RASAL
LINGÜÍSTICA
Recibido: 09.07.2020 | Aceptado: 16.11.2020
Resumen
El análisis del paisaje lingüístico se ha convertido en uno de los enfoques para abordar el multilingüismo. Su centro de interés radica en cuáles son las lenguas que aparecen en el espacio público y la descripción sociolingüística del fenómeno. El artículo aborda el paisaje lingüístico de un pueblo indígena de origen totonaco en México. Para ello se tomó una muestra fotográfica de los textos presentes en el centro del pueblo, donde se concentra la actividad comercial. Se encontró que la mayoría de los textos se hallaban escritos en español o contenían esta lengua, con lo que se reafirma como la lengua dominante. Asimismo, se observa que en los textos multilingües las lenguas tienen usos diferenciados: son empleadas en nombres propios, préstamos lingüísticos o traducciones. Se plantea que el bajo porcentaje de textos en totonaco, a pesar de la gran cantidad de hablantes en el municipio, se relaciona con la falta de una alfabetización en la lengua materna, con lo que se extiende la posición dominante del español.
palabras clave: lingüístico; lenguas indígenas; totonaco; español; multilingüismo.
Abstract
Linguistic landscape analysis has become a current approach to multilingualism. Its major concern is the identification of the languages present in the public space as well as the sociolinguistic facts around them. This paper addresses the linguistic landscape from an indigenous town of Totonacan origin in Mexico. For that purpose, a photographic record was made of public texts in the town center, where commercial activities are concentrated. It was found that most texts were written in Spanish or included Spanish, indicating its status as the dominant language. It was also observed that, in multilingual signs, there is a differentiated use of the languages: they are used in names, loanwords and translations. Among the reasons why there is a low percentage of texts in Totonac despite the number of speakers in the region, it is hypothesized that it relates with low literacy levels in the mother tongue, thus securing the dominant position of Spanish.
keywords: linguistic landscape; indigenous languages; Totonac; Spanish; multilingualism.
1. Introducción
En el camino de entrada al pueblo aparece un letrero atravesando la calle: “Bienvenidos a Huehuetla ‘Pueblo viejo’” y debajo en letras más pequeñas “Tlan chitampatit kxamakgan kachikin”. Cuando el visitante deja el lugar, el letrero dice “Feliz retorno / Regrese pronto” y debajo “Tlan napinatit / Tun an natanatit”. Los letreros le advierten al visitante que entra o sale de un territorio bilingüe, en este caso: español-totonaco.
Una de las aproximaciones al estudio del bilingüismo y multilingüismo ha sido a través del análisis del paisaje lingüístico, que, dicho someramente, se define como la palabra escrita en el espacio público a través de letreros con distintas finalidades. El presente trabajo se centra en el paisaje lingüístico de la localidad de Huehuetla, un pueblo de origen totonaco, situado en el estado de Puebla, México, a fin de observar qué lenguas se hallan presentes en el espacio público visible, en qué medida y con qué usos. En lo que sigue abordamos primeramente el concepto de paisaje lingüístico, para luego pasar a dar un breve contexto histórico del pueblo y la lengua totonaca (una de las lenguas indígenas minorizadas en México), y, posteriormente, presentar el corpus tomado en cuenta para este trabajo y su análisis.
2. Paisaje lingüístico
Landry & Bourhis definen el paisaje lingüístico del modo siguiente: “Linguistic landscape refers to the visibility and salience of languages on public and commercial signs in a given territory or region” (1997:23). Cuando se habla de señales se incluyen señales de tránsito, anuncios, nombres de calles, nombres de lugares, señales en tiendas comerciales y señales en edificios gubernamentales, etc. (1997:25).
De acuerdo con estos autores, las señales sirven a dos funciones básicas: informativa y simbólica. Desde el punto de vista informativo, el paisaje lingüístico delimita las áreas de los grupos lingüísticos que alberga con respecto a otras comunidades lingüísticas en territorios adyacentes e informa respecto a en qué lenguas cabe recibir atención pública y privada: “Thus the linguistic landscape serves to inform in-group and out-group members of the linguistic characteristics, territorial limits, and language boundaries of the region they have entered” (1997:25), como el letrero que comentábamos al inicio de este trabajo.
Desde el punto de vista simbólico, las señales indican el valor y estatus que tiene una lengua con respecto a otras en los contextos multilingües; en este sentido, posee una carga afectiva y puede simbolizar el grado de vitalidad etnolingüística (1997:27-28). De manera general, el hecho de que su lengua forme parte del paisaje lingüístico puede contribuir a promover una identidad social positiva para los integrantes del grupo (ibid.). Por el contrario:
Exclusion of the in-group language from public signs can convey a message to the effect that one’s own language is not valued and has little status within society. Further, such exclusion conveys the notion that the in-group language is of little use for conducting public affairs, thus reinforcing a diglossic situation to the advantage of the dominant language. Absence of the in-group language on public signs may also consolidate a sociolinguistic norm leading group members to use their own-group language in an ever-declining range of language domains. In combination with other measures of exclusion (e.g., banning the teaching of the minority language in schools), absence of the in-group language from the linguistic landscape can lead group members to devalue the strength of their own language community, weaken their resolve to transmit the in-group language to the next generations, and sap their collective will to survive as a positively distinctive ethnolinguistic group (1997:27-28).
