mi departamento, mí edificio, su trabajo; mientras que los textos (4d-e) pueden ilustrar el segundo, sin desmedro de ser considerados también determinados y propios del ámbito personal. En efecto, la plataforma del tren y la empresa, además de ser lugares determinados —y tal vez propios del ámbito de dominio personal del hablante, aunque afirmar o negar esto requiere una contextualización más amplia—, son lugares cerrados (o semicerrados, como puede serlo eventualmente un andén de tren) y, lo más importante, son lugares cuyos límites o contornos resultan visibles para el hablante.
Tomando en cuenta las características del complemento que, según acabamos de ver, suele acompañar a la variante en, encontramos dos casos que nos resultaron llamativos en los textos (4 f-g):
¿Cómo interpretamos la ocurrencia de en en estos enunciados? ¿Se trata acaso de contextos distintos? Creemos que no. En los textos (4a-b-c), el lugar al cual se traslada el sujeto es nombrado como propio mediante un posesivo: mi departamento, mí edificio, su trabajo. En los textos (4f-g), el sujeto del verbo se traslada a la Argentina, y la Argentina, aquí, es el hogar del autor del enunciado, es el lugar donde se sitúa imaginariamente, y en ese sentido es un lugar determinado, un lugar propio: es su lugar.
Queremos volver sobre uno de los textos en el que encontramos las dos variantes con el mismo verbo. Se trata del texto (4b), en el que es notoria la convivencia de ambas variantes dentro de la misma oración, cada una en su contexto y en perfecta coherencia con los significados que hemos postulado:
En llego en mí edificio encontramos el lugar determinado y marcado como propio por el posesivo, mientras que en llegar a la UBA creemos que funciona la tendencia a usar el verbo llegar con el sentido de fin, igual que en portugués; y aunque, por supuesto, es posible interpretar a la UBA como lugar cerrado y delimitado, creemos que en la selección de la preposición en con el verbo llegar el hablante prioriza la noción de lugar determinado y propio, antes que la de lugar cerrado y delimitado.
En cuarto y último lugar, al discriminar los usos de las variantes a/en según el origen de la muestra, encontramos una prevalencia marcada de la variante en en las muestras provenientes de estudiantes de español de nivel elemental. Este hallazgo nos permite concluir que existe una correlación entre el nivel de desempeño en español por parte de los hablantes brasileños y el uso de la variante en en los contextos estudiados.
A partir del análisis de todos los datos presentados, observamos que cuando el hablante pone el acento en el término o punto de llegada más que en el desplazamiento, y si ese punto de llegada reúne determinadas características, puede preferir la preposición en, en lugar de a. Esta preferencia puede reforzarse con la selección del verbo llegar.
De todos modos, es importante aclarar que toda selección es solo una opción, posibilitada por el contexto, pero no determinada ni mucho menos prescripta por él. Coincidimos con García cuando afirma que “el contexto no determina: solo delimita, probabilísticamente, los confines de un mensaje más o menos congruente” (García 1988:28-29).
7. Conclusiones
En líneas generales, constatamos que el predominio de la variante a se corresponde con nuestra expectativa y ratifica que se trata de la alternativa no marcada, la selección esperable y, por defecto, la más frecuente; mientras que la variante en constituye la opción menos esperable y, por ende, la marcada.
Ahora bien, aunque en cantidad relativamente inferior, la variante en ocurre en determinados contextos y hace un aporte significativo respecto de los procesos cognitivos de los hablantes que la seleccionan.
Efectivamente, cuando observamos las ocurrencias de la variante en, encontramos que los hablantes brasileños seleccionan esta preposición cuando el término del verbo es un lugar determinado o perteneciente al ámbito personal, o bien cerrado o con límites visibles que el hablante puede reconocer cuando proyecta la escena, del mismo modo que eligen la preposición portuguesa em en contextos análogos. Y esto es así porque los hablantes perciben que esas combinaciones son coherentes para expresar lo que necesitan expresar, es decir, para atender a sus necesidades comunicativas12.
Por otra parte, al discriminar las combinaciones entre preposición y verbo, encontramos el predominio de la combinación llegar en, y este hallazgo también se correlaciona con el funcionamiento de la variación a/para/em en portugués. Pero además resulta significativo porque, si bien no está descrito por la tradición gramatical del español, ni prescripto por la norma culta, no resulta incoherente con el significado de la preposición, o al menos con un aspecto de este: el de término de un movimiento.
Asimismo, al considerar las muestras según su origen, detectamos una prevalencia casi absoluta de la variante a en los textos provenientes del examen CELU, en contraste con las muestras provenientes de los exámenes y tareas de nivel elemental, entre las que también registramos un predominio de la variante a, pero con algunas ocurrencias significativas de la variante en. Parece factible, entonces, postular la existencia de una correlación entre el nivel de competencia en español de los hablantes brasileños y el uso de la variante en en los contextos estudiados: cuando el nivel es menor, las probabilidades de ocurrencia de esta variante son más altas.
Queda por estudiar si existe una correspondencia entre la procedencia geográfica de los hablantes brasileños13, el grado de instrucción formal alcanzado en el sistema educativo de su país (es decir, su competencia en portugués) y las selecciones que efectivamente realizan en los contextos estudiados en portugués.
Compartimos con García su convicción de que el contacto entre dos culturas puede rastrearse en el uso lingüístico (García 1995:52), y en este sentido esperamos que el estudio de la variación a/en con verbos de movimiento sea de utilidad para saber más acerca de cómo aprenden el español y se apropian de él los hablantes de portugués brasileño.
Finalmente, y a modo de cierre, queremos destacar que la selección de la preposición en por parte de hablantes de portugués brasileño en los contextos abordados en este trabajo pone de relieve no solo un fenómeno de interferencia entre dos lenguas cercanas, sino también —y esto es, a nuestro juicio, lo más interesante— una resonancia semántica, una potencialidad existente en el español y que se hace visible en virtud de la situación de contacto en que se hallan inmersas ambas lenguas. Así, en respuesta a la pregunta sobre los posibles efectos que produce una lengua sobre otra en el nivel de la gramática, coincidimos con Martínez y Speranza cuando afirman que “las características gramaticales de la lengua de origen cumplen un rol significativo puesto que promueven la utilización creativa de las potencialidades gramaticales de la lengua de contacto” (Martínez & Speranza 2009:93).
Notas
Referencias
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