Resumen
El presente artículo se propone analizar desde el punto de vista descriptivo y teórico las formas verbales gramaticalizadas meta y dale, en particular en la combinación con infinitivos (e.g., Meta/ Dale charlar ese día), donde su comportamiento es el propio de un operador aspectual con significado durativo o iterativo (tal como aquí discutiremos), ya que puede ser asimilado al de auxiliares de perífrasis (Di Tullio, 2006). En este trabajo intentaremos determinar la distribución, la semántica y el análisis sintáctico de meta y dale en diversos tipos de cláusulas con infinitivo, pero también en su combinación con nombres (e.g., meta charla) y construcciones preposicionales (e.g., meta a la charla, dale con la charla). El interés descriptivo de esta indagación reside en que, con la excepción de Di Tullio (2006), solo habían sido tratados tangencialmente por la bibliografía, presumiblemente por su condición de recursos acotados a ciertas variedades del español americano (como el español de la Argentina). Desde un punto de vista teórico, esperamos que un análisis sistemático de las diversas construcciones que involucran a estos operadores suponga un aporte significativo a la discusión sobre las relaciones entre conceptos tan relevantes para la gramática como el aspecto gramatical, el aspecto léxico, la cuantificación, la intensificación y la ponderación.
palabras clave: aspecto léxico; cuantificación; intensificación; ponderación; español de la Argentina.
Abstract
The present paper pretends to analyze from a descriptive and theoretical point of view the grammaticalized verbal forms meta and dale, particularly when combined with infinitives (e.g., Meta/ Dale charlar ese día). In these sequences, they behave as aspectual operators with durative or iterative meanings (as we will discuss here) and can be assimilated to periphrastic auxiliaries (Di Tullio, 2006). The paper tries to determine the distribution, the semantics and the syntactic analysis of meta and dale in different kinds of infinitival clauses, but also in their combination with nouns (e.g., meta charla) and prepositional constructions (e.g., meta a la charla, dale con la charla). The descriptive interest of this exploration is grounded on the fact that meta and dale had only been marginally mentioned by specialized literature, with the exception of Di Tullio (2006), perhaps for the reason that they are exclusive of certain varieties of American Spanish (as Argentinian Spanish). From a theoretical point of view, we expect that the systematic analysis of the different constructions constitutes a significant contribution to the discussion about the relations among concepts very relevant for grammar, such as grammatical aspect, Aktionsart, quantification, intensification or ponderation.
keywords: Aktionsart; quantification; intensification; ponderation; Argentinian Spanish.
1. Introducción
El presente artículo se propone analizar las formas gramaticalizadas meta y dale desde un punto de vista descriptivo y teórico. Por su condición de recursos privativos de algunas variedades del español americano (entre ellas, la argentina), solo han sido tratados tangencialmente por la bibliografía, con la honrosa excepción de Di Tullio (2006) y, en mucha menor medida, Kornfeld (2016).
Di Tullio (2006) observa que meta y dale son elementos fosilizados y, por lo tanto, invariables, si bien en ambos casos puede rastrearse fácilmente su origen en una forma verbal en imperativo para meta, a la que en dale se suma el clítico dativo. Aunque indudablemente aportan significado aspectual (iterativo o durativo, según discutiremos), se trata de operadores invariables, a diferencia de los auxiliares de las perífrasis. Esa invariabilidad es especialmente notable en la combinación de estas formas con infinitivos (como en (1a-b)), en la que nos concentraremos aquí, aunque nos ocuparemos también, más marginalmente, de la aparición con nombres (cfr. (1c)) y con construcciones preposicionales (cfr. (1d)):1
a. | meta mirar p’ arriba (Julio Cortázar, “Torito”) |
b. | y me anudé a un teléfono público / y hacía frío en esa plaza típica / y pasó briante y yo dale hablar y era briante que iba al café a estar un rato ahí (Gustavo Pesoa, “Scon”) |
c. | Meta forcejeo, y el tipo con el guante por los ojos (Julio Cortázar, “Torito”) |
d. | Dale que dale con la guitarrita,/ mucho chingui chingui (Bersuit Vergarabat, “Como un bolú”) |
Al analizar ejemplos como (1) con meta y dale, el artículo pretende también discutir la relación entre nociones clave para la gramática como el aspecto, la cuantificación y la ponderación. Adicionalmente, también dará pistas para indagar en otros fenómenos relevantes que involucran las mismas nociones, por ejemplo, los cuantificadores sintácticos como mucho (2b) (Bosque y Masullo, 1997), el prefijo apreciativo re (2c) (Kornfeld y Kuguel, 2013) o las variantes de la coordinación asimétrica o intensificativa de eventos (2.d), que dan lugar a oraciones que son (prácticamente) paráfrasis sinónimas de las que incluyen a meta o dale (2a):
a. | Dale/ meta charlar ese día. |
b. | Charlamos mucho ese día. |
c. | Re charlamos ese día. |
d. | Charlamos y charlamos ese día. |
2. Datos básicos: origen y distribución
Vale la pena retomar sucintamente algunos datos históricos de Kornfeld (2016), un artículo centrado en los usos modales (americanos y rioplatenses) de dale, que incluyen valores tan dispares como la aprobación, el aliento, el apuro, la incredulidad, la propuesta y la construcción de mundo, entre otros. Allí se observa que el operador aspectual dale surge de la interjección homónima, propia del español general, que aparece descripta en diversos diccionarios: según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, se utiliza “para reprobar con enfado” o “para indicar que alguien da en repetir con impertinencia algún acto”2 De este modo, se trataría de una interjección con matices modales, que manifiesta la reprobación o el enojo del hablante hacia dichos o hechos previos, en general repetidos.
Este uso de dale (común a diversas variedades del español) se registra tempranamente en el Río de la Plata (cfr. (3)) y da lugar a variantes más complejas que constituyen locuciones interjectivas (cfr. (4)):
a. | DOROTEA: Bueno, les haré a ellas, pero si tomás vos también. |
RICARDO: ¡Dale! ¡Para mí, no! ¡Pa-ra mí, no! ¡No ten-go ga-nas. ¿No oye? ¡No ten-go ga-nas! (Federico Mertens, Las d’enfrente, 1909) | |
b. | ¡Dale con el poder, señor Mandeville! (José Mármol, Amalia, 1855) |
c. | Se pasa días enteros, / sin más que una bagatela / por comida y por almuerzo, / y dale con horas, y horas / pasarse siempre leyendo, / cual si los libros nutrieran / como nutre un buen puchero (José Mármol, El poeta, 1842) |
d. | Allí le dejo, / furioso con el caballo, / y dale a llamar serrallo / a esta casa, y fortín viejo… (Martín Coronado, La rosa blanca, 1877) |
a. | Era el novio, se veía a la legua, la moza rubiona escuchaba semiaburrida y mi bizco dale que dale (Roberto Arlt, “Atenti, nena, que el tiempo pasa”)3 |
b. | Pero vos nada, dale que dale con tu Bach y tu Vivaldi y tu Mozart y tu Chaikovsky, y mi papi también dale que dale con su Ravel, su Ponce y su Villa-Lobos (Lucrecia Maldonado, “Ese maldito gusto por la música”) |
En estos ejemplos, dale y sus variantes, a veces seguidas de las preposiciones a (cfr. (3d)) y con (cfr. (3b-c)), están gramaticalizadas como interjecciones (o locuciones interjectivas) que reprueban o reprochan la insistencia o reiteración de cierta acción, siguiendo las definiciones del Diccionario de la Lengua Española de la RAE. A la interpretación modal se suma un matiz intensificativo, que se evidencia en la frecuente reiteración en expresiones complejas como las de (4) (en otras variedades del español, también dale que le darás o dale que te pego, registradas en el diccionario).