En consonancia con lo anterior, diversos grupos afines a las lenguas minorizadas han visto en la intervención del paisaje lingüístico una forma de resistencia, así como una herramienta para revitalizar sus lenguas (cfr. por ej. Córdova-Hernández & Yataco 2019; Moustaoui Srhir 2019:13-17; Santos García, Carillo de la Cruz & Verdín Amaro 2016:95-97; Yáñez Rosales et al. 2016:128-130; Yataco & Córdova Hernández 2016).
A partir del estudio seminal de Landry & Bourhis, los estudios sobre el paisaje lingüístico se han multiplicado, abarcando enfoques sociológicos, lingüísticos, semióticos, etnográficos, etc. (cfr. por ej. Gorter 2006; Franco-Rodríguez 2008; Blommaert y Maly 2014; Córdova-Hernández & Yataco 2019; Vilar 2019). Asimismo, poco a poco la investigación se ha expandido también para observar lo que ocurre en el mundo hispánico (cfr. Cenoz & Gorter 2006; Pons Rodríguez 2011; Castillo Lluch & Sáez Rivera 2011; Fernández Juncal 2019, 2020; así como los números monográficos de RILI 2013, y Signo y Seña 2019).
Una de las distinciones planteada por Landry & Bourhis (1997) en el análisis del paisaje lingüístico se refiere a si se trata de señales públicas o privadas, en cuanto aquellas son emitidas por autoridades gubernamentales y reflejan una determinada política lingüística. La distinción coincide con la de señales oficiales y no-oficiales (Backhaus 2006:53-54), y en parte con la de señales emitidas de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba, de Ben-Rafael et al. (2006:10-14), si bien para estos autores las señales de arriba hacia abajo (top-down) incluyen no solo las de las instituciones gubernamentales, sino también religiosas, educativas, culturales y médicas. Al buscar un análisis que incluyera la dinámica sociolingüística, se ha planteado otro tipo de distinciones: si los términos provenientes de otra lengua son préstamos lingüísticos (Franco-Rodríguez 2008); si se trata de nombres propios, sea como parte de la toponimia o de otro tipo (Macalister 2010); si la presencia de varias lenguas se da en una relación de traducción mutua (Backhaus 2006:58); si intervienen actores nacionales o locales (Macalister 2010), y el tipo de receptores a los que van dirigidas (Blommaert & Maly 2014). Tales diferencias serán retomadas en el análisis que presentamos más delante.
Finalmente, en su trabajo sobre el multilingüismo en Jerusalén, Spolsky y Cooper (citados en Backhaus 2006:61-62; cfr. también Spolsky 2004:68-69) mencionan tres condiciones que explican el empleo de ciertas lenguas en la señalética: “Write signs in a language you know”, “Prefer to write signs in the language or languages that intended readers are assumed to read” y “Prefer to write signs in your own language or in a language with which you wish to be identified”. En las conclusiones se hace una revisión de tales condiciones tomando en cuenta su adecuación para explicar el paisaje lingüístico de Huehuetla.
Por ahora, interesa presentar un breve contexto de la comunidad en la que se centró el estudio, Huehuetla, y su lengua, el totonaco.
3. Huehuetla, pueblo totonaco
Hay diversas teorías respecto al origen del término totonaco o tutunakú. Algunas hacen referencia a que proviene del nombre de un dios, mientras que otras aluden a un origen etimológico por el que tutu significa ‘tres’ y naku significa ‘corazón’, por lo que significaría ‘tres corazones’ haciendo referencia a tres centros ceremoniales: Tajín y Zempoala, en Veracruz, y Yohualichan, en Puebla (cfr. Córdoba Olivares 1968:13-14; Masferrer 2004:6). Ya en época prehispánica los totonacos padecerían diversas invasiones y serían sometidos al imperio azteca. A la llegada de los españoles, si bien los totonacos se aliaron en un principio con ellos para derrocar a los aztecas, más tarde terminarían huyendo y buscando refugio en las montañas (Córdoba Olivares 1968:18-19, 22; Masferrer 2004:17-19). Las relaciones con los españoles serían tensas y los totonacos protagonizarían diversas rebeliones para unirse a los independentistas en el siglo XIX; la situación no cambiaría en el México independiente, en el que habría una relación conflictiva con los mestizos, aliándose finalmente con la causa revolucionaria a principios del siglo XX (Córdoba Olivares 1968:21, 23-26; Masferrer 2004:19-21).
Con todo, la región montañosa se mantendría en relativo aislamiento hasta entrado el siglo XX: alrededor de 1970 se llegaba por avioneta (Córdoba Olivares 1968) y en Huehuetla en lo particular solo había seis escuelas federales en todo el municipio, una cifra muy por debajo de las existentes en otros municipios (Acevedo Rodrigo 2015). En los últimos años, no obstante, ha ocurrido una serie de cambios, que incluyen la expansión del sistema educativo, la diversificación religiosa, la desestructuración del sistema de cargos, la reconfiguración del espacio por el trazo de carreteras, la crisis de cultivos rentables —en particular del café— y la consecuente migración (Masferrer 2004:13-15, 23-28).
En este marco, la población indígena huehueteca ha obtenido algunos logros y retrocesos. En 1989 se funda la Organización Independiente Totonaca, la cual tenía sus bases en el trabajo que habían venido desempeñando grupos de religiosos afines a la teología de la liberación y lo que se dio en llamar la ‘teología india’ (González Forster 2015:38-45, 80-82; Maldonado Goti 2011:490). Dicha organización llegó a gobernar el municipio al triunfar en una alianza con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y se mantendría en el poder por tres trienios buscando dar prioridad a ‘lo totonaco’ (González Forster 2015:80-82; Maldonado Goti 2011:490-494).1 No obstante, con la llegada de un nuevo partido al gobierno, en 1999, los grupos de poder mestizos buscaron desarticular la organización (González Forster 2015:85, también Maldonado Goti 2011:494).
En la actualidad, si bien el municipio cuenta con escuelas bilingües (al menos presentadas como tales2), incluyendo una universidad en la que se imparten clases de lenguas originarias (la Universidad Intercultural del Estado de Puebla, creada en 2006), la cabecera municipal de Huehuetla solo cuenta con una institución educativa con ese carácter: el Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom (CESIK), de nivel bachillerato. Las otras escuelas presentes en la cabecera municipal, de preescolar a bachillerato, no son bilingües. El CESIK fue fundado en 1994 siguiendo un modelo intercultural bilingüe y, si bien se mantiene en pie a pesar de diversos embates, tiene una situación relativamente precaria (González Forster 2015:83-86; Solórzano 2017): sin apoyo gubernamental, con poco alumnado y operando con la ayuda de voluntarios, compite con otro bachillerato establecido en la misma cabecera municipal y que no es bilingüe.
Finalmente, el municipio cuenta además con un Juzgado Indígena, inaugurado en 2004 y que tiene como sede la cabecera municipal. Si bien la intención de este tipo de juzgados ha sido reconocer los sistemas normativos indígenas, su alcance es limitado (Maldonado Goti 2011). Su establecimiento se relaciona con la serie de concesiones que ha hecho el gobierno federal a los pueblos indígenas a raíz del levantamiento zapatista en 1994, por parte de los pueblos indígenas en el estado de Chiapas. En este marco fue también que a nivel federal se promulgó en 2003 la Ley general de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas y se estableció el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI).
4. Situación de la lengua totonaca
El totonaco es una lengua originaria de la región norte de los estados de Puebla y Veracruz. Los municipios en los que más se concentran sus hablantes son Papantla, Coyutla, Filomeno Mata, en Veracruz, y Huehuetla, en Puebla (INEGI 2009:75). Los últimos censos muestran al parecer una población estable de hablantes de totonaco en este último municipio. Según los datos de 2005, en Huehuetla había 11.845 hablantes de totonaco (INEGI, 2009: 75). El censo de 2010 arroja datos similares: el 88% (i.e. 12.328) de la población de 5 años y más en Huehuetla habla una lengua indígena, y el 98,9% de ellos habla totonaco (INEGI 2011:165). Finalmente, de acuerdo con la encuesta intercensal de 2015, la población indígena en dicho municipio, o la que se autoadscribe como tal, asciende al 97,68%, mientras que la población de 3 años y más que habla una lengua indígena asciende al 89,77%, de la que el 29,52% es monolingüe y no habla español (INEGI 2016:169).
Contradictoriamente, de acuerdo con el censo de 2005, en los hogares en que uno de los progenitores es totonaco solo el 49,1% de los niños de 5 a 9 años habla la lengua (INEGI 2009:76). En términos históricos, los censos muestran un decremento en general de la población indígena en el estado de Puebla: a finales del siglo XIX y principios del XX representaba el 31% de la población en la entidad; para el año 2000 equivale al 13% (INEGI 2004:4).
Tales datos han de tomarse, pues, con cierta cautela, ya que dependen en buena medida de la técnica empleada para realizar la encuesta, como se ha señalado repetidas veces para el caso de los censos, que, en última instancia, dependen de cómo se autodescriben los encuestados.