Sin embargo, nos interesan aquí los usos aspectuales (atisbados en (1)), que suponemos derivados de la interjección modal. Los usos aspectuales abstraen y focalizan la segunda parte de la definición de los diccionarios generales, referida a la repetición o reiteración de un evento previo. En efecto, en los siguientes ejemplos dale (o dele4) solo (5) o en formas duplicadas (6) expresa la reiteración del evento denotado por el infinitivo, sin implicar necesariamente enfado (ni, en general, una actitud negativa) hacia los eventos que se describen5 (aunque cfr. (5a-c)):
a. | Y dale siempre rosarios,/ noche a noche sin cesar; / dale siempre barajar/ salves, trisagios y credos;/ me aburrí de esos enriedos/ y al fin me mandé mudar (José Hernández, La vuelta de Martín Fierro, 1879) |
b. | Ahí me la tenía que ni sé qué horas guardaba / para dormir, dele coser y coser... (Salvadora Medina Onrubia, Alma fuerte, 1914) |
c. | los nietos de la vieja eran inaguantables y ya no respetaban ni a la abuela, y qué sé yo, dele hablar (Miguel Briante, “Habrá que matar los perros”) |
d. | Pero igual volvíamos a arrojarlo y zácate, caía de cara y dale cantar: soy yo, soy yo, soy yo (Julio Cortázar, “El dado egocéntrico”) |
e. | dale bailar y bailar al compás del tamboril/ con ese ritmo febril hasta el diablo harán bailar (Osvaldo Francella, “El barrio del tambor”) |
a. | “Encima los pelotudos dele que dele sacar fotos, de puro morbo, nomás”, dijo un veinteañero (Cezary Novek, “Trópico de Piscis — Sin mirar al piso”) |
b. | Todo el día estaba dale y dale hacer preguntas, que qué es esto, qué aquello otro y un montón de porqués a los que los papás ya no podían responder (Valeria Badano, “El ojo de Dios”) |
Para los usos de dale y sus variantes en (5-6), Kornfeld (2016) plantea que se trata de operadores (también marcadores o partículas) aspectuales, y no de interjecciones. El factor decisivo para determinar si dale está en la primera etapa de gramaticalización (i.e., es una interjección modal) o en la segunda (i.e., es un operador aspectual) reside en si el significado es predominantemente reprobatorio o predominantemente aspectual (aunque no siempre resulte sencillo establecer en forma tajante la diferencia). Adicionalmente, las combinaciones con dale e infinitivo (que solo parecen encontrarse en el español de Argentina, Uruguay y, más marginalmente, Chile, cfr. nota 7) son siempre (o casi siempre) aspectuales. Dado que focaliza la repetición o reiteración de un evento previo, suponemos que su significado básico es iterativo (como discutiremos a fondo en la sección siguiente) y que no implica necesariamente un valor negativo o reprobatorio por parte del hablante.
Por su parte, meta se utiliza en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, y habitualmente ni siquiera aparece registrado en los diccionarios del español general, si bien su uso en el Río de la Plata puede rastrearse al menos a principios del siglo XX6 (cfr. Kornfeld, 2023). Al igual que dale,7 puede combinarse con infinitivos, con a (7a) o sin (cfr. el resto de los ejemplos), con significado aspectual de repetición, y también se registra en variantes duplicadas, como meta y meta (cfr. (7b), (7d)):
a. | Meta a cantar pues (Augusto Roa Bastos, “Bajo el puente”) |
b. | “¡Dezde que nací eztoy meta y meta vivid! ¿Qué pretenden ezoz?” (Guille, de Mafalda) |
c. | Pero cuando la Municipalidad necesita dinero, apostan unos agentes en una esquina poco conocida con el único fin de hacer boletas a los incautos vecinos acostumbrados a que los carteles están de adorno, y meta poner boletas... (Laura Lorenzo en Bariloche 2000, 25/10/2007) |
d. | -¿Usted se lo imagina al monstruo venirse encima de uno y uno meta y meta hacer señales y darle a la sirena sin que el tipo te dé bola? (Susana Dillon, “El barco fantasma y su grumete”) |
e. | El Modelo Meiners: “Ningunear al Concejo y meta hacer nada” (titular en Esperanza News, 27/10/2011) |
f. | Pero tampoco estemos meta y meta armar el velorio (Eduardo Sacheri, “Pai Carlos”) |
Si bien puede encontrarse una interpretación reprobatoria o negativa de los eventos a los que modifica, consideramos que el significado de meta es aspectual ya desde su origen. Debe resaltarse, sin embargo, que a ese significado de dale y meta se suma un valor cuantificacional o intensificativo (cfr. 3 infra), que refleja la existencia de variantes complejas, como las de (6), (7b), (7d): dale y dale, dale que (te) dale, meta y meta. Esas variantes no modifican el significado básico de la forma simple, pero enfatizan o exasperan, icónicamente, la idea de reiteración del evento. También enfatiza esa idea de reiteración la posibilidad de combinar meta, dale y sus variantes con otras formas de la falsa coordinación (o coordinación asimétrica o intensificativa, cfr. Kornfeld 2019) en la oración o el discurso, como la “coordinación” del mismo verbo léxico (cfr. (8a) y, antes, (5b), (5e)) o de verbos léxicos diferentes (cfr. (8b)):
a. | Incluso cuando finalmente el villano le atravesó el corazón al héroe con su espada, el tipo siguió dale cantar y cantar (traducción de Emecé Argentina de Fantasmas de Fear Street, de Robert Stine) |
b. | Amigos que supimos reunirnos todos los días, todas las noches, dale que te dale hablar y discutir y fumar y tomar y hablar, y hablar (Julio Castro, “Amigos, libros y mandamientos”) |
Otros recursos semejantes de repetición con énfasis icónico son la aparición conjunta de meta y dale en una misma oración (cfr. (9a)), o alguna estructura léxico-discursiva con un significado análogo, como en (9b):
a. | meta dormir nomás toda la noche dale que dale (Julio Cortázar, “Torito”) |
b. | siempre con quejas, meta quejarse (Rodolfo Fogwill, “Canto de marineros en las pampas”) |
3. Sobre el significado aspectual de los operadores
En su artículo de 2006, Di Tullio analiza a meta y dale como operadores aspectuales que aportan un significado de iteración o duración y que presentan un abanico categorial bastante amplio: se combinan no solo con infinitivos (mediados por una a en (10a)), sino también con nombres y sintagmas preposicionales, como ya hemos anticipado en (1) y luego analizaremos en mayor detalle (cfr. 4.2 infra):
a. | Ella hablaba y Juan meta / dale a fumar. |
b. | Ella hablaba y Juan meta / dale cigarrillo. |
c. | Ella hablaba y Juan meta / dale con el encendedor. (Di Tullio, 2006, p. 280) |
Di Tullio señala que, pese a esta amplitud categorial, un análisis más exhaustivo de los contextos de aparición revela que estos operadores aspectuales siempre modifican (explícita o implícitamente) a eventos, puesto que los ejemplos de (10) serían básicamente equivalentes entre sí, más allá de si se trata de un infinitivo (10a), un sustantivo (10b) o un SP (10c).
Analizando en mayor detalle los contextos sintácticos donde se inserta la cláusula que incluye a meta y dale, Di Tullio determina que puede aparecer en una oración coordinada (como en (10)), en una cláusula absoluta (11a), como predicativo de un verbo seudocopulativo (11b) o con “un verbo copulativo que es parte de una forma progresiva” (11c):
a. | Con Juan meta fumar, no se puede entrar en la oficina. |
b. | Juan se lo pasaba meta fumar. |
c. | Juan estaba meta fumar (Di Tullio, 2006, p. 281). |
A partir de este paradigma, Di Tullio identifica el significado de los operadores con el infinitivo como equivalente al significado del gerundio; de hecho, fumando podría reemplazar a la secuencia meta fumar en todos los ejemplos de (11), observa. De este modo, se produce un “efecto de duración”, dado por la suma de los segmentos continuos o indefinidos del evento (Di Tullio, 2006, p. 281).