En algunas comunidades poblanas se ha documentado una situación de desplazamiento lingüístico del totonaco en favor del español (cfr. Beck & Lam 2008; Lam 2012; Neri 2006). Ahora bien, aun cuando hay un consenso en que las lenguas indígenas mexicanas se hallan en riesgo de desaparición, el grado de riesgo varía en forma considerable de una comunidad a otra y depende también de las variables que se tomen en cuenta en los distintos índices disponibles. Así, el Atlas de la UNESCO de las lenguas del mundo en peligro, a partir del criterio de transmisión intergeneracional de la lengua, considera tres variantes del totonaco en Puebla, todas ellas en peligro: el totonaco de Ozumatlán y el septentrional son consignados en situación crítica, mientras que el totonaco del Alto Necaxa es considerado como seriamente en peligro (Moseley 2010). Más optimista es el índice elaborado por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, dentro del que se consideran cuatro variantes del totonaco: en su Catálogo de lenguas indígenas en riesgo de desaparición (Embriz Osorio y Zamora Alarcón 2012), se señala que dos de las variantes del totonaco no presentan un riesgo inmediato de desaparición, y las otras dos muestran un riesgo mediano. No se incluyen, pues, entre las lenguas con un riesgo alto o muy alto. No obstante, el INALI toma en cuenta criterios algo bajos (por ej. un 30% de hablantes de lengua indígena). Más en lo general, el Índice de reemplazo lingüístico, que elaboró la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), señala que el totonaco se encuentra en un proceso de extinción lenta (Valiñas 2014:104-105, 118).
Al haber una mayor concentración de hablantes de totonaco en el municipio, la situación parece diferir en Huehuetla. En lo que se ha podido observar en la cabecera municipal de Huehuetla, oralmente se usan tanto el español como el totonaco. Este último es empleado, sobre todo, por quienes provienen de las comunidades cercanas que integran el municipio. Así, en las tiendas y en el transporte público, se ha observado que dependientes y choferes recurren a una u otra lengua según el interlocutor; por su parte, en el mercado que se instala los domingos, si bien la mayoría de los vendedores habla español, se encuentran también vendedores monolingües totonacos. Asimismo, desde 1994 existe una radio comunitaria (XECTZ), con sede en Cuetzalan, que transmite en náhuatl, totonaco y español (INPI 2019). No obstante, los avisos que se transmiten por megafonía, como medio de comunicación entre al ayuntamiento y la población en la cabecera municipal, se dan en español.3 En cuanto al medio escrito, es frecuente que quienes dicen hablar la lengua indígena no sepan escribirla. Dadas las condiciones, es de presumir un alto grado de analfabetismo en lengua indígena (un aspecto que no suelen medir los censos en México).
Cabe señalar que, aun cuando ha habido propuestas diversas por parte de gramáticos y lexicógrafos, la norma para escribir la lengua totonaca, que con diversos tropiezos fue consensuada entre las comunidades totonacas a instancias del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, apenas fue publicada en 2017. Dicha norma, sin embargo, se centra específicamente en la ortografía, sin proponer una variedad estándar del totonaco. Esto es, concierne específicamente a la “representación gráfica” (Cooper 1997:152-158) o “escrituración” (Oesterreicher 1993) de la lengua.
En suma, tenemos una situación en la que si bien es posible escuchar la lengua totonaca y sus hablantes han obtenido algunas concesiones por parte de las autoridades gubernamentales, como hemos reseñado en el apartado anterior, también han mantenido una relación conflictiva con los mestizos. Veamos qué ocurre en el ámbito de la señalética.
5. La señalética pública de Huehuetla: distribución
Para realizar el presente estudio se llevó a cabo un registro fotográfico. El área considerada corresponde al centro de la cabecera municipal de Huehuetla, abarcando desde la terminal del transporte público hacia Dimas López hasta la terminal hacia Zacapoaxtla (cfr. Imagen 1). En esa zona se concentra la mayor cantidad de negocios.
Imagen 1. Área analizada (línea azul). Fuente del croquis: Ayuntamiento de Huehuetla
El recorrido tuvo lugar en abril de 2019. Como unidad de análisis se tomó el concepto de texto. Siguiendo la propuesta de Franco-Rodríguez (2008:7), en el paisaje lingüístico “un texto puede estar presentado en uno o varios soportes”. Como criterio determinante se consideró que se tratara de un texto realizado con una misma finalidad y por un mismo emisor (fuera individual, institucional, empresarial, etc.): así, en una tienda es posible encontrar varios carteles correspondientes a los distintos productos que ofrecen, de manera que cada cartel se tomó como una unidad por separado si se trataba de distintos emisores (Coca-Cola, Fud, etc.). El registro abarcó tanto textos comerciales como no comerciales, incluyendo textos religiosos, gubernamentales, etc. Tan solo se dejaron fuera de registro las placas con nombres de calles (las cuales, por lo demás, estaban escritas en español, por lo que se pudo observar). Asimismo, los textos se ubican en soportes diversos: de letreros pintados sobre la pared a lonas, cartulinas, hojas de papel, carteles impresos, etc., y abarcan de una letra (como puede ser la E en letreros de no estacionarse) al nombre del establecimiento y anuncios o carteles con una mayor cantidad de texto.
En total, se tiene registro de 175 textos. De ellos, 123 (70%) son monolingües y 52 (30%) contienen más de una lengua. Para determinar qué lenguas se empleaban se tomó como criterio el empleo de elementos léxicos o gramaticales de cada lengua en cuestión. Los textos monolingües estaban escritos casi todos en español; tan solo uno se hallaba escrito en inglés al presentar el nombre de un producto comercial en ese idioma. Los textos que contienen más de una lengua pueden incluir una o más lenguas. Así, tenemos textos mayoritariamente en español pero que incluyen palabras en inglés o en inglés y náhuatl, etc. La distribución de cada lengua se puede apreciar en el Cuadro 1.
Idioma | Número de textos con esa lengua | Porcentaje de textos con esa lengua sobre el total de los registrados |
Español | 174 | 99,42% |
Inglés | 27 | 15,42% |
Náhuatl | 20 | 11,42% |
Totonaco | 16 | 9,14% |
Francés | 1 | 0,57% |
Malayo | 1 | 0,57% |
Otro | 1 | 0,57% |
Cuadro 1. Idiomas empleados en el paisaje lingüístico del centro de Huehuetla
Como se puede apreciar, la gran mayoría de los textos incluye el español, la lengua dominante en el país. De las otras lenguas, encuentran una mayor presencia el inglés (en 15,42% de las señales), el náhuatl (11,42%) y el totonaco (9,14%). En menor medida, también nos aparecen lenguas como el francés y el malayo, si bien solo se dan en un letrero cada una.
El segundo criterio considerado fue el ámbito. Por este se entiende la esfera de actividad socialmente estructurada (comercial, gubernamental, educativa, etcétera, empleado como equivalente de domain de Fishman 1964:37-39). En el corpus los textos se distribuyen principalmente en cinco categorías (Cuadro 2).
Ámbito | Número de señales | Porcentaje de señales |
---|---|---|
Comercial | 124 | 71% |
Gubernamental | 40 | 22,8% |
Educativo | 3 | 1,7% |
Político | 3 | 1,7% |
Religioso | 2 | 1,1% |
Otro | 3 | 1,7% |
Cuadro 2. Ámbitos a los que pertenecen los textos
Como era de esperar, la mayoría de los textos se inscriben en el terreno de lo comercial (71%). Le siguen los textos del ámbito gubernamental (22,8%). En ellos se dan letreros de instituciones tanto de carácter federal como municipal, así como señales de tránsito o de servicios públicos. En menor medida, también se hallan textos provenientes de otro tipo de emisores: del sector educativo (1,7%), político (1,7%) y religioso (1,1%). En el ámbito político nos referimos a textos producidos por los partidos políticos con miras a las elecciones y que, por tanto, no provienen de un emisor gubernamental, de ahí que distingamos los dos ámbitos. Tanto en el ámbito político como religioso los textos fueron elaborados totalmente en español, mientras que en los otros tres ámbitos (comercial, gubernamental y educativo) encontramos la presencia de otras lenguas.4
6. Diversidad de usos lingüísticos
En la distribución de las lenguas, se aprecian diferencias relacionadas con el modo en que se insertan en los textos. Veamos primero qué ocurre con las lenguas extranjeras (inglés, francés y malayo) para luego pasar a las lenguas indígenas (náhuatl y totonaco).
6.1. Lenguas extranjeras
Según los resultados que hemos reseñado arriba, la lengua que más sobresale luego del español es el inglés, al aparecer en 27 textos (Cuadro 1). En la mayoría de los casos se emplea en el ámbito comercial y solo en dos casos aparece en textos gubernamentales (a nivel municipal).
La presencia del inglés se da en cuatro casos distintos. En primer lugar, se halla en el nombre de procedimientos técnicos o marcas comerciales de diversos productos (Valplast, Price shoes, Tupperware, Philadelphia, etc.). El uso del inglés en estos casos no es un fenómeno nuevo. Baumgardner (2006) ya documentaba cómo se optaba por mantener el inglés o incluso darle un nombre en esa lengua a productos mexicanos a fin de persuadir al posible comprador y darle al producto un aura de modernidad.
En segundo lugar, aparece en préstamos lingüísticos. Nos referimos aquí a casos de naturaleza léxica en que el vocablo se ha tomado del inglés, sea que se trate de préstamos con un mayor grado de asimilación al español (básquetbol) o innovaciones de carácter más reciente (bluetooth) (cfr. ‘interferencia lexical de palabras simples’, en Weinreich 1974:107-109; más en lo general, Moreno Fernández 2009:257-258). A diferencia de los anteriores, no se trata de nombres propios. En los textos analizados, los préstamos se refieren particularmente al ámbito de la técnica y la tecnología (niples, USB, flip, etc.) o a productos culturales (hot-dog, rock and roll).
Un fenómeno distinto es cuando tenemos una transferencia gramatical: en dos casos se emplea la marca de genitivo del inglés para dar nombre al establecimiento comercial (Los Abel’s, Emiliano’s). Se trata de un fenómeno frecuente para nombrar tiendas, encontrado en latitudes diversas (cfr. Pfeiler, Franks & Martín Briceño 1990:52).
Finalmente, tenemos casos en que elementos léxicos del inglés son empleados directamente, pero, a diferencia del primer caso, no se trata de nombres comerciales altamente difundidos, sino que sirven para nombrar el establecimiento en cuestión. Así, en un caso el nombre dado al negocio está completamente en inglés (Dentalife) y en otro se crea un compuesto híbrido español-inglés (PintuSayer) (cfr. Imagen 2 y 3). De nueva cuenta, no se trata de un fenómeno innovador, pues el recurso al inglés para nombrar tiendas se ha empleado en otras partes (cfr. Pfeiler, Franks & Briceño 1990; Baumgardner 2006:257). Resulta, sin embargo, llamativo encontrarlo en una localidad pequeña.