La interpretación durativa de la construcción implica, según Di Tullio, que debe verificarse una falta de delimitación de los predicados a los que modifican meta y dale, lo que lleva a que se combinen sobre todo con actividades, como en los siguientes ejemplos:
a. | meta mirar p’ arriba (=1a) |
b. | siempre con quejas, meta quejarse (=9b) |
c. | Trapecista: Es que durante estos días dale que te dale hablar del enano (Gonzalo Hernández Sanjorge, “La nieve es un lugar”) |
Sin embargo, Di Tullio indica que meta y dale también pueden aparecer con verbos delimitados o télicos, siempre que estos, a su vez, tengan un complemento no delimitado, como las realizaciones de (13a) o los logros de (13b): sintácticamente, esas oraciones muestran la combinatoria de nombres desnudos contables o de masa como objetos directos del verbo transitivo (13a) o como sujetos de la oración con verbos inacusativos (13b):
a. | Yo quería irme, pero ella meta sacar ropa / vajilla / libros. |
b. | Quería cerrar, pero meta caer agua / clientes / gente (Di Tullio, 2006, p. 281). |
En (13) la no delimitación no es léxica o idiosincrásica (como ocurre con las actividades), sino que “se construye composicionalmente”, sostiene Di Tullio, al combinarse los predicados con nombres de masa o nombres contables plurales sin determinante. Es el complemento no delimitado el que, en su perspectiva, aproxima estos eventos a las verdaderas actividades de (12) y habilita así la interpretación durativa.
Por último, Di Tullio observa que meta y dale no pueden combinarse con estados, por lo que la dinamicidad parece una condición sine qua non para los operadores aspectuales:
En suma, para Di Tullio, la interpretación central de los operadores aspectuales es durativa y está motivada por la no delimitación de los predicados.8
Ahora bien, no nos parece evidente que casos como los de (13) se interpreten siempre y necesariamente como durativos. Por el contrario, pensamos que son (o pueden ser) iterativos, esto es, el significado aspectual que planteamos como básico para los operadores en 2.
Destaquemos, por una parte, que es factible parafrasear de manera verosímil los ejemplos de Di Tullio con una serie de adjuntos que subrayen la interpretación iterativa: una y otra vez (y también una y otra y otra vez), a cada rato, repetidamente:
a. | Yo quería irme, pero ella sacaba ropa / vajilla / libros una y otra (y otra) vez. |
b. | Quería cerrar, pero caían clientes/ caía gente/ agua a cada rato. |
Las expresiones adverbiales que agregamos en (15) enfatizan la interpretación de que no estamos frente a un único evento durativo (como afirma Di Tullio respecto de (13)), sino a varios eventos (lo suficientemente) iguales reiterados intermitentemente en períodos de tiempo no especificados.
En cuanto a los nombres contables plurales, pueden dar lugar o favorecer en ocasiones la lectura iterativa. Así, la secuencia tomar asalariados despedir asalariados en (16a) resulta muy difícil de interpretar como un predicado durativo, ya que los eventos en cuestión se entienden como plurales e intercalados entre sí. Algo semejante ocurre con los nombres plurales de (16b), que invitan a una interpretación repetida de los eventos correspondientes:
a. | Sueldo en blanco, sindicato, vacaciones pagas, obra social./ Ser parte de la dieta descremada del animal, oírlo producir/ dale que dale tomar asalariados despedir asalariados. (Maximiliano Sacristán, “El trípode del poder”) |
b. | Venía el guarda por el tren,/ meta a picar los boletos:/ -¡Boletos, pases, abonos! -gritaba a los cuatro vientos./ Iba todo lo más bien, /meta y meta hacer “aujeros” (El Payo Oroná, “Indio no paga boleto”) |
Por otra parte, en contra de lo que plantea Di Tullio, notemos que es posible combinar los operadores meta y dale con predicados inequívocamente delimitados, en particular realizaciones (17a) y logros (17b-c):
a. | meta viajar a Japón, dale besarse en la boca |
b. | dale morir en Walking Dead, está meta salir campeón |
c. | meta ir al cine, dale patear la pelota/ abrir la puerta |
En los ejemplos reales de (17) no aparecen nombres de masa ni nombres contables que habiliten una posible interpretación no delimitada. De hecho, la delimitación del evento parece indudable; como esa propiedad, a su vez, bloquea la lectura durativa, la interpretación por defecto de (17) es iterativa.
Sin embargo, en el caso de las realizaciones de (17a) sería posible forzar una lectura durativa de meta y dale. Dado que las realizaciones (en tanto eventos complejos) involucran una actividad y un cambio de estado, es posible focalizar únicamente el primer subevento de actividad (tal como ocurre, también, en 13a). Al omitir el cambio de estado (que conllevaría necesariamente una interpretación iterativa), la realización se reinterpreta como un único evento no delimitado y se produce una lectura durativa de los operadores:
a. | ¡Qué vuelo tan largo! Estamos meta viajar a Japón desde hace un día y medio. |
b. | Dale besarse en la boca dos minutos/ sin parar / sin respiro. |
La ambigüedad entre las lecturas durativa e iterativa de meta y dale se produce también con las actividades. Pese a que se trata de predicados homogéneos y no delimitados y, por lo tanto (en la línea del análisis de Di Tullio), serían los eventos que a priori más favorecen una interpretación durativa de los operadores, esta lectura nunca es obligatoria. En las combinaciones de dale y meta con actividades siempre está disponible no solo la lectura durativa (reforzada en el caso de (19a)), sino también la interpretación iterativa (cfr. (19b)):
a. | Dale/ meta mirar la tele sin parar / sin respiro/ esta tarde / (durante) toda la tarde.9 |
b. | Dale/ meta mirar la tele a cada rato/ una y otra vez / (durante) este verano. |
Si bien la aparición de ciertos adjuntos aspectuales (como en (18) y (19)) puede reforzar o favorecer una u otra lectura, lo cierto es que la interpretación concreta de cierta secuencia depende también, directa o indirectamente, de nuestro conocimiento del mundo. Así ocurre con el hecho de que (durante) toda la tarde denote un período relativamente breve para el evento de mirar la tele y que eso favorezca una lectura unitaria y continua del evento, en contraste con (durante) toda la semana, que presupone una intermitencia y una repetición, de acuerdo con las condiciones “normales” del mundo (en el sentido de Dowty, 1977). Algo semejante puede afirmarse sobre los ejemplos de (18) y los lapsos que allí se proponen para los eventos de viajar a Japón o besarse en la boca.
Podemos concluir, entonces, que la lectura iterativa (que supone la reiteración o la pluralidad del evento) está disponible para todos los eventos (no así para los estados) y es la única posible si los eventos se interpretan inequívocamente como delimitados. Implica una cuantificación (plural) del evento, i.e., que ese evento ocurrió un número (indefinido) de veces, que el hablante considera excesivo. En cambio, para que pueda producirse una interpretación durativa, se exigen eventos no delimitados, sean léxicos (i.e., actividades) o construidos sintácticamente, como en el caso de los logros y realizaciones de (13), (15) o (18), aunque esta lectura nunca será obligatoria, como destacamos también para las actividades de (19). La lectura durativa supone la cuantificación (o intensificación) de la duración de un único evento, esto es, su prolongación en el tiempo.
De este modo, los operadores aspectuales dale y meta presentan una evidente familiaridad con otros elementos gramaticales ligados con la cuantificación. De hecho, numerosos datos con meta y dale presentados hasta aquí podrían ser emulados con el cuantificador mucho y el prefijo apreciativo re, como anticipábamos para los ejemplos de (2). En particular, siguiendo las predicciones de Bosque y Masullo (1997) y de Kornfeld y Kuguel (2013), ambos elementos pueden afectar la duración de un evento no delimitado, en cuyo caso se parafrasean como ‘(durante) mucho tiempo’, como en (20a). Alternativamente, está disponible una interpretación iterativa (‘muchas veces’) con eventos no delimitados (cfr. (20b)) o delimitados (cfr. (20c)):10
a. | Miró mucho la tele/ Re miró la tele. |
b. | Miró mucho la tele este verano / Re miró la tele este verano. |
c. | Viaja mucho a Europa / Re viaja a Europa. |
Notemos que también aquí las lecturas durativas tienen como condición la combinación con predicados no delimitados; por eso, mucho y re en (20c) no pueden interpretarse como modificadores de la duración del evento, pese a que viajar a Europa es una realización desde un punto de vista léxico-aspectual. En cambio, es evidente que las lecturas iterativas (que Bosque y Masullo, 1997 y Kornfeld y Kuguel, 2013 atribuían centralmente a la combinación de mucho y re con eventos delimitados) pueden darse también con actividades, como ejemplifica (20b).
Cabe advertir, sin embargo, que hay una diferencia semántica significativa entre meta y dale, por un lado, y re y mucho, por el otro. Re o mucho funcionan como cuantificadores relativamente “literales” o “neutros”, ya que refieren a “una cantidad, número, intensidad o grado elevados” (si nos guiamos por la definición para mucho del Diccionario del español de Oxford). En cambio, meta y dale siempre implican, además, que el número de veces en que se repite el evento o la duración del evento único son excesivos a los ojos del hablante,11 aun si (al revés de la interpretación original de dale como interjección modal en 3-4) no suponen necesariamente una reprobación o reproche.
4. Análisis sintáctico de las construcciones
En esta sección, a partir de los datos empíricos ya discutidos, pretendemos esbozar un análisis sintáctico para las distintas estructuras con meta y dale. Nos centramos en los datos que a nuestro entender constituyen el “núcleo duro” de la distribución de los operadores: las combinaciones con infinitivo, como las focalizadas en 2 y 3, para las que proponemos un análisis y una configuración sintáctica que permita dar cuenta de sus principales propiedades semánticas y gramaticales (cfr. 4.1). En 4.2 nos detenemos en las variantes categoriales de combinación de meta y dale con nombres y preposiciones (cfr. ejemplos (1c-d) y (10b-c)) y, finalmente, analizamos los “casos especiales” de ocurrencias en cláusulas absolutas (cfr. (11)) o como adjuntos de la cláusula principal (cfr. 4.3).
4.1. El Sintagma Evento y otras proyecciones funcionales
Empecemos por analizar el conjunto de datos que, a nuestro entender, reflejan los contextos sintácticos primordiales de distribución de las cláusulas con meta y dale. A partir de los datos ya presentados, podemos identificar entre esos contextos la aparición en cláusulas principales (cfr. 21a), en oraciones coordinadas (cfr. 21b) y con un verbo copulativo, como estar en (21c):
a. | Durante estos días dale que te dale hablar del enano (=12c) |
b. | Ella hablaba y Juan meta/dale fumar. (=10a) |
c. | Juan estaba meta fumar. (=11c) |
Di Tullio (2006) analiza a meta y dale como núcleos de una proyección funcional relativamente baja y cercana a la capa léxica del verbo, a la que llama Sintagma de Modo de Acción, ligada con la aspectualidad, aspecto léxico o Aktionsart. Sanz y Laka (2002, p. 328 y ss.), al analizar el fenómeno del se “télico” o “aspectual”, proponen la existencia de un Sintagma Evento que tendría propiedades semejantes. Sanz y Laka justifican por qué el evento no es un argumento (como proponen Davidson, 1967 y sus adaptaciones generativas, como Kratzer, 1989), sino una proyección funcional que aloja los rasgos semántico-formales que, entrecruzados entre sí, permiten dar cuenta de la totalidad de las clases aspectuales que pueden denotar los predicados.12
Asumiremos, entonces, que hay un Sintagma Evento,13 encabezado por los rasgos léxico-aspectuales [+/–EVENTO], [+/–DURACIÓN] y [+/–DELIMITADO]. Ya hemos indicado que el primero de esos rasgos parece un requisito sine qua non a la hora de caracterizar la distribución de los predicados con los operadores dale y meta (de allí, la agramaticalidad con estados, como en (14)), mientras que los otros dos son definitorios a la hora de habilitar (o no) una lectura durativa. Al igual que Sanz y Laka suponemos que ese Sintagma Evento se ubica inmediatamente por encima de las capas léxicas verbales, es decir, SV o Sv, dependiendo de la estructura argumental del verbo.
Desde un punto de vista configuracional, consideramos que dale y meta se ubican como especificadores del Sintagma Evento, una posición que parece consecuente con las restricciones combinatorias que presentan los operadores.14 El hecho de que no sean núcleos (como proponía Di Tullio) explica por qué no reciben concordancia, al contrario de los auxiliares de perífrasis, y también por qué pueden tener una estructura interna que suponemos sintagmática (cfr. infra).
Desde la posición de especificadores del Sintagma Evento, las distintas interpretaciones concretas de dale y meta se explicarán en función de qué rasgo(s) del núcleo Eventoº modifiquen. Si los operadores afectan al rasgo [+EVENTO], la interpretación es iterativa, i.e., el evento es plural. Recordemos que esa interpretación es la única disponible si el evento es [+DELIMITADO], como en Dale morir en Walking Dead (cfr. (22a)). En cambio, para que los operadores adquieran una interpretación durativa, como en Dale hablar del enano (12c), es condición sine qua non la aparición del rasgo [–DELIMITADO], como ya señalamos y se ilustra en (22b), aunque la interpretación durativa jamás es obligatoria, puesto que dale y meta siempre pueden referirse al rasgo [+EVENTO] (cfr., en particular, los ejemplos con actividades de (19b)).
En cuanto al SX que contiene a dale y meta, podría tratarse de un Sintagma de Cuantificación, puesto que ya hemos destacado los paralelismos con mucho y re (cfr. ejemplos (2) y (20)). Lo consideramos un sintagma, porque, aunque suele tratarse de una sola palabra, hay posibilidad de recursividad (e.g., dale que (te) dale, meta y meta), lo que supone una estructura interna sintáctica.15
Un análisis completo de las ora ciones con meta y dale que vaya más allá del Sintagma Evento exige tomar en consideración otros factores, en particular el carácter no finito de las formas verbales (en su mayoría infinitivos) que aparecen combinadas con los operadores. Esbozaremos a continuación un análisis formal para estas cláusulas, en el marco del Programa Minimalista (cfr. Chomsky, 2000; Eguren y Fernández Soriano, 2004).