Imagen 2. Tienda con texto en español e inglés
Imagen 3. Texto en tienda con elementos en francés, español e inglés
En cuanto al francés, aparece en un solo caso y se trata de un préstamo generalizado: boutique (cfr. Imagen 3); respecto al malayo, este se da en el nombre de una empresa comercial (Pakar Zapaterías, indicando que venden productos de su catálogo).
En ninguna de estas lenguas se trata, pues, de textos bilingües en los que se dé una traducción a más de un idioma; lo que ocurre es la alternancia de un código a otro. Asimismo, su empleo en préstamos generalizados o nombres de marcas hace que no se exija un conocimiento de dichas lenguas por parte de los receptores, a diferencia de los pocos casos en que se emplean para nombrar el establecimiento.
6.2. Lenguas indígenas
En cuanto a las lenguas indígenas, en el paisaje lingüístico encontramos dos de ellas: náhuatl y totonaco. Estas aparecen en el ámbito comercial, gubernamental y educativo.
Al ser la lengua del imperio azteca, el náhuatl se difundió por amplias zonas del país, siendo el pueblo totonaco dominado por los aztecas (cfr. supra). Su presencia se ve reflejada ante todo en la toponimia: la gran mayoría de los usos que encontramos de esta lengua en el paisaje visible se refieren a nombres de lugares. En primera instancia, el nombre mismo del pueblo Huehuetla; enseguida aparecen otros sitios: Zacapoaxtla, Tlatlauquitepec, San Andrés Coyutla, Ocotlan, denominaciones que pueden retomarse para nombrar un establecimiento (cfr. Imagen 4). Asimismo, dicha lengua se traslada también al gentilicio: huehuetleco, y aparece en un apellido: Toxqui. El empleo del náhuatl no implica, pues, un conocimiento de la lengua, en cuanto tales nombres son empleados también por los no nahua-hablantes.
Imagen 4. Texto con toponimia náhuatl
El caso del totonaco es más variado. Lo encontramos de nuevo en la toponimia: Pullanichuchut, Xonalpu, Kuwikchuchut, y en el gentilicio y nombre de la lengua: totonaco, que puede considerarse un préstamo integrado al español. No obstante, a diferencia del náhuatl, esta lengua también aparece en otros contextos.
En primera instancia, la encontramos dentro de una referencia metalingüística al explicarse el significado etimológico de la palabra tutunakú, en un cartel con información turística.
Asimismo, es empleada para dar nombre a los establecimientos, sean de carácter público o privado: Mercado Mpal. “El Totonacapan” (‘lugar de los totonacos’), Sombrerería Kin Kakiwin (‘nuestro monte’), Hotel Kachikin Tutunakú (‘pueblo totonaco’). En ninguno de los casos el letrero ofrece una traducción, lo que no sorprende demasiado al tratarse del nombre del establecimiento, pero sí dan por sentado que el receptor conoce la lengua. Son 4 establecimientos los que presentan ese tipo de letreros. Un caso más en el que no se provee de una traducción corresponde a una señal informativa en la que se lee Xtiji CDI Jaime Torres Bodet, acompañado del dibujo de una flecha. La palabra tiji significa ‘camino’ y permite indicar que la CDI y la escuela Jaime Torres Bodet se ubican en esa dirección, esto es, xtiji verbaliza el significado de la flecha (algo que no suele ocurrir en las señales de ese tipo escritas en español).
Finalmente, tenemos una serie de textos propiamente bilingües en cuanto se da una traducción del mismo mensaje en español y totonaco. En el ámbito comercial, solo registramos una tienda con un letrero de ese tipo: en la parte superior se lee Tortillería Ley, mientras que en los toldos que protegen las ventanas se ofrece la traducción en totonaco, repitiendo la leyenda. Entre ellos, hay diferencias ortográficas, lo que revela la inestabilidad en cuanto a cómo escribir la lengua:5 NIKU TLAHUAKAN CHU LIMAPAKGSIN XALAKAKIWIN y niku tlaukan chu Limapakgsin xlakakiwin, que significa literalmente ‘donde se hace tortilla Ley del monte’. En la versión totonaca tan solo se añade un significado cultural, implícito en la versión en español: que se trata de la ley ‘del monte’ (cfr. Imagen 5).
Imagen 5. Exterior de la Tortillería Ley con traducción al totonaco
En el ámbito educativo, encontramos el letrero del CESIK, institución que fue fundada durante el periodo del llamado “gobierno indígena”, esto es, cuando la OIT regía el municipio. En este caso, primeramente, aparece el texto en totonaco y debajo aparece en español: KGOYOM PUKGALHTAWAKGA XLA XA TALHMAN XA KGASIYA TAKATSIN, CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES INDÍGENAS KGOYOM. Queda sin traducción el término Kgoyom, que corresponde al nombre que recibía la región en lengua totonaca (pues, como hemos señalado, Huehuetla proviene del náhuatl).