Un primer dato relevante es que las oraciones con meta y dale pueden habilitar un sujeto en caso nominativo, por lo que asumimos que necesariamente proyectan un Sintagma de Tiempo:
a. | María y Pablo dale besarse en la boca. |
b. | Yo meta mirar telenovelas turcas. |
En (23) no aparece ninguna forma verbal finita, pero es factible parafrasear esas oraciones con una materialización o realización fonológica para el Tiempo, por ejemplo, por medio del verbo copulativo estar, como se ilustra en (24):
a. | María y Pablo están dale besarse en la boca. |
b. | Yo estuve meta mirar telenovelas turcas. |
Notemos que estar tiene la capacidad de coaparecer siempre con dale y meta; de hecho, ya lo habíamos encontrado en varios ejemplos anteriores:
a. | Todo el día estaba dale y dale hacer preguntas (=6b) |
b. | “¡Dezde que nací eztoy meta y meta vivid!” (=7b) |
c. | Juan estaba meta fumar (=20c) |
También se registran otros verbos seudocopulativos con las cláusulas con dale y meta, como es el caso de seguir (26 a-b), andar (26c) y venir (26 d-e) en los siguientes ejemplos reales:16
a. | el tipo siguió dale cantar y cantar (=8b) |
b. | Blanco no la ve y sigue meta dar zancadas hacia la granja (acción.coop). |
c. | Hace varios días que no duermo y ando meta hamacar y correr de acá para allá (FotoNat.org). |
d. | Mala suerte por Poels, que tal vez entró un poco pasado a esa curva y venía meta mirar para atrás (ciclismointernacional.com). |
e. | No en vano una viene dale que te dale molestando con el naranja (getglam.com.ar).17 |
El hecho de que las cláusulas con meta y dale puedan tener un sujeto preverbal en caso nominativo supone que el Tiempo tiene las mismas propiedades formales que el de una oración “normal” con verbo finito. Esto resulta sencillo de explicar en las oraciones con meta y dale en que hay una realización fonológica para el Tiempo, como (24-26). Allí, el verbo copulativo o seudocopulativo presenta concordancia con el sujeto y, por lo tanto, T tiene visiblemente rasgos formales , es decir, rasgos no interpretables de persona y de número que, según el Programa Minimalista, deben ser cotejados o valuados con los rasgos (interpretables) del sujeto, en una operación de Concordancia (cfr. Chomsky, 2000; Eguren y Fernández Soriano, 2004). En cambio, para las oraciones con meta y dale en que no aparece ninguna forma verbal flexionada (como en (23) y, en particular, (23b)), la aparición de un sujeto preverbal nominativo no resulta tan esperable, puesto que (recordemos) generalmente se entiende que las formas no finitas del verbo no son capaces de asignar ese caso (cfr. López, 2016).
Una oración como Juan (está) dale charlar con su primo puede recibir, entonces, un análisis semejante al de (27). En la variante Juan dale charlar con su primo, la categoría nula (Ø) en Tº podría o bien surgir de la elisión de la forma finita, presente en algún momento de la derivación (como sugiere el estricto paralelismo entre las oraciones con y sin el verbo copulativo, cfr. también (23) y (24)), o bien ser directamente un elemento sobreentendido “en la base”, i.e., desde el inicio de la derivación. En cualquiera de los dos casos, el Tiempo debe incluir rasgos , puesto que tiene la capacidad de asignar (o valuar) el caso nominativo:
A su vez, observamos que en el árbol de (27) el ST también tiene un rasgo PPE (Principio de Proyección Extendido), que solo puede ser satisfecho gracias a la presencia de un SD (pleno o vacío desde el punto de vista fonológico) en la posición de especificador. En (27), el PPE se satisface gracias al movimiento del sujeto Juan desde la posición de especificador del Sv (donde recibe su papel temático de agente) hasta el especificador del ST (como es usual en el Programa Minimalista, ese movimiento aparece representado como una copia del SD en las dos posiciones, cfr. Chomsky, 2000 y Eguren y Fernández Soriano, 2004 para más detalles técnicos).
Asumimos, entonces, que, cuando no aparece un sujeto léxico o pronominal en las oraciones con dale y meta, habrá un pro en el especificador del ST.18 Puede tratarse de un pro “normal” con rasgos referenciales de persona y número (por ejemplo, tercera persona del singular en (28a) o tercera persona del plural para (28b), donde se recupera la referencia de los agentes), o bien ser un pro arbitrario con una interpretación genérica equivalente a ‘todos’ o ‘todo el mundo’ (cfr. Bosque y Gutiérrez Rexach 2008), como en (28c):19
a. | Todo el día pro estaba dale y dale hacer preguntas (=6b) |
b. | apostan unos agentes en una esquina poco conocida con el único fin de hacer boletas a los incautos vecinos acostumbrados a que los carteles están de adorno, y pro meta poner boletas... (=7c) |
c. | proarb Dale morir en Walking Dead (=16b) |
También es posible, particularmente con los verbos inacusativos, que no haya movimiento del SD sujeto a la posición de especificador del ST y que este se quede in-situ. En esas oraciones, suponemos que la valuación del caso nominativo será resultado de un proceso de Búsqueda y Concordancia a larga distancia, que permite que el Tiempo valúe sus rasgos y el sujeto el caso nominativo, sin desplazamiento (o ensamble interno) del SD (cfr. Eguren y Fernández Soriano, 2004). Por ejemplo, si reponemos los sujetos nulos en la oración (13b) de Di Tullio (2006, p. 281), en la primera cláusula de la coordinación encontraremos un pro “normal” (con interpretación referencial de primera o tercera persona del singular) y un pro expletivo en la segunda cláusula (que es, precisamente, la que incluye a meta), en que el sujeto léxico de caer aparece pospuesto (cfr. (29a)). De hecho, la posición posverbal del sujeto (que es un nombre desnudo, plural o de masa) parece la única posibilidad para estas oraciones, ya que su desplazamiento a una posición preverbal arrojaría resultados claramente agramaticales (cfr. (29b)):
a. | pro Quería cerrar, pero proexpl meta caer clientes/ gente/ agua. |
b. | pro Quería cerrar, pero *gente/ clientes/ agua meta caer. |
Notemos, por último, que, si el T no está realizado por una forma finita, el Sintagma de Tiempo de las cláusulas con meta y dale también carece de rasgos interpretables. Suponemos que la interpretación del evento como pasado, presente o futuro se produce por anclaje temporal, que a su vez puede basarse en distintos elementos del contexto oracional: por ejemplo, en el verbo flexionado de la primera cláusula de una coordinación (como quería en (29a)) o en un adjunto temporal simple (como ayer en (30a)) o complejo (como la cláusula subordinada en (30b)):
a. | Ayer, proexpl meta caer clientes/ gente/ agua. |
b. | Justo cuando pro quería cerrar, proexpl meta caer clientes/ gente/ agua. |
Evidentemente, el contexto extraoracional también puede jugar un papel en el anclaje temporal de la cláusula con meta y dale: así, el Meta a cantar pues de (7a) requeriría tomar en cuenta el contexto discursivo anterior para conocer si el evento se ubica en el pasado, el presente o el futuro. En suma, los mecanismos de anclaje temporal no serían distintos de los que se han propuesto para el presente histórico o el presente con interpretación de futuro en español general.20
4.2. Otros contextos categoriales
Si bien hasta aquí nos hemos concentrado en la combinación con infinitivo, los datos empíricos aportados por Di Tullio incluyen otras variantes categoriales que pueden encontrarse en el complemento de meta y dale. En particular, ya mencionamos que meta y dale se combinan no solo con infinitivos, sino también con nombres (cfr. (31a)) y con sintagmas preposicionales encabezados por a o con (cfr. (31b)):
a. | Ella hablaba y Juan meta / dale cigarrillo (=10b). |
b. | Ella hablaba y Juan meta / dale con el encendedor (=10c, cfr. Di Tullio, 2006, p. 280). |
Es interesante resaltar, sin embargo, que el complemento de meta o dale nunca puede ser un SD. Presumimos que eso se debe a la necesidad de diferenciación entre la forma verbal y el operador gramaticalizado, es decir que dale o meta combinados con un SD (e.g., dale la cerveza, meta el pollo) tienden a interpretarse como formas básicamente verbales, mientras que reciben una interpretación de operador aspectual tanto con SSNN (e.g., dale cerveza, meta pollo) como con SSPP encabezados por a o con (e.g., dale a la cerveza, meta con el pollo).