En el ámbito gubernamental, intervienen diversos agentes. Los textos correspondientes a establecimientos de alcance nacional y que, por tanto, tienen carácter federal, aparecen todos ellos en español (CFE, Diconsa). La presencia del totonaco se observa a nivel municipal. Con un mayor grado de institucionalización, está el nombre del Juzgado Indígena, que aparece tanto en español como en totonaco (Puchiwuin Limaxcanin). Enseguida encontramos una serie de señales informativas relacionadas con la vialidad y los servicios públicos, como la ya mencionada de Xtiji CDI, u otras relativas a la parada o terminal del transporte. Estas señales fueron pintadas sobre tablones de madera y colocadas en postes y en su mayoría presentan la misma información en los dos idiomas. Todas ellas fueron instaladas en noviembre de 2018 como parte de un proyecto realizado por convenio entre el gobierno municipal y la Universidad Intercultural del Estado de Puebla (Juárez Esteban 2017; Ruiz Velasco et al. 2018), de manera que en el caso de estos textos, además de las autoridades gubernamentales, interviene una institución educativa que busca promover el uso de las lenguas indígenas con el apoyo de profesores y alumnos (cfr. Imagen 6).6 Finalmente, se registró un mural realizado en 2016 por actores comunitarios con la leyenda arriba Akgtum kachikin nima lakgapasa xtakilhsukut ni akxniku katilakgsputlh, y su traducción abajo en la esquina Un pueblo que se identifica con su cultura es un pueblo invencible. En la pintura quedaban representados elementos de la cultura totonaca (cfr. Imagen 7 y 8). A pesar de ser un mural comunitario, estaba ubicado en la pared lateral del Palacio municipal; de ahí que lo consideremos como propio del ámbito gubernamental. Tenemos aquí, pues, otro tipo de agente que actúa en colaboración con el gobierno.7
Imagen 6. Señal de tránsito totonaco-español
Imagen 7. Mural comunitario totonaco-español
Imagen 8. Leyenda en español en el mural comunitario
En consonancia con los hallazgos de Macalister (2010) para el maorí en Nueva Zelanda, salvo los casos relativos a la toponimia y el préstamo “totonaco”, esta lengua es empleada por actores locales. Sin embargo, a diferencia de sus resultados, no se trata solo de señales no oficiales, sino que en el totonaco de Huehuetla se da una colaboración de actores comunitarios con el gobierno, de manera que también aparece en señales o espacios oficiales. No se sabe qué tanto se mantenga este tipo de colaboración. Otra diferencia con respecto a los resultados de Macalister se refiere al criterio de la permanencia de los textos. En el caso del maorí, eran señales de carácter temporal, que podían ponerse y quitarse; en el caso del totonaco, se trata de textos con un mayor grado de permanencia al ser hechos de un material más durable, estar pintados directamente sobre el muro o estar fijados de algún modo.8 Finalmente, a semejanza de lo encontrado por Backhaus (2006) y Fernández Juncal (2020:341-342), la traducción mutua entre una y otra lengua en Huehuetla se da preferentemente en aquellas de carácter oficial.
7. Conclusión
El letrero bilingüe que da la bienvenida a los visitantes al pueblo, al igual que los datos demográficos, harían pensar en una mayor presencia del totonaco en el paisaje lingüístico de Huehuetla. No obstante, hemos visto que no es así. El español se encuentra en el 99,42% de los textos y el totonaco solo en el 9,14%. Ello refleja el estatus del español como lengua dominante, y el del totonaco como lengua dominada. Como parte del influjo globalizador, que alcanza incluso zonas rurales como Huehuetla, vemos que el inglés ―otra lengua dominante― aparece en un 15,42%, siendo la lengua extranjera con mayor presencia; en contraste, como parte del anclaje en la región, aparece otra lengua indígena: el náhuatl, en un 11,42% de los textos.
Entre las distintas lenguas empleadas se observa un uso diferenciado. El inglés se da, principalmente, en nombres de marcas comerciales o préstamos lingüísticos en áreas como la técnica y la tecnología o la cultura. Son pocos los establecimientos con un nombre en inglés. En estos casos, como se ha señalado en diversos trabajos, el recurso a esta lengua se relaciona con el considerar que se trata de una lengua de mayor prestigio (cfr. Baumgardner 2006:263; Fernández Juncal 2020:337). El náhuatl, por su parte, se emplea particularmente en la toponimia de poblados cercanos, al tratarse de una región que fue conquistada por los aztecas. En contraste, el totonaco se presenta como la lengua empleada efectivamente por la población al utilizarse en algunos casos sin traducción para nombrar establecimientos, o bien, en textos propiamente bilingües en los que se da una traducción entre el español y el totonaco. Ninguna de las otras lenguas encontradas se emplea en traducciones. Mientras los usos que encontramos de las otras lenguas en su mayoría no presuponen un lector que las hable, los textos en totonaco sí presuponen un lector que conoce la lengua.