Dentro de los nombres que pueden ser complementos directos o indirectos de meta y dale, reconocemos un conjunto significativo de nombres eventivos, deverbales o no. Así, en los siguientes ejemplos reales meta se combina con nombres deverbales como forcejeo, o canto, y otros nombres eventivos, como bulla, guitarreada, conga o candombe:21
a. | Meta forcejeo, y el tipo con el guante por los ojos (Julio Cortázar, “Torito”). |
b. | Y de pronto en una esquina/ dele canto y meta bulla (El Negro la Juana, “La patrulla”). |
c. | Hay que ver la paisanada meta canto y guitarreada, meta vino y… (empanada) (Les Luthiers, “El explicao”). |
d. | Me acuerdo una vez después de un partido contra Estudiante, nos fuimo desde la lancha hasta el centro caminando, a pata, meta conga conga conga (Roberto Fontanarrosa, “Betito”). |
e. | Reír, cantar, beber, bailar,/ la vida alegre disfrutar,/ y meta, meta candombe, /meta candombe, meta nomás (Julio Sosa, “San Domingo”). |
De acuerdo con la caracterización de Resnik (2011), los nombres eventivos de (32) serían mayoritariamente actividades, ya sea porque derivan de verbos de esa clase léxico-aspectual (i.e., forcejar o cantar en los tres primeros ejemplos), ya sea porque funcionan como eventos durativos y no delimitados (e.g., bulla, guitarreada, conga o candombe).
Ahora bien, meta y dale coaparecen también con nombres que, evidentemente, no son eventivos, puesto que remiten a objetos físicos. En (32) ya encontramos esas combinaciones, que nos invitan a reponer un verbo elidido, como ‘beber’ (vino) y ‘comer’ (empanada) en (32c), y lo mismo ocurre con los ejemplos de (33):22
a. | Él dale que dale al tabaco (Julio Cortázar, “Torito”). |
b. | En vez de tener un perro feroz, como algunos, tendría una cieguita, que hecha una flor, andaría por la casa dale que dale al violín (Roberto Arlt, Los lanzallamas). |
c. | Afilador, / para tu cariño hallar,/ dale que dale a la piedra (“Afilador”, canción folklórica). |
d. | ADELA: Déjala, debe estar muy ocupada con los trapos de su marido. En cuanto Carlos sale ya está ella dele que dele cepillo a su ropa (Florencio Sánchez, “La gente honesta”). |
e. | Los pibes, que a mí me llaman Viejo, hoy se miran al espejo, están meta que meta con el gel, salen a la cancha más pitucos (Hugo Gatti, declaraciones en Olé, 5/11/2014). |
Luego de analizar su uso concreto en contexto, parece plausible suponer que los nombres de (33) aluden metonímicamente a predicados que son actividades, como sugiere Di Tullio (2006, p. 280): ‘fumar’ (33a), ‘tocar’ (33b) o el verbo más genérico ‘usar’ (33c-e). En esta perspectiva, dale y meta recibirían una interpretación durativa.
Ahora bien, también aquí podemos retomar la discusión que hemos sostenido previamente para la combinación de meta y dale con infinitivos en 3 (y, en particular, los datos de (15-19)). Así, por un lado, observemos que es posible reforzar o elicitar lecturas iterativas de las secuencias de (32-33), agregando los adjuntos correspondientes, como una y otra vez, a cada rato (que suponen una reiteración intermitente) o toda la semana (que indica un lapso extenso que presupone la discontinuidad del evento):
a. | meta forcejeo una y otra vez. |
b. | meta salto a la soga y bife jugoso a cada rato. |
c. | Él dale que dale al tabaco toda la semana. |
Asimismo, la interpretación de ciertas secuencias de meta y dale con nombres parece ser exclusivamente iterativa, en la medida en que los eventos involucrados son necesariamente delimitados:
a. | Dele que dele a los me gusta (web, Argentina). |
b. | Dale al suelo yo y al suelo él (Julio Cortázar, “Torito”). |
Del mismo modo, es delimitada la interpretación de una serie de eventos en los que dale se combina con un que “citativo” (que encabeza un Sintagma de Complementante) que implica un verbo de decir tácito:
a. | Vos sabés que dos meses antes ya lo tenía al patrón dale que esa izquierda va mal, que no dejés entrar así, y me cambiaba los sparrings (Julio Cortázar, “Torito”). |
b. | Pero la gallega dale y dale que la gallina era de ella (José María Firpo, “Los vecinos”). |
c. | Pero los diarios, dale con que estaba gordo, dale con que estaba jovato y que me agitaba al correr (Humberto Constantini, “Insai”). |
d. | Pero allá, en París, ante este buen señor dale con que maestro, este es el mejor restaurante de París (María Kodama, entrevista). |
Nuevamente, meta y dale pueden expresar que el evento es continuo y se prolonga (i.e., es durativo) o que es intermitente y se repite (i.e., es iterativo), en función del significado léxico del verbo, del contexto oracional y a veces también de información enciclopédica (como ya indicamos en la discusión de los casos con infinitivo en 3). El conjunto de esos factores determina que decir algo (36) o caer al suelo (35b) son eventos puntuales y delimitados (que con el operador o cuantificador se reiteran), mientras que usar la piedra de afilar (33d) o tocar el violín (33b) pueden entenderse como un único evento largo (aunque, una vez más, esta interpretación es siempre opcional y también queda abierta la lectura iterativa).
En suma, proponemos que las construcciones con meta y dale revisadas en este apartado requieren un análisis muy semejante al que ya reconocimos para las cláusulas con infinitivo en 4.1. En particular, los SSNN y los SSPP se encontrarían en el dominio del predicado y habría un V (o v) sin realización fonológica. En algunos casos, el verbo concreto se puede “reponer” (como indicamos antes informalmente), pero en otros casos no. No suponemos, pues, que (necesariamente) haya elipsis del verbo en sentido estricto, sino que puede aparecer un verbo genérico sobreentendido, cuya interpretación relevante estará determinada por los rasgos léxico-aspectuales que encabecen el Sintagma Evento:
Por lo demás, la configuración de (37) repite la que hemos propuesto en (26) (cfr. 4.1), respecto de las propiedades del ST y sus rasgos formales , que permiten habilitar un sujeto nominativo (cfr., en particular, los pronombres él y ella en (33a) y (33d)). Debemos recordar que también aquí las oraciones pueden tener una forma finita como realización de Tº, como se refleja en (37) y se ilustra en los siguientes ejemplos reales:
a. | El negro José Luis está/ dale que dale a su tambor (Eduardo Serrano, “Ni ná ni ná”). |
b. | La culpa de todo la tuvo mi mamá. Estuvo durante una semana dale que dale y dale que dale con el cuento de que me quería leer una historia (Astrid Gutierrez Romero, “¡Zombimanía!”). |
c. | La Confu sigue meta ensayo y meta toque (Facebook Murga Confusa Algarabía). |
d. | Venía meta y dele por la picada (fullaventura.com). |
e. | Venía meta y meta charla con Max (asalallena.com.ar). |
Por último, como puede advertirse en numerosos ejemplos de este apartado, el valor aspectual de la construcción suele aparecer reforzado icónicamente por medio de repeticiones de meta o dale (con o sin estructura interna), del complemento o por medio de otros tipos de coordinación asimétrica, tal como hemos dicho en 3 que ocurre para la combinación con las construcciones de infinitivo.