Las condiciones propuestas por Spolsky & Cooper explican solo parcialmente el paisaje lingüístico de Huehuetla. No conciernen al uso de las lenguas en nombres (sean de lugares o de marcas) o en préstamos lingüísticos que permiten designar realidades nuevas. Tales fenómenos del contacto de lenguas no implican una competencia en otra lengua más allá de unas cuantas palabras. La tercera condición, por la que se considera que se escriban textos en su propia lengua o en aquella con la que se desea ser identificado, en cambio, sí explica el empleo de las lenguas para nombrar el establecimiento: el comerciante desea que se le identifique con una u otra cultura (el inglés, en los pocos en que se da; el náhuatl o el totonaco). En las señales oficiales dicha condición permite servir a fines políticos: al emplear el totonaco o permitir su uso en espacios públicos, el emisor gubernamental se presenta como si compartiera la identidad totonaca. Por su parte, la segunda condición adquiere tintes particulares en el contexto de lenguas minorizadas con una escritura incipiente. De acuerdo con ella, se trata de escribir en una lengua que los lectores sepan leer. No obstante, en sociedades con una escritura incipiente en su propia lengua es solo una minoría del grupo lingüístico la que ha sido alfabetizada en su lengua materna. Recordemos que en la cabecera municipal de Huehuetla solo hay una escuela bilingüe, de nivel bachillerato, y que la norma ortográfica consensuada no fue presentada sino hasta hace poco. Algo similar ocurre con la primera condición, referente a escribir en una lengua que el propio emisor conozca. Ocurre, sin embargo, que es posible que el emisor conozca la lengua totonaca, pero no sepa cómo escribirla al haber sido alfabetizado únicamente en español. El hecho de que no se esté familiarizado con la escritura en lengua indígena puede explicar el que el porcentaje de textos en totonaco sea tan bajo, así como el hecho de que haya variaciones en cuanto a cómo escribir la lengua. A su vez, se ha señalado que el uso de letreros en estas lenguas puede contribuir a fomentar la literacidad en ellas (Yataco & Córdova-Hernández 2016; Ruiz Velasco et al. 2019). En este sentido, para explicar el paisaje de Huehuetla cabría modificar las dos primeras condiciones: “Escriba señales en una lengua que sepa escribir” y “Prefiera escribir señales en la lengua o lenguas que quiere que sus lectores puedan leer”.
Gran parte de los estudios sobre el paisaje lingüístico se centran en las grandes urbes cosmopolitas, en las que se presupone que conviven diversas lenguas. En este trabajo hemos optado por analizar lo que ocurre en un contexto rural (misma línea en la que ha trabajado Fernández Juncal 2019, 2020) e indígena. Sería de interés ver lo que ocurre en otras regiones en las que se habla una lengua indígena, y determinar qué tanto influyen actores específicos locales en la formación de un paisaje lingüístico multilingüe en lengua indígena. Ya hemos mencionado trabajos que reportan el uso del paisaje lingüístico como una medida para fortalecer las lenguas indígenas por parte de actores específicos. Asimismo, sería de interés observar en qué proporción se hallan presentes tales lenguas en contraposición a otras. Al respecto, el estudio de Pfeiler, Franks & Martín Briceño (1990), sobre los nombres comerciales en una ciudad de origen maya, ofrece datos relevantes. En el caso concreto de Huehuetla, una región rural, la presencia del totonaco se relaciona, en parte, con el quehacer de la UIEP, y es posible que los trabajos de la OIT también hayan influido. Si el planteamiento de Landry & Bourhis (1997) es correcto, un paisaje lingüístico que incluya las lenguas indígenas puede contribuir a revertir actitudes negativas hacia la lengua y, por tanto, evitar el desplazamiento lingüístico.
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Notas
1 Cabe decir que, según una breve mención de Maldonado Goti, durante el llamado ‘gobierno indígena’ el totonaco se estableció como lengua oficial del municipio (2011:491). No son claros, sin embargo, los alcances de tal estatus.
2 Es sabido que el sistema educativo bilingüe mexicano opera con múltiples deficiencias, de manera que sería necesario verificar empíricamente cómo están operando tales escuelas.
3 En los últimos dos años, tan solo dos veces, durante la pandemia por el Covid-19, ha ocurrido que el mensaje se transmita también en totonaco. No se sabe si será una política lingüística que se seguirá implementando en el futuro.
4 A estas se añade una señal del sector turístico, enlistada en la categoría “otro”, al no ser claro en la fotografía cuál es el emisor del letrero, si bien parece tratarse de una colaboración entre el sector gubernamental y el sector privado.
5 Recordemos que la norma del totonaco fue emitida en 2017.
6 Dentro de este proyecto se instaló un total de 15 señales; en el área comprendida dentro de este estudio se contabilizaron 4.
7 Sin embargo, en los trabajos de renovación del edificio, realizados de finales de 2019 a comienzos de 2020, dicho mural desapareció.
8 Eso no quiere decir que no puedan desaparecer, cfr. nota previa.
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