4.3. Otros tipos de cláusulas
Para concluir nuestro recorrido empírico, debe notarse que pueden identificarse otros tipos de cláusulas de meta y dale con infinitivo que recibirían un análisis sintáctico completamente diferente al visto en 4.1, dado que el Tiempo no tendría rasgos y sería incapaz de asignar caso nominativo.
El primer contexto relevante es mencionado por Di Tullio (2006): como ya señalamos, dale y meta pueden ser parte de cláusulas mínimas o absolutas encabezadas por la preposición con (cfr. (39a)) que tienen valor temporal. En estas cláusulas, tal como ella indica, la construcción meta/dale + infinitivo podría ser parafraseada por medio de un gerundio (cfr. (39b)):
a. | Con Juan meta fumar, no se puede entrar en la oficina (=11a, cfr. Di Tullio, 2006, p. 281). |
b. | Con Juan fumando, no se puede entrar en la oficina. |
El segundo contexto, si bien no fue identificado por Di Tullio en 2006, es consecuente con el paralelismo distribucional propuesto en ese artículo. Las cláusulas con meta y dale pueden funcionar como un adjunto de la oración principal, dentro del SV, con valor temporal de simultaneidad o de manera, como en (40a), al igual que las cláusulas de gerundio (40b):
a. | Venía el guarda por el tren,/ meta a picar los boletos. (=17a) |
b. | Venía el guarda por el tren,/ picando los boletos. |
En cuanto a las cláusulas mínimas encabezadas por con, notemos que, nuevamente, los predicados que se combinan con meta y dale pueden corresponder no solo a actividades (41a), sino también a realizaciones (41b) y logros (41c):
a. | Con Juan meta/ dale correr/ fumar, me puse a mirar la tele. |
b. | Con Juan meta leer El Quijote, me puse a mirar la tele. |
c. | Con Juan dale entrar y salir, me puse a mirar la tele. |
Tal como hemos destacado, la interpretación puntual de meta o dale dependerá del verbo léxico y del contexto oracional. Así, por medio de diversos adjuntos, como a cada rato y una y otra vez (que, como ya señalamos, suponen una reiteración intermitente del evento) o toda la tarde y sin parar (que indican la continuidad de un evento unitario), pueden reforzarse lecturas iterativas o durativas de una misma cláusula con meta y dale. A continuación, lo ilustramos con actividades (42a), realizaciones (42b) o logros (42c) (si bien los logros, por su propia naturaleza léxica, suelen tener disponible solo la primera interpretación, cfr. (41c)):
a. | Con Juan meta fumar a cada rato / toda la tarde, me puse a mirar la tele. |
b. | Con Juan dale leer El Quijote a cada rato / sin parar, me puse a mirar la tele. |
c. | Con el agua meta caer una y otra vez / sin respiro, me puse a mirar la tele. |
Más allá de estas características ligadas con el Aktionsart, vale la pena mencionar otras propiedades gramaticales y de distribución relevantes de las cláusulas mínimas con meta y dale, que son básicamente iguales a las que presenta la misma construcción con gerundio.
Por un lado, tal como ocurre habitualmente con las cláusulas absolutas, el sujeto de la construcción con meta y dale es obligatorio y no es posible omitirlo:
a. | Con *(Juan) meta correr, me puse a mirar la tele. |
b. | Con *(Juan) corriendo, me puse a mirar la tele. |
Por otro lado, al igual que en el resto de las cláusulas absolutas, el sujeto debe estar obligatoriamente en posición preverbal:
a. | *Con meta correr Juan, me puse a mirar la tele. |
b. | *Con corriendo Juan, me puse a mirar la tele. |
Por último, el sujeto recibe caso terminal (cfr. (45)), y no nominativo (46), aunque eso solo será visible en la primera persona (conmigo) o en la segunda persona tuteante (contigo). Este dato sugiere que es la preposición con la que le asigna caso desde afuera de la cláusula.
a. | Conmigo meta entrar y salir, se puso a mirar la tele. |
b. | Conmigo corriendo, se puso a mirar la tele. |
a. | *Con yo entrar y salir, se puso a mirar la tele. |
b. | *Con yo corriendo, se puso a mirar la tele. |
Para dar cuenta de todas estas propiedades, concluimos, entonces, que la construcción de con + meta/ dale + infinitivo es una cláusula defectiva, al igual que la de con + gerundio, como se puede ver en los ejemplos paralelos de (43b-46b). Este tipo de cláusula se corresponde con un ST que posee el rasgo no interpretable PPE, por el que requiere un sujeto obligatorio (léxico o pronominal) presente en la posición de especificador (cfr. (43-44)),23 pero que no puede valuar el caso de ese sujeto (cfr. (46)) al carecer de rasgos .
Una prueba adicional de que la cláusula debe recibir un análisis diferente del que hemos esbozado antes en (27) es que en estas cláusulas mínimas no podría aparecer ninguna realización fonológica para Tiempo, en contraste con lo que ocurría en las construcciones de 4.1 y 4.2:
Recapitulando, el sujeto se ubica en la posición de especificador del ST y de ese modo elimina el rasgo PPE, pero permanece con su rasgo de caso sin valuar, como se representa en el siguiente esquema mediante u (del inglés unvalued). Por eso, la preposición le asignará caso terminal desde afuera de la cláusula (i.e., el ST), literalmente como un proceso de Marcado Excepcional de Caso (cfr. López, 2016).
Por su parte, también pueden establecerse paralelismos entre las cláusulas con meta o dale y las de gerundio cuando cumplen funciones de adjuntos dentro del SV de la oración principal, con interpretación de simultaneidad temporal o de manera:24
a. | Venía el guarda por el tren,/ meta a picar los boletos:/ -¡Boletos, pases, abonos! -gritaba a los cuatro vientos./ Iba todo lo más bien, /meta y meta hacer “aujeros” (El Payo Oroná, “Indio no paga boleto”) (=17.b). |
b. | Venía el guarda por el tren,/ picando los boletos:/… / Iba todo lo más bien, / haciendo “aujeros”… |
Como hemos anticipado, aquí el análisis será muy distinto al que hemos establecido para los contextos anteriores. En el especificador del ST correspondiente a la cláusula con meta y dale habría un PRO, i.e., una categoría nula de carácter pronominal que aparece como sujeto de la construcción y que habitualmente permite satisfacer el rasgo PPE en las cláusulas no finitas (cfr. Bosque y Gutiérrez Rexach, 2008). Ese PRO estaría controlado en su referencia por alguno de los constituyentes de la oración principal: por ejemplo, el sujeto en (50a) y el objeto directo en (50b):
a. | proi Caminé por la calle como un autómata, [PROi meta repetir las palabras del profeta]. |
b. | proi Lok vi a Pedrok en la asamblea, [PROk meta repetir las palabras del profeta]. |
En este tipo de cláusulas, por razones de caso, sería imposible introducir un sujeto léxico (cfr. López, 2016): el sujeto no podría recibir caso nominativo, ya que el Tiempo con propiedades no finitas es incapaz de asignárselo, ni terminal, ya que tampoco hay una preposición disponible externa a la cláusula, como ocurría en los casos que representamos en (48):
a. | proi Caminé por la calle como un autómata, *yo meta repetir las palabras del profeta. |
b. | proi Lo vi a Pedro en la asamblea, *Pedro meta repetir las palabras del profeta. |
La configuración sintáctica correspondiente a las cláusulas de meta de (49-50) sería, pues, la siguiente:
En cuanto a la interpretación temporal de las construcciones con meta y dale, se facilitaría tanto en las cláusulas absolutas como en los adjuntos a causa de la dependencia semántica (y el consiguiente anclaje temporal) respecto de los rasgos interpretables del ST de la oración principal.
Para concluir con nuestro recorrido empírico, resulta relevante advertir que en realidad no es total la equivalencia entre las cláusulas con gerundio y las de meta y dale con infinitivo, pese a lo que señala Di Tullio y a los paralelismos que aquí hemos rescatado. Por un lado, notemos que ciertas cláusulas de gerundio con interpretación de simultaneidad o manera (en particular las que presuponen eventos delimitados únicos) no podrían ser parafraseadas por cláusulas con meta o dale:25
a. | Pudo meter un gol dejando al arquero en el piso. |
b. | */# Pudo meter un gol meta dejar al arquero en el piso. |
a. | Se convirtió en una estrella metiendo el gol del triunfo. |
b. | *Se convirtió en una estrella dale meter el gol del triunfo. |
a. | Conseguí el trabajo yendo a una entrevista de trabajo. |
b. | *Conseguí el trabajo meta ir a una entrevista de trabajo. |
Para interpretar una cláusula con meta y dale, deberíamos poder asignarle una lectura durativa o iterativa, lo cual parece difícil en el caso de las variantes de (53b-55b), dada la naturaleza delimitada y única de los predicados a los que acompañan.
Como contraparte, tampoco parece posible parafrasear ciertas construcciones de meta y dale (con interpretación plural obligatoria) por medio de una cláusula de gerundio. Así ocurre, por ejemplo, cuando meta y dale se combinan con predicados inequívocamente delimitados, como en (56a). Con estos logros, el gerundio no tiene accesible, en principio, una lectura iterativa, excepto que se acuda a otros recursos de refuerzo o explicitación, como sujetos plurales o adjuntos (cfr. (56b)):26
a. | dale morir en Walking Dead, está meta salir campeón (=16b) |
b. | */# Muriendo en Walking Dead, */# está saliendo campeón |
Si revisamos una vez más todos los datos de este trabajo, el reemplazo de meta y dale por gerundios dará lugar a extrañezas o agramaticalidades en otros casos que también implican necesariamente la pluralidad y repetición del evento (cfr., por ejemplo, (5c), (5d), (7c), (7e), (9b) y (12c))27
En suma, pese a que distribucionalmente son muy semejantes, las cláusulas de meta y dale con infinitivo y las cláusulas de gerundio difieren sutilmente en relación con la interpretación de número de los eventos delimitados. En ausencia de otros recursos, la lectura plural no siempre está disponible con el gerundio (cfr. (56) y otros ejemplos mencionados), mientras que la lectura singular no resulta posible con meta y dale (cfr. (53-55)), lo cual parece reafirmar, una vez más, nuestra hipótesis de que el significado primario de esos operadores es iterativo.
5. Conclusiones
Este artículo retoma, amplía y precisa el análisis de Di Tullio (2006) sobre los operadores aspectuales dale y meta, además de brindar una serie de datos nuevos que creemos interesantes a la hora de discutir un análisis semántico y sintáctico sistemático para esas formas gramaticalizadas. Coincidimos con ella en su análisis de los operadores en términos de rasgos léxico-aspectuales presentes en una proyección funcional (que aquí llamamos Sintagma Evento). Pero, a diferencia de Di Tullio, enfatizamos las diferencias entre la lectura durativa y la iterativa, al tiempo que tomamos el significado iterativo como el básico o primario (en el caso de dale, derivado directamente de su significado original como interjección modal que expresa reprobación), que está disponible para todos los predicados. En consecuencia, mostramos que la no delimitación no es un rasgo decisivo a la hora de determinar las posibles combinaciones con meta y dale (una hipótesis que ella defendía en su artículo), puesto que esos operadores siempre pueden aparecer con predicados delimitados con una lectura iterativa. Por último, propusimos una serie de análisis sintácticos explícitos, que permiten dar cuenta de las propiedades gramaticales y semánticas de las diferentes construcciones, tanto las que consideramos parte del “núcleo duro” de la combinación de los operadores con cláusulas de infinitivo (analizadas en 4.1) como las diferentes variantes categoriales con nombres y sintagmas preposicionales (cfr. 4.2), y también la ocurrencia en cláusulas mínimas y adjuntos del SV (cfr. 4.3).
La oposición entre la interpretación durativa y la iterativa de meta y de dale depende crucialmente del número de eventos en juego. Una interpretación singular del evento determinará que se lo entienda como continuo y no delimitado y que el cuantificador modifique la duración. Por el contrario, una interpretación plural (i.e., el hecho de que hay dos o más eventos) involucra una lectura intermitente en un lapso dado. Concluimos de la posible interpretación plural que la noción de evento siempre se puede cuantificar y es en sí delimitada, aun si la aspectualidad del evento no lo es (cfr., en particular, los casos de (19), en que una actividad se lee como repetida con dale o meta). En ambos casos (se trate de la intensificación de la duración o de la pluralidad), la cuantificación con dale y meta se entiende como excesiva, al contrario de lo que ocurre con otros cuantificadores más “neutros” o “literales”, como re y mucho. La interpretación singular o plural de los eventos, por lo demás, pone un límite a la posible equivalencia entre las cláusulas con meta y dale y las de gerundio, pese a que a primera vista comparten numerosas propiedades distribucionales, tal como señala Di Tullio y comprobamos en numerosos ejemplos a lo largo de este trabajo (cfr. las conclusiones de 4.3 y, especialmente, los datos de (53-56)).
Notas
(i) | a. | Un degüello de soles muestra la tarde,/ se han dormido las luces del pedregal,/ y animando la tropa, dale que dale,/ el arriero va, el arriero va (Atahualpa Yupanqui, “El arriero”). |
b. | Las pelotitas que se golpean todo el tiempo estaban tan dale que dale que me sacaron de quicio (Alejandro Soifer, “El último elemento peronista”). | |
c. | Flaco,/ no te quedes triste,/ todo no fue inútil,/ no pierdas la fe.../ en un cometa con pedales/ ¡dale que te dale!/ yo sé que has de volver... (Horacio Ferrer, “La bicicleta blanca”). |
(i) | a. | El cuento resultó perfecto porque los pibes se prendieron al ocular y dale que dale a mirar la Luna en detalle. |
b. | Nos juntábamos unos cuantos con un asado o simplemente un mate, y dale que dale a cantar los temas de ellos. | |
c. | no piensa jubilarse de estrella y dale que dale con seguir armando bandas de rock y con cantar canciones nuevas (“Tiemblen todos, viene Charly”, El Mostrador, Chile). |
(i) | a. | A: ¿Venís? |
B: Meta/ Metele. | ||
b. | “Ningunear al concejo y meta/*metele hacer nada” (=7.e) |
(i) | a. | Dale molestando hasta que uno explota / El guagua dale molestando. |
b. | Dale que dale caminando / Dale caminando en la cinta. | |
c. | Dale hablando. |
(i) | a. | [Habiendo terminado la escuela], me dediqué al comercio. |
b. | [Conociendo a Juan], le conté la novedad enseguida. | |
c. | [Sabiendo que esa era la situación], hubiera actuado de otra manera. | |
d. | [Sabiendo que esa era la situación], hubiera actuado de la misma manera. |
(i) | a. | Mucha gente/ Mil personas muriendo en Walking Dead. |
b. | Está saliendo campeón una y otra vez/ todos los años. |
(i) | a. | Yo quería irme, pero ella meta sacar ropa / vajilla / libros. |
b. | Quería cerrar, pero meta caer clientes/ gente/ agua (Di Tullio, 2006, p. 281). | |
(ii) | a. | *Yo quería irme, pero ella sacando ropa / vajilla / libros. |
b. | *Quería cerrar, pero cayendo clientes/ gente/ agua. |
